lunes, 28 de diciembre de 2009

Rayos y centellas

Acá se ven varios novillos muertos pero por otra causa distinta a la del cuento de hoy

¡Rayos y centellas! Solía juramentar Robin, el incondicional amigo y colaborador de Batman. Y en estos días de tormentas inesperadas, lluvias descontroladas y granizos destructores, me acordé de un caso muy grave en el que me tocó participar hace algunos años.
En nuestra zona, no sé si por tener gran cantidad de sierras alrededor, o porque sí nomás, suele haber muchos accidentes con animales provocados por rayos o centellas. Los rayos suelen caer sobre un punto determinado afectando los animales que estén cerca, mientras que las centellas se desplazan sobre la superficie haciendo bastante mas daño.
Ese 1º de enero estaba en Necochea recién despertando de una noche de 31 con fiesta y algunos excesos, cuando sonó el teléfono en casa de mi familia. Me pedían que viniera urgente a San Manuel porque en el campo "La Chila", encontraron montones de animales muertos, y querían saber la causa.
A las dos horas estaba como un soldadito en el lugar y me enfrenté con un panorama tétrico. Todo sucedió en un potrero de alrededor de 40 has de rastrojo de trigo recién trillado, y con un molino cercado con alambre, en el medio. Allí tenían unos 90 novillos Angus que habían recorrido por última vez en la tarde del 31. Estaban en perfectas condiciones.
Menos de 24 horas después había ¡32 muertos! distribuidos en todo el perímetro del lote, separados entre sí por distancias variables de 30 a 150 metros, y alejados casi todos unos 20 metros del alambrado. Lo mismo pasó con 3 o 4 muertos que quedaron rodeando el molino.
Lo extraordinario fué que encontré casi la mitad de los muertos echados en una posición normal de descanso (algunos hasta con la cabeza levantada como rumiando) y el resto en la clásica posición de costado en que suelen morir. Parecía que la parca los había sorprendido. Que la cosa fué tan fulminate y rápida, que no les dió tiempo a agruparse dando la cola a las tormentas como suelen hacer.
Los casi 60 que quedaron vivos estaban bien. Solo se los notaba algo mas excitados que lo normal porque cuando llegamos en el auto se juntaron, y se largaron a correr un buen rato. Las necropsias no mostraron lesiones macroscópicas destacables. Solo encontré areas congestivo-hemorrágicas en el subcutaneo de la zona espinal. Desde la cabeza hasta la cola. Despues fuimos viendo en las varillas del alambrado, que los agujeros por donde pasa el alambre estaban quemados en muchos casos, y había otras partidas recientemente. A esto se sumó que la gente del campo contó que alrededor de las 0.30 hs, y mientras todavía estaban brindando, se oyó una explosión extraordinaria que hizo temblar los vidrios.
¡Listo! Quedó claro que el asunto fué provocado por una centella, así que reuní la enorme cantidad de datos que había recolectado, e hice un prolijo informe para la Dirección de Agrometeorología provincial, al tiempo que les pedía todos los detalles posibles sobre estos fenómenos.
Han pasado varios años desde entonces y todavía no me han contestado. Creo que ya no lo harán. Seguramente estos casos no les resultarán interesantes o tienen tantos datos que no supieron como enviarlos.

domingo, 27 de diciembre de 2009

Terminando el año

Una escena del Nacimiento... ¡Que emoción!


Algunos de los chicos que hicieron "Martita la vivita"

Parte del elenco de "El novio de la nena"

Y en este espacio interfiestas, y habiendo recuperado mi PC casi muerta que me incomunicó durante varios días, quiero dejarles un saludo enorme a todos los que han pasado por estos torpes escritos desde que me largué un 25 de mayo.
Este último mes de diciembre fué especialmente movido y emocionante. Hubo mucho trabajo en el campo y con las mascotas del pueblo, y además, tuve que terminar de dar forma y presentar una obra de teatro con los ancianos del Asilo en Tandil, otra en una escuelita rural de la zona, otra ya tradicional con los chicos que terminan el secundario y por fin una representación del nacimiento de Jesus en la noche del 23. Fueron muchas cosas juntas, gente que actuó, ayudó y alentó a la que agradezco enormemente, detalles que resolver, textos que pulir, musica que seleccionar y movidas que organizar.
Por suerte (y en esto vá un poco la suerte también) todo salió bastante bien. Es muy gratificante regalar buenos momentos a cambio de agradecimiento.
¿Será eso el espíritu amateur? Ja Ja
Ojalá el 2010 sea tan bueno como este que se vá.




viernes, 18 de diciembre de 2009

Protón no se calienta

Ayer despues de mediodía salí a correr por el cerro. Me acompañó mi perro, Protón Mercurio (le decimos Protón). Al volver me senté un rato a la sombra en el lugar de los frutales y Protón se tiró al lado para desagitarse.
-¡Se termina el año!- Dije. Pensando en voz alta
-La que nos espera para 2010. Hoy escuchaba los noticieros en la radio y hay una especie de locura general. De todos contra todos. Gobierno, oposición, sindicatos, periodistas, piqueteros, sequía, falta de hacienda, inflación-
Protón me miraba callado. Se vé que no le importaba nada.
-Y esto sin contar los imponderables, porque no se si sabrás, por ser perro, que en este país nunca podés hacer previsiones mas allá de unos pocos meses, porque te cambian las reglas de juego cuando quieren-
Y así estuve un rato monologando debajo del ciruelo, hasta que Proton, podrido de la perorata me cortó diciendo: -¿Mañana vamos de nuevo?-
-¡Y sí!- Le dije
-¡Bueno!- Contestó. Y se paró para ir un rato a lo de la vecina que suele darle de comer.
Se vé que el pobre no tiene visión de futuro como nosotros. Solo se calienta por el día a día.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

El grillo cojo


Los pisos de mi casa son blancos, así que enseguida lo ví cuando apareció. Es un grillo muy grande. Estaba estacionado cerca de la heladera una noche en que me tomaba una cerveza y miraba algo en la tele. Me acerqué despacito y descubrí que le faltaba una de las patas grandes de atras ¡Uh! Pensé. El pobre no debe poder "cantar" sin esa pata. Sabido es que hacen su dulce sonido frotando esas patas contra las rasposas alas.
Como dicen que matarlos trae mala suerte siempre los levanto y los tiro en el patio, pero este pobre inválido me dió lástima y lo deje.
A los dos días me estaba mirando en el baño mientras me afeitaba. Y como estoy solo me animé a preguntarle: -¿Estas jodido loco? ¿Como perdiste la pata?-
Pero no me contestó. Y ahí anda por la casa.
Tal vez sea el culpable de las cosas buenas que me han pasado en estos días, así que les recomiendo que si encuentran un grillo cojo en sus casas no lo maten ni lo expulsen. Puede cambiarles la vida.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Lugano en el bar "La cigueña"

Y les contaba antes que...
En un impulso loco, Lugano se largo a correr por lo pasillos de la terminal de Córdoba, antes de que los otros dos policías pudieran reaccionar. Salió a la calle y se perdió en la marea del centro de la ciudad.
Y a partir de ahí, viajó como un fugitivo. Sin documentos, hizo un tramo a dedo hasta Santiago del Estero y luego volvió a tomar un colectivo para llegar finalmente a Corrientes. Buscó una dirección que llevaba anotada en un papelito y al tocar la puerta, lo atendió la tía de las chicas. Preguntó por Alicia y la buena mujer, desconfiando del aspecto de Lugano, sucio y barbudo, al principio no quiso hablar. Solo cuando explicó quien era y porqué estaba ahí, ella lo dejo entrar y le contó lo que había pasado en esos meses. Alicia volvió a Corrientes despues de la desaparición de Lugano en Tandil, y juró encontrar a su hermana antes de que naciera el bebé. Ya su madre se había ido siguiendo una pista hasta Asunción del Paraguay, desde donde llamó a la tía contandole que Marina había sido secuestrada por una red de tratantes de blancas y que estaba prisionera en el Bar "La cigueña" sobre uno de los accesos a la Capital. Esa misma noche pensaba ir al lugar y tratar de sacar a su hija. Desgraciadamente nunca mas se supo de ella, así que Alicia, con esos pocos datos, partió para Asunción. Pero desde hacía mas de un mes que la tía no tenía noticias de ella tampoco.
Y allá fué Lugano sin pensarlo mas. Llegó a la noche del día siguiente. Tomó una habitación en una pensión sucia y maloliente cerca del bar donde podían estar las chicas, y alrededor de las 12 de la noche, se fué caminando entre las sombras. El boliche estaba al costado de la ruta. Unos farolitos rojos indicaban las actividades del lugar. Al entrar se encontró con un gigantón de feo aspecto que lo miró con cara de vaca estúpida. En su cintura se adivinaba la culata de un revolver.
Lugano fué hasta la barra y pidió un whisky. Las chicas andaban entretenidas con otros clientes. Un camionero bailaba una cumbia, solo, en el medio de la pista improvisada, y el resto conversaba, se reía y se manosaba en el comercio de caricias. De a poco se acostumbró a la media luz. Pero ni Marina ni Alicia se veían. Estuvo casi dos horas, rechazando cada tanto los avances de las empleadas, que viendo el aspecto harapiento del muchacho no insistían demasiado. Y cuando ya estaba por irse, apareció Marina desde una de las piecitas del fondo. Venía de hacer un servicio. Estaba mucho mas flaca. Aunque toda pintada, no podía disimular las enormes ojeras y la mirada tristísima. Lugano esperó un rato y por fin la llamó. Ella fué de mala gana hasta la barra y se sentó -¿Que tomás?- Le preguntó él. -¡Servime un whisky Mario!- Dijo ella al empleado de la barra. No había reconocido a Lugano. Ambos miraban sus vasos y seguían sin hablar. De pronto Lugano se decidió
-¡No dígas nada!- Soy Lugano. Ella se dió vuelta de repente y casi grita.
-Nó! ¡Nó! ¡Que no sepan que te conozco! ¿Podés salir?-
-¡Que voy a salir! Me tienen acá encerrada en un sotano y solo salgo a la noche para trabajar-
-¿Y Alicia?-
-También está abajo. Ha estado mal desde que perdió su embarazo. Estas bestias la obligaban a trabajar, y ella no dijo nada hasta que tuvo un aborto espontáneo-
Las lágrimas empapaban la barba de Lugano pensando en Alicia y tuvo que esforzarse para no salir corriendo a buscarla.
-¡Esta bien!- Dijo -Mañana las voy a sacar. Decile a Alicia que esté preparada. Yo voy a venir como a las dos de la mañana con un auto y vamos a escaparnos de este lugar-
-¡Como vos digas Lugano! A mi no me importa morirme en el intento. No aguanto mas-
Continuará




domingo, 6 de diciembre de 2009

Las crestas de gallo


En esos años trabajaba como Asesor Técnico en una empresa grande del pueblo. Llegué del campo a la tardecita y Laureano, al que apodaban "el jefe" porque en sus años mozos había sido jefe de estación, me dice: -¡Spinelli! Ahí lo está esperando Lisandro. Dice que quiere hablar con usted-
-¿Como andás Lisandro? ¿Que te anda pasando?- Le pregunté
-¿Que tal hermanaco? ¿Puedo hablar una cosita con vos?
-¡Sí! ¡Pasá!- Y entré primero en la oficina todoterreno que tenía en aquel lugar. Allí había un escritorio y una mesada con pileta, donde hacía los análisis y lavaba el intrumental.
-¡Permiso!- Dijo Lisandro, y al entrar cerró con cuidado la puerta, mientras yo ponía el balde con jeringas usadas y remedios empezados sobre la mesada, y empezaba la rutina de la higiene.
-¡Que calor Lisandro! ¿Anduviste en el campo? Le pregunté de espaldas mientras hacía mi tarea.
-¡Nó!- Dijo él -Te estuve esperando porque te quería mostrar esto-
-¿Que cosa? Pregunté mientras me daba vuelta y ¡Que sorpresón!... Lisandro se había desprendido la bragueta y había depositado el instrumento de hacer pis sobre un costado del escritorio.
-¿Que hacés?- Dije a punto de defecarme de risa cuando ví lo que pasaba. El pobre tenía la herramienta llena de una especie de verrugones del tamaño de nueces y se la miraba lastimosamente -¡Guardá esa porquería!-
-¡No te enojés! Lo que pasa es que como vos curás verrugas, pensé que por ahí me podías arreglar esto-
-¡Nó Lisandro! Dejate de joder ¿Como te voy a arreglar eso? Mas vale andá a ver al médico-
-¡Es que me dá verguenza!- Contestó muy triste -Pero voy a tener que ir nomás, esto de las crestas de gallo me tiene podrido-
Despues que se fué me quedé pensando por que será que me tienen confianza para estas cosas siendo que solo soy un curador de animales

jueves, 3 de diciembre de 2009

¡No le aflojés del todo!

Nemesio Gimenez se crió en el campo cerca de la estación San José, en los pagos de La Dulce. Igual que su padre, aprendió de chico a trabajar con animales. Salió buen jinete y pacienzudo para amansar caballos. Además, se mostró despierto para trabajar de ayudante en la cabaña, así que el encargado enseguida le puso el ojo encima, para dejarlo con los toros del plantel en cuanto tuviera la edad.
Se educó en la escuela agraria de Lobería, y el viaje mas largo que hizo fué un fin de semana a Necochea para conocer el mar y la playa, del que volvió quemado como una brasa.
En cuanto entró a trabajar como empleado permanente en la cabaña, se destaco por el buen trato con los toros y aprendió muy rápido los secretos del oficio al lado de Juan Verón, el viejo cabañero de la estancia.
Los toros y vacas para Palermo ese año estaban mejor que nunca. Había muy buenas expectativas, pero desgraciadamente, unos días antes de salir, Verón se quebró un tobillo trabajando en la manga y tuvieron que meterlo a Nemesio en el viaje a Buenos Aires.
Todo fué nuevo para él. Quedó deslumbrado en la gran ciudad. Todos los días iba hasta Palermo en subte, y a la tardecita se volvía a la pensión en colectivo "para ir conociendo" como él decía. Los 25 días se le pasaron volando entre trabajos, descubrimientos y miradas interminables a las promotoras de la Rural.
Le tocó volver por El Pampa, una empresa de colectivos que ya no existe.
Y Nemesio venía agrandado. Cuando estaban llegando al monte de la estancia se paro al lado del colectivero y le dijo: -¡No le aflojés del todo porque estoy baqueano!-
El hombre lo miró con cara de aburrido y le dijo -¡Está bién!- Así que casi sobre el caminito de acceso redujo la marcha, bajo dos ruedas a la banquina y se deslizó abriendo la puerta.
-¡Chau hermano!- Le grito Nemesio y se tiró.
El revoleo de alpargatas, sombrero y bolsos fué tan grande, que al colectivero le dió lastima, paró definitivamente, y corrió junto con algunos pasajeros a auxiliarlo. Cuando llegaron Nemesio ya estaba juntando sus cosas y les dijo muy seguro: ¡Que ojete! ¡Me resbalé!

miércoles, 2 de diciembre de 2009

El toro ciego

Según me dijeron por teléfono, tenían un toro que estaba "raro". Casi no se movía, con lo que no podían llevarlo a la manga para revisar y además, estaba ciego.
-¿Y desde cuando está así?- Le pregunté a Osvaldo, el encargado.
-¡Y! ¡No sé! Hará unos 3 o 4 días. La macana es que va a tener que revisarlo en el potrero porque no hay forma de encerrarlo-
-¡No hay problema! ¡Algo vamos a hacer!- Y calculando que no iba a ser tan dificil agarrarlo, cargué las cosas en la camioneta -¿Vamos chicos?- Les dije a Juan y a Rodrigo que estaban jugando en la vereda y tendrían en ese entonces unos 10 años -¡Siii!- Gritaron contentos. Y salimos.
Llegué a la estancia. Osvaldo nos esperaba en la puerta del galpón, y nos acompañó hasta el potrerito de campo natural muy pelado donde estaba el toro. No había árboles, desniveles ni matorrales en todo el cuadro. Solo pasto corto y el toro inmovil a unos 200 metros de la tranquera. Era un enorme animal Angus colorado que en verdad tenía muy mal aspecto. Estaba indiferente, como dormido. Por las dudas dejé la camioneta en la tranquera y ahí quedaron Osvaldo y los chicos esperando. Armé el lazo y caminé decidido hacia la bestia ciega. Me arrime por detras, y del costado nomás, le hice un bonito tiro de lazo. Cuando el tipo sintió la soga en el cogote dió vuelta la cabeza y ahí lo supe... ¡No estaba ciego! Me encaró decidido y yo corrí, con la agilidad y presteza que dá el susto, siempre teniendo la presilla en la mano. Por suerte hizo una carrerita de unos 30 metros y se paró.
-¡Ajá!- Pensé yo -Este tipo esta tan jodido que no me vá a alcanzar- Y entonces empecé a trotar alrededor para "enredarlo" con la cuerda. Esto es hacer que le queden las patas con una vuelta de lazo haciendo que se caiga. En eso estaba cuando el colorado sintió que le tocaba los garrones y ahí sí, se me vino decidido a eliminarme. Yo corrí todo lo que pude, pero el arrancón de un toro es muy rápido, y pronto me alcanzó, me topó a la altura de la cadera, me despidió para adelante y cuando caí me pasó enterito por encima.
Como siempre tengo suerte en estos trances, el toro no era aspudo, no me dió ningún pisotón triturador y además, siguió corriendo sin entretenerse conmigo. Despues me acuerdo de ver a Osvaldo que venía corriendo a ayudarme y gritaba ¡Lo mató! ¡Lo mató!
Lo que tenía el toro y de como logramos sacarle el lazo del cogote, es tema para otro relato.

sábado, 28 de noviembre de 2009

El vuelo del superheroe

La calidad de la foto no es la mejor, pero allí se lo vé claramente
a nuestro heroe.
Hace varios años que dirijo a los chicos que terminan el colegio secundario, en una obra de teatro que presentan en la fiesta de fin de curso. Han salido trabajos increíblemente buenos teniendo en cuenta que la gran mayoría jamas pisó las tablas, y también, van quedando cuentos de antología.
Hubo un tiempo en que intenté hacer cosas especiales con ellos aprovechando su agilidad y disposición, así que en una obra en que aparecía un personaje tipo Superman del subdesarrollo, se me ocurrió que irrumpiera volando colgado de una soga. La idea era que de pronto, cruzara el ancho del escenario gritando, agarrado de una cuerda que ataríamos en una viga del techo.
Como siempre andamos ajustados con los tiempos de los ensayos porque en esos días los egresados andan con mil cosas que los distraen, la escena del salto del superheroe fué quedando en un borrador. Solo lo habíamos hablado con Matías y me dijo que no había problemas, que él se animaba y que saldría bien. En el ensayo general de la tarde previa al debut, cuando probamos luz y sonido, Matías saltó, y pudimos ver como cruzaba volando elegantemente el escenario para caer entre bambalinas del otro lado. -¡Barbaro!- Le dije -Si te sale así, vá a estar muy bien-
Esa noche se cambiaron y prepararon. Los nervios del debut flotaban en el aire. Los chicos se animaban con chistes, gritos y empujones en el vestaurio impregnado de olores varios, mientras se iban maquillando. Antes de empezar, Matías se subió a lo mas alto de la escalera que estaba apoyada sobre una pared lateral, fuera de la vista del público, y probó la tensión de la cuerda con algunos tirones.
Anunciaron la obra y de pronto, la magia de siempre. Los actores empezaron a contar otra historia, mientras el público se enganchaba cada vez mas con risas y comentarios.
Hasta que llegó el momento de la entrada del heroe enmascarado. Y se vé que Matías había juntado tanta adrenalina, que saltó con una fuerza increíble, pasó el ancho del escenario tal como tenía que ser, pero al llegar al otro lado, chocó de cabeza contra la pared y cayo de espaldas sobre el escenario de madera con gran estrépito. La gente solo sintió el ruido, pero no vió lo que había pasado. Se hizo un gran silencio que de pronto se convirtió en un cerrado aplauso y ovación, cuando el superheroe apareció medio maltrecho y con la máscara ladeada diciendo sus palabras de presentación.
¡Así es el teatro!

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Tractorista mal dormido


El 31 de diciembre cenamos en familia y despues nos metimos en la procesión de muchachones, muchachitas y gente un poco mayor con rumbo hacia la Villa, en Necochea. La recorrida por los boliches y los tragos interminables fueron un buen comienzo de año, pero como a las 7 de la mañana tuve que volver a casa, cambiarme, y salir a dedo para el campo cerca de Santamarina, donde estaba trabajando de tractorista en la cosecha.
El solcito de la mañana empezó a apretar mi cerebro que llevaba mas de un día sin dormir y al cuerpo castigado por los excesos.
Llegué al campo y enseguida el ruso Julián, un hombrón de casi dos metros de alto y peso incalculable, me mandó a llevar un sinfín desde el campamento donde estaban las dos casillas hasta los silos.
Tenía que pasar por una larga avenida con enormes plantas de eucaliptos a los costados. Enganché el aparato y me subí al Fiat 780. Salí despacio y tomé el camino en 2ª. El ronroneo del tractor y las sacudidas suaves me adormecieron, pero seguí resistiendo firme agarrado al volante. Llegué frente a la tranquera que estaba sobre la izquierda de la avenida. ¡Uh! ¡Que suerte! Me acuerdo que pensé ¡Está abierta! Y casi sin aflojar la marcha, doblé decidido.
El tractor pasó entre las tres filas de árboles y atravesó limpiamente el hueco de la tranquera, pero el sinfín bandido, pasó entre las plantas pero fué a dar con su rueda justamente contra un poste.
Fué casi simultaneo. Apenas pasó el tractor me dí vuelta para ver el horrible espectáculo. El sinfín, al chocar contra el palo se había levantado en el aire y allí estaba suspendido, unido al tractor por el enganche, hasta que con un crujido enorme...¡Se partió en dos!
¡Ay mamita! ¡Que momento! Paré el tractor y me senté sobre los pedazos a esperar que viniera el ruso. Yo tenía 17 años y estaba convencido que el tipo me iba a golpear, tal vez no hasta matarme para no ir preso, pero que me iba a masacrar era seguro.
Al rato sentí la camioneta que venía y el corazón se me paralizó. Ya el sueño era un recuerdo. Solo quedaba el cagazo.
Increiblemente el ruso se bajó, empezó a rodear los despojos sin decir una palabra, pateó los fierros rotos, y de pronto se volvió a subir a la camioneta y se fué a los piques a conseguir otro sinfín en Santamarina.
Y nunca mas me dijo nada. Ni siquiera cuando todos empezamos a desfilar por el escritorio al final de la cosecha para cobrar. Los de mi categoría salían con casi $ 1000 en el bolsillo. Cuando me tocó a mí me dió dos billetes de $ 50 y mirandome fijo me preguntó: -¿Está conforme Spinelli?-
-¡Si señor!- Le contesté.
Y fué así que nunca mas me dió trabajo ese buen hombre y que yo anduve seco unos cuantos meses por mi descuido.

martes, 24 de noviembre de 2009

Despues de tres años volvió Lugano

Les contaba antes que...
Siempre metido al medio, tuve que viajar a Tandil para sacar a Alicia de prisión y la ayudé a preparar su viaje de regreso a Corrientes ya que Lugano no daba señales de vida, mientras tanto, Susana desapareció ese día y tampoco supe de ella por mucho tiempo.
Fueron meses muy movidos los que pasé con Lugano cerca. Pero de a poco fuí volviendo a mi ritmo normal de trabajo. Llegaron otros residentes, y la historia novelesca de Brondi fué quedando en segundo plano.
Pasaron tres años de vida. Lluvias, soles, trabajos, teatro, hijos y familia.
Una mañana voy a buscar una encomienda a la Estación de Servicio donde aterriza el Río Paraná, y al salir con la caja, un tipo me llamó. Cuando me doy vuelta para mirarlo, me encontré con una persona con una inmensa barba, ropa muy sucia y desprolija, anteojos negros y un bolso raído, llevando una nena de la mano. Nunca lo había visto. Me acerqué a saludarlo y cuando se sacó los anteojos lo reconocí.
-¿Lugano? ¿Sos Lugano Brondi?-
-¡Sí!- Dijo intentando sonreir -¿Tanto cambié que ya no me conocés Jorge?-
Yo no podía salir de mi asombro. Estaba casi pelado por completo, una enorme cicatriz le cruzaba la cara desde la frente hasta la pera, pasando por la órbita vacía del ojo derecho. Seguramente se había dejado la barba en un intento por cubrir en algo tan enorme huella.
-¿Y esta nena?- Le pregunte mientras le daba unos caramelos. Parecía muy desconfiada. Estaba como ausente.
-¡Es mi hija Marina! La que estuvo en la veterinaria aquel día con Susana Alegre. Lo que pasa es que ahora esta a cargo mío porque la mamá se fué al cielo y nos mira desde una estrellita. ¿No es cierto Marina?- Dijo Lugano con ternura. La chiquita no contestó. -¡No hay caso Jorge! Quedó conmigo hace ya tres meses y no hemos logrado que hable una sola palabra-
Tenía mil preguntas para hacer. Lo de la nena, Alicia y el embarazo con el que se fué de San Manuel, el misterio de aquella enorme cicatriz, pero entendí que lo mejor era volver a cobijar a aquel muchacho que parecía cargar una cruz mas pesada y grande que el resto de nosotros.
Armamos el sucucho para que pudieran estar cómodos, y esa noche nos hicimos una tallarinada. Mientras cenábamos con algunos vinitos, Lugano empezo a dejar caer algunas historias. Despues de estar en Neuquén unos tres meses hasta sentirse mas seguro, decidió viajar a Corrientes a buscar a Alicia. Creía que la pobre había vuelto a su ciudad. Con unos pesos prestados por su amigo se tomó un micro a Cordoba. Al llegar a la Terminal, se encontró con un control policial que le pidió documentos. El tipo miró su DNI un rato largo y le dijo secamente: -¡Espere acá!- Lugano sintió renacer el pánico de los primeros días de su huida. En un impulso loco se largo a correr por lo pasillos de la terminal antes de que los otros dos policías pudieran reaccionar. Salió a la calle y se perdió en la marea del centro de la ciudad.
Continuará...

sábado, 21 de noviembre de 2009

Jinete al suelo

-¡Listo! ¡Ya está! Ahora tenemos que seguir el tratamiento con antibióticos durante tres días- Dijo el profesor al terminar de atender un lindo potro bayo. Los casi 50 alumnos que lo rodeabamos mientras hacía el trabajo y explicaba los pasos, nos retiramos un poco antes de que lo largaran. Lo habíamos volteado en un sector de pasto muy corto debajo de un enorme álamo. Estabamos en la antigua chacra de la Facultad. Un campito muy quebrado cerca de Tandil.
De pronto se me ocurrió que era buena ocasión para probarme en la monta y se los pedí antes de que se parara. El animal se enderezó y yo ya estaba sobre él, bien agarrado de las largas crines. Se paró con algo de trabajo y se detuvo un instante mirando alrededor a mis compañeros. Como para animarlo un poco, y creyendo que no iba a reaccionar muy fuerte, me tiré para atras y le hundí los talones en el costillar...¡Y ahí sí!...
¡Ay mamita! El bicho dió un salto tremendo y abriendose paso entre el corrillo de muchachotes que se reían como locos, enderezó para un bajo del potrero del fondo, donde corriá un hilo de agua de manantial. Iba tirando saltos y tratando de desacomodarme. Yo en esos años no era ningún flojo para el caballo, así que lo fuí aguantando. Pero como dice el refrán: "Todo lo que sube baja", y llegados el potro y yó al pedregal, el bandido se paró de golpe y me despidió como él quería. Aterricé apoyando justamente parte de la cara y una mano contra las piedras.
Como el orgullo siempre es mas fuerte, me paré en el acto y al darme vuelta, ví un montón de guardapolvos blancos que corrían hacia mí.
-¿Te quebraste? ¿Te lastimaste?- Preguntaban ansiosos algunos, y otros solo se reían.
-¡Pero que me vá a hacer ese potro flaco!- Dije como con desprecio.
Al día siguiente aparecí en la Facultad con un yeso en la muñeca izquierda y la cara deformada por el golpe. Pero como todo tiene su lado bueno, yo que soy zurdo, tuve que aprender a escribir con la mano derecha en los dos meses que tuve puesto el yeso.
¡Cosas que pasan a los vivos! Dicen en el campo.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Ingenio perruno


Ese campo es mucho mas largo que ancho. Para llegar al fondo hay que pasar como diez tranqueras y dos sierras. El paisaje es increíble.
Se había muerto una vaca en uno de los potreros mas retirados y allá fuimos a revisarla.
Llegamos con el encargado y me fuí preparando para el trabajo. En eso estaba cuando apareció corriendo "Vizcacha", una perrita amarilla muy activa que siempre anda metida al medio. En esos días estaba parida, así que la ubre bien llena de leche tibia, le molestaba un poco para moverse.
Mientras yo hacía la necropsia, Ramón le sacó unos pedazos de carne del cuarto, y se los tiró para mantenerla entretenida.
Nosotros conversabamos y Vizcacha comía. Se trago unos cuantos bocados casi sin masticar, hasta que la panza redonda le quedó parecida a un globo de cumpleaños. Terminamos todo el trabajo, cargamos las cosas y pegamos la vuelta hacia la casa. Allá bajé a lavarme y mientras se calentaba el agua para el mate, llego de vuelta la pobre perra. Venía muy cansada. Respirando trabajosamente con la boca abierta y llena de babas. Enseguida salieron a recibirla seis cachorros juguetones y entonces la sorpresa. Vizcacha se estiró en el pasto, con las patas hacia atras, en una pose muy común en los perros, y de pronto empezó a dar vueltas. Rodaba ligero por el pasto, hasta que de golpe se paró frente a sus chicos y dando unas fuertes arcadas, fué depositando en el suelo los pedazos de carne de la vaca muerta.
Los cachorros, locos de alegría con el manjar, se pusieron a comer atropellándose mientras ella, mas tranquila, se recuperaba de la carrera, sentada un poco mas lejos y mirándolos con indiferencia.
Yo pensaba...¿Los que trabajan de "mulas" transportando en la panza algunas sustancias a traves de las fronteras habran sacado la idea de estas conductas perrunas? Debe ser así ¿Nó? Porque no creo que Vizcacha haya sido adiestrada por una "mula"

martes, 17 de noviembre de 2009

Yo corto orejas...¿Y que?

Hace un tiempo entré a curiosear en un foro de veterinarios dedicados a los pequeños animales. Justo tocaban el tema del corte de orejas y parece que esto crea una división irreconciliable entre ellos. Los mas "humanistas" decían que es muy triste mutilar animales solo porque se nos ocurre, y el resto alegaba que el corte de orejas es lo mas suave que le hacen los humanos a los animales y que además, se realiza siguiendo estrictos protocolos quirurgicos que minimizan el dolor y el sufrimiento.
En mi caso, el grueso del trabajo es con animales grandes, pero por una cuestión de formación, practico la cirugía en todas las especies desde mis épocas estudiantiles.
¿Y habra una gratificación mayor para un cirujano que ver este trabajo de la foto? ¿No quedó buenísimo?
Con respecto a los problemas de conciencia, hasta ahora no tengo ninguno. Como no lo tengo al castrar terneros o potros, o marcar a fuego alguna bestia, o señalar terneros, cerdos o lanares, o descolar con tijeras al rojo a los pequeños corderos.
¡Ah! Y eso que todavía no opiné sobre las corridas de toros.

sábado, 14 de noviembre de 2009

La crisis de Lugano

Y les contaba antes que...
El asunto no me gustó nada. Volví a la veterinaria y le dije a Susana que Lugano estaba en Tandil, que tratara de llamarlo antes de ir para ubicarlo mas facil, y le dí el número de teléfono.
Mientras tanto, Lugano había entrado en una crisis nerviosa. Alicia no entendía y él tampoco podía explicar. Solo golpeaba. Se dió contra las paredes, tiró y rompió las cosas de la habitación del hotel, hasta que el personal, alertado por el desorden, golpeó la puerta pidiendo explicaciones. Allí el muchacho pareció enloquecer. Abrió la ventana y saltó desde el primer piso a la vereda. Se subió en el auto de Alicia y escapó a toda velocidad por la céntrica calle Rodriguez. Al llegar al semáforó de Pinto, y aunque estaba rojo, siguió de largo atropellando a una pobre mujer. No se detuvo. Solo vió por el espejo el cuerpo caído contra el cordón y siguió su carrera. Salió de la ciudad y tomando la ruta 74, dobló para Benito Juarez. No podía pensar. Estaba yendo a Chavez, su ciudad, pero no podía decidir que hacer.
Cuando alcanzó la Ruta 3, algo mas calmado, empezó a armar un plan. Si volvía para Chavez, lo mas probable era que lo encontraran al día siguiente, así que era urgente encontrar algún lugar donde esconderse por un tiempo, hasta poder solucionar algo. Tenía algunos pesos en el bolsillo y se acordó de Manuel, un compañero de estudios de Neuquén, con el que habían compartido la pensión. Estaba seguro de que podría ayudarlo. Esa noche paró en Choele Choel, compró algo de ropa, y al día siguiente siguió el viaje. Su teléfono no había parado de sonar y decidió apagarlo. Llegó a lo de Manuel despues de mediodía. Se abrazaron. Hacía mas de dos años que no se veían. Cuando Lugano le pidió alojamiento, Manuel no dudó. Además, lo invitó a pasar dos días de pesca en un río cerca de Zapala con otra gente. En un momento en que los dos amigos estuvieron lejos del resto, Lugano empezó a contar todo. Manuel sabía de la relación de Susana con Lugano mientras estudiaban, pero nunca se imaginó la verdad de esa historia. Susana en realidad era hija de brasileros y su madre, una afro-americana, hacía ritos vudúes. En un momento en que Lugano decidió terminar con su novia, la madre le hizo un "trabajo" tan fuerte que el pobre muchacho estuvo enfermo varios días, hasta que accedió a volver con la chica. Susana estaba tan loca como la madre. Se le pegó todo el tiempo, y él no veía como escapar de esa relación. Por eso, cuando le ofrecieron trabajo en El Totoral, despues de recibirse, lo aceptó sin dudar, pensando que la distancia terminaría por alejar a las locas de su vida. Alicia había sido un remanso, y su embarazo le dió esperanzas de poder empezar algo bueno por fin.
Ahora estaba desesperado, además, la mujer que atropelló en su huida de Tandil, era otro problema sin solución.
Alicia no supo que pensar. Intentó explicar a la gente del hotel que su novio había enloquecido, pero los destrozos eran muchos y quedó demorada en la comisaría primera; además, cuando avisaron que con un auto de su propiedad habían matado una persona, la detuvieron hasta esclarecer todo.
Siempre metido al medio, tuve que viajar a Tandil para sacar a Alicia de prisión, y la ayudé a preparar su viaje de regreso a Corrientes ya que Lugano no daba señales de vida. Mientras tanto, Susana desapareció ese día y tampoco supe de ella por mucho tiempo.
Continuará



miércoles, 11 de noviembre de 2009

La iguana y el mar


Pleno verano. Un sábado a la tarde apareció en casa un cliente trayendo de regalo una enorme iguana que había matado esa mañana, cuando la sorprendió en el gallinero comiendose unos pollitos.
-¡Ah! ¡Que bueno!- Le dije como para no despreciarlo, mientras pensaba que corno iba a hacer con semejante bicharraco, que debía medir un metro desde el hocico hasta la punta de la cola.
-¿Linda nó?- Preguntó el hombre contento
-¡La verdad que sí! Dejamelá, y mas tarde la voy a cuerear para conservar la piel- Le contesté.
Y allí quedó el animalito muerto, sobre la leña de los asados. Al día siguiente nos ibamos todos a la playa en Necochea. Antes de salir ví la pila de leña y me acordé de la iguana. Sin saber muy bien para qué, la cargué en el baúl del Falcon. Y en el viaje se me ocurrió. Al llegar a la playa le até una soguita al cuello y la bajé.
En cuanto pisé la arena llevando de tiro semejante animal, empezó la diversión. Venía gente corriendo de todos lados a verla, y a todos les advertía que tuvieran cuidado porque solo estaba dormida. La até en la sombrilla y me fuí a bañar. Al volver era una multitud que opinaba. Una vieja, que decía ser del campo, contaba que un animal de esos una vez se comió un bebé enterito con ropa y todo. Mis hermanos filmaban el espectáculo muertos de risa y así se pasaba la mañana. Al final, cansado de tanta "fama", agarré a la bandida de la cola, me metí al agua y la tiré bien lejos, olas adentro. A los curiosos que me reprocharon, les dije que esos bichos eran buenos nadadores y que prefería dejarla libre.
Subimos a comer, y al volver como una hora después, una enorme aglomeración, a unos quinientos metros, parecía el tradicional corrillo que se arma con un ahogado. Allá fuimos todos a espiar y cuando llegamos, nos encontramos con que el mar había devuelto a la pobre iguana, y una valiente muchacha la había rescatado del mar. Ahí las versiones eran completamente disparatadas. Algunos opinaban que era una extraña criatura marina mientras otro gordo decía que son animales de agua dulce, que salen nadando por el río Quequen y van a morir al mar.
Fué un día inolvidable, pero lo sorpresa grande fué cuando al siguiente, el matutino local Ecos Diarios, en su sección Hola Verano, publicó una nota titulada "Extraña criatura aparece en nuestras playas" y mostraba la foto de la chica sosteniendo a la mencionada criatura.

domingo, 8 de noviembre de 2009

El luto de la chajaza

En los días que vuelvo del campo sin mucho apuro, aprovecho para hacer alguna cosa que me gusta. A veces agarro al vuelo tres o cuatro perdices para hacerme un guisito con arroz, otras paro en algún buen lugar a tomarme unos mates con la tiznada, y en ocasiones, me meto en alguna laguna a juntar huevos para una linda tortilla.
Ese día justo pasé por una enorme laguna llena de juncos que, en la época de postura, se cubre de nidos de gallaretas, patos y biguaes. Dejé la camioneta a un costado de la calle y me metí en calzoncillos con un balde en la mano, a juntar unos cuantos huevos. El día estaba lindo así que en cuanto salí, y mientras me secaba, me tiré en la orilla a descansar con un pastito en la boca.
De pronto oí que alguien hablaba en voz baja. Como yo estaba medio escondido entre el junquillo no me habían visto. Me incorporé despacio, y espiando, pude ver que a unos veinte metros de mi lugar, flotaba muerto el cuerpo grandote y gris de un chajá. Tenía las alas abiertas y un manchón de sangre en el lomo era señal de que seguramente algún cazador lo había baleado. A su lado estaba la señora chajá. Lucía muy triste. Era ella la que hablaba así que me quedé escuchando.
-¡No sé porqué nunca nos contamos lo que sentíamos! Fué tan natural y tan bueno estar con vos. Será que nunca precisamos decir nada. Desde el día en que te ví volar alrededor mío con tanta fuerza, y ví tus ojos de acero y dulces a la vez, ya no pensé mas nada. Serías mi macho para siempre- Y se quedó un rato como recordando.
-¡Que feliz me hiciste! No sé si habrá habido alguna chajaza tan feliz como yo. Todas las cosas que nos pasaron fueron livianas porque sabía que estabas vos. Fuiste bueno, cariñoso, protector y bravo para defendernos. Conté con vos siempre. Cuando criamos tantos lindos chajacitos. Cuando nos golpearon las granizadas, o nos agarraron las tormentas de tierra, o cuando tuvimos que aguantar aquellas sequías que nos dejaron casi sin comer Ja Ja ¿Te acordás? Estabamos flacos pero seguíamos felices- Se lamentaba la pobre chajaza en su monólogo, y yo, porqué no decirlo, iba sintiendo que se me hacía un nudo en la garganta ¿Será posible? Pensaba. Si hasta me parecía que la pobre tenía los ojos mas brillantes que lo normal.
-¡Y nuestro nido!¡Qué lindo! Cuanto trabajo nos dió hacerlo. Era grande, calentito y bien cómodo para que pudieramos dormir tranquilos y vigilar a lo lejos por si andaba algún bicharraco dañino- Se quedó quieta y callada un rato. Tanto que pensé que no diría mas nada, pero de pronto exclamó: -¡Y bueno parte mía! Te fuiste de acá pero vas a seguir conmigo hasta que yo me vaya también- Se inclinó sobre el finado, le apoyó el pico un rato largo en la cabeza y despues, extendiendo las alas, se alzó por el aire y de a poco se fué perdiendo a lo lejos.
Volví a la camioneta pensando que cosa será la que lleva a que algunos animales, como los chajaes, armen una sola pareja en su vida ¿Que lindo, nó?

sábado, 7 de noviembre de 2009

Con el buche agujereado

La trajeron en una caja de zapatos. Estaba quietita pero con ánimo para hablar, así que apenas sacaron la tapa miró alrededor revoleando el ojo y dijo: -¡Por fin! ¿Que esperaban para traerme al matasanos?-
-¡Perdonelá doctor!- dijo la dueña -Lo que pasa es que está un poco nerviosa. Pero la culpa es de ella nomás. Se puso a picotear un broche de alambre, de esos para papeles, y se lo tragó. Al rato ya tenía el buche agujereado-
-¡Ja Ja! No me hagas reir sonsa ¿Así que la culpa es mía?- Dijo la cotorra que se vé que tenía un genio bárbaro
-¡A mí no me digas sonsa!- Le contestó la buena mujer hasta que intervine callando a las dos...cotorras
-¡Bueno basta! No discutan. La macana ya está hecha así que vamos a hacer una suturita en ese buche
¡Metalé dotor! Dijo la cotorra. Y mientras un ayudante con guantes la sostenía para evitar los picotazos, la fuí suturando hasta que quedó bárbara. Mientras yo trabajaba, la tipa no se pudo contener y silbaba un chamamé que le habían enseñado.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Lugano está complicado

Y antes les contaba que...

Así se pasaron dos o tres meses hasta que una mañana, mientras tomabamos mate y esperábamos que ella se uniera al equipo para salir al campo, Lugano me dió la noticia: ¡Alicia estaba embarazada!
Siguieron unos días de poco movimiento así que los chicos me dijeron que se iban a Tandil. Andaban en el Peugeot de Alicia. Les pagué los últimos trabajos y ellos decidieron hacer una cortas vacaciones mientras pensaban en las cosas que tenían que organizar. Todavía no habían avisado a los padres de Lugano y además, yo creo que estaban proyectando instalarse juntos en algún otro lugar.
Se fueron un lunes con el auto cargado de bolsos y provisiones, y yo seguí con mis rutinas de trabajo. La complicación apareció recién el jueves cuando llegó a la veterinaria una chica muy joven con una lindísima nena rubia. Dijo que se llamaba Susana Alegre y que era la novia de Lugano. Nos miramos con Natalia y no nos atrevimos a contar nada pero la invitamos a pasar y tomar algo. Contó que estudiaba veterinaria en la UBA, que era dos años menor que Lugano y que eran novios desde aquellos días. Cuando Lugano se fué a trabajar a Corrientes ella se quedó para preparar finales, pero él le aseguró que era por un tiempo, que en unos meses volvería y estarían juntos. Ella se enteró del embarazo dos semanas despues de que él se fuera, pero aunque le escribió y lo llamó, nunca mas pudo comunicarse. Al tiempo supo de su desaparición en la selva, justo en el tiempo que nació Esperanza.
Realmente esa nena era un sol. Tenía los ojos y el gesto del padre. Me quedé mirándola un rato. Ya tenía mas de un año. Con alguna excusa dejé a Susana en la matera y me alejé para llamar a Lugano. Atendió el teléfono y me saludó contento. A medida que le contaba lo que estaba pasando sentía que él se retraía cada vez mas. De pronto cortó.
-¿Lugano? ¿Lugano?- Ya no estaba.
El asunto no me gustó nada. Volví a la veterinaria y le dije a Susana que Lugano estaba en Tandil y que tratara de llamarlo antes de ir, para tratar de ubicarlo mas facil. Y le dí el número de teléfono.
Continuará


miércoles, 4 de noviembre de 2009

¡Qué actores!

En un alto en un ensayo vemos como las actores siguen metidos en sus personajes, la abuela sonriendo amablemente y el hombre rústico con mirada desorbitada

martes, 3 de noviembre de 2009

¡Que lo tiró que es fea!




Esta es una ternera Holando Argentino. Nació con el paladar duro escindido y mas corto que lo normal. El maxilar superior también divido y en la parte izquierda tres piezas dentarias (Ja... ¿Quien dice que los bovinos no tienen dientes arriba?) con forma de colmillos filosos. Al mirarla parece que se hubiera incrustado contra una pared. Estuvimos pensando y es sobrina nieta de la vaca Aurora. ¿Quien sabe lo que dirá la parienta famosa cuando la vea? Por suerte la responsable de la guachera la "adopto" y le dá la leche con mucha paciencia. Seguramente con su madre no hubiera vivido.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Buenas noticias

Acá se lo vé al autor tratando de encontrar un ternero escondido en algún lugar de la panza de su madre
Hace rato que tengo ganas de contarlo. A todos los chicos que sueñan con estudiar veterinaria. A los estudiantes de cualquier año de la carrera. A los que hace poco que se han recibido y por ahí tienen dudas sobre su futuro.
A todos ustedes, que suelen leer este blog, hace rato que quería contarles que han elegido una profesión fabulosa. No quiero decir la mejor de las profesiones para no ser fanfarrón y porque realmente no las conozco a todas en detalle. Pero esta, viejo, es una gran profesión.
Es incomparable andar por el campo todo el día como me ha tocado hacerlo desde hace 28 años. Correr y moverse con animales de todos los tamaños nos mantiene en forma. El aire puro nos libra de contaminaciones ciudadanas. El ruido no es problema salvo cuando los mugidos de las vacas, al apartarlas de sus terneros, se juntan en sinfonía. Resolver difíciles casos clínicos es una enorme estimulación para nuestro intelecto, y la recuperación de un enfermo grave nos llena de orgullo y alegría. A los que les gusta la adrenalina tienen a montones cuando hacen una cirugía de riesgo. Y como si esto fuera poco, lo que cuento es solo un pedacito del enorme repertorio que tenemos para desplegar trabajando con pequeños animales, con los salvajes y exóticos, en la producción de alimentos y en tantas otras cosas que incumben a nuestra profesión.
Hay muchísimo trabajo esperando por nosotros. Y no lo digo solo por decirlo. Es así. Solo se trata de encontrar nuestro lugar. No es lo mismo arrancar nuestro camino en un lugar superpoblado de colegas, que en zonas donde haya menos. No afirmo que sea imposible el primer caso, pero inevitablemente será mas dificil. Desbandémonos y ocupemos los lugares que nos esperan.
¡Que buena está la profesión veterinaria!

viernes, 30 de octubre de 2009

Internas del pago chico

Tal vez esto que sigue solo les interese a los lugareños, pero creo que vale.
En los últimos Juegos Parapanamericanos que se disputaron hace unos días en Colombia, Carlos Sanchez, un chico de nuestro pueblo, San Manuel, ganó tres medallas de oro en atletismo. Corrió y ganó las carreras de 100, 200 y 400 metros contra chicos de su edad y mas grandes.
Todos vimos el esfuerzo que hizo en la preparación. Cada vez que salíamos a trabajar al campo, allí estaba corriendo alrededor de la pista que está pegada a la estación de servicio. A veces con Leo, el profe que lo preparó, que lo seguía atentamente. La mayoría de nosotros colaboramos para que el viaje se pudiera realizar, ya que no tuvo otro apoyo.
Volvió al pueblo seguido por una larga y alegre caravana. Y hasta ahí todo fiesta.
Esta semana salió una nota en un diario de Necochea, mandada por gente de Lobería, la ciudad cabecera del Partido al cual pertenece San Manuel, donde titulan: "Atleta loberense gana tres medallas de oro en juegos parapanamericanos". Y en el desarrollo de la nota no hay una sola mención a San Manuel, el verdadero origen de Carlitos, ni al profe que lo entrenó, ni a la gente que hizo posible su participación. Hasta aparece en una foto con un profesor de Lobería que nada tuvo que ver.
Digo yo, y a título personal. Si Lezama puede llegar a independizarse de Chascomus... ¿Porqué no podrá San Manuel ser también independiente? Es un gran pueblo. Tiene muy buenos campos y buena minería, gente con visión de futuro y mucho empuje, y sin embargo hay que pasar situaciones como la cuento demasiado seguido.

miércoles, 28 de octubre de 2009

¿Quien pudo hacer esto?


¿Vieron que abunda la porquería? ¿Que hay un mal escribir que copia al mal hablar? ¿Que son tan repetidos los errores en el manejo del lenguaje y en el uso de las palabras que a veces nos hacen dudar?
A los que lo notan les vendrá bien leer algo como lo que sigue, donde todo parece ser tan justo y preciso que nada falta ni sobra. Leanlo despacio y notarán que es como música sin tener notas o como un poema sin tener rima. ¿Sabe alguno quien lo escribió?

Los Justos

Un hombre que cultiva un jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
Un tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada.
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.

martes, 27 de octubre de 2009

Lugano y Alicia. El encuentro

Les contaba antes que...

En el último año, Alicia había perdido a su padre, cambió de vida, y ahora tenía a su hermana desaparecida y a su madre que corría detras de ella. Solo le quedaba Lugano...
Así que decidió buscarlo. Empezó por la estancia "El Totoral". Habló por teléfono con el nuevo encargado pero allí no tenían noticias de Lugano desde que reapareciera despues de su aventura en la selva. Llamó a la policía de Corrientes y solo pudieron darle algunos datos de su familia en Gonzalez Chavez. Cuando se comunicó con la mamá no pudo contener la emoción y se largó a llorar en el teléfono, mientras ella le contaba de los últimos movimientos de Lugano. Supo así que estaba en San Manuel, un pequeño pueblo de la Provincia de Buenos Aires. Compró un mapa y estudió en detalle la forma de llegar.
Por fin partió a la aventura de encontrar al único que le quedaba de un pasado cercano en el que había sido tan feliz. Manejó tres días seguidos hasta que llegó a la veterinaria y habló con Natalia. Cuando supo que andabamos trabajando en el campo decidió hacer tiempo y se fué hasta el club para esperar que volvieramos. Contaba despues que al entrar sintió que era el centro de atención de un montón de hombres que jugaban al mus mientras tomaban el infaltable Gancia.
Comió algo y despues de mediodía volvió a la veterinaria y nos encontró. En realidad al único que pareció encontrar fué a Lugano. Y él a ella. Se abrazaron muy fuerte mientras se hablaban despacio en el oído. Con Natalia preferimos irnos a la cocina a preparar el mate mientras terminaba el emocionado encuentro.
Al rato entraron de la mano. Estaban radiantes. Recién ahí Lugano me la presentó y a las atropelladas me hablaron de los meses que pasaron juntos en El Totoral, y de como se gustaron mutuamente desde el primer momento.
Y la vida de Lugano cambió. Alicia se instaló con él en el sucucho y se hicieron inseparables. Salíamos al campo los tres. Lugano era otro. Recuperó la energía, el buen humor contagioso y las ganas de trabajar que tenía cuando lo conocí. Alicia hacía todo lo posible por ayudar, y al ser muchacha de campo, la verdad es que se desempeñaba bien en la manga.
Así se pasaron dos o tres meses hasta que una mañana, mientras tomabamos mate y esperábamos que ella se uniera al equipo para salir al campo, Lugano me dió la noticia: ¡Alicia estaba embarazada!

Continuará

lunes, 26 de octubre de 2009

¡A la pelota!

Una vidente es seguidora de este blog.
Si no lo creen vean el comentario de Andrea despues de la nota "Se aprovechan de mi nobleza".
Ayer pensé en preguntarle como me vá a ir esta semana, pero me dió un poco de impresión la idea de que me pronostique algo malo, porque así como alcanzó a ver el gol de Palermo, erró con lo del triunfo de Boca... ¡En fin! Mejor la dejo ahí

domingo, 25 de octubre de 2009

Las vacas y un secretario

Milka porque era muy perezosa, y Aurora por su avanzada edad, habían preferido tirarse al sol a rumiar en ese día caluroso. Veían a sus terneros correr y retozar envueltos en la reverberación que produce el calor sobre el campo. De pronto llegó Clara en un trotecito piolón y las saludó: -¿Como andan? ¿Tomando sol?-
-¡Muunsee!- Dijo Aurora y Milka ni contestó empeñada en triturar un pedazo de cardo regurgitado.
-¿A que no saben?- Preguntó Clara, siempre curiosa y ávida de noticias e informaciones.
-¿Que pasó?- Dijo Aurora
-¡Que vamos a desaparecer del país!-
-¿Qué?- Saltó Milka, y el pedazo de cardo se le clavó en la garganta
-¡Ah! Yo sabía que esto les iba a picar- Contestó Clara riendose con risa vacuna.
-¡No! ¡Dale! ¡No seas tonta! ¡Contanos!- La apuró Milka, mientras Aurora se paraba de golpe, electrizada con la novedad que traía la amiga.
-Lo que pasa- Explicó Clara -Es que hace un rato hablaban el ingeniero y el veterinario...-
-¡Ay! No me hagas acordar del veterinario- Interrumpió Milka entrecerrando los ojos mientras recordaba el día del tacto.
-¡Callate idiota!- La amonestó Aurora -¡Seguí Clara! Esta tonta siempre esta en las nubes-
-Lo que pasa, decían ellos, es que hay un tipo que no se como se llama, que es secretario de no sé que cosa...-
-¡Pero al final no sabés nada!-
-¡Si sé! Pero es que hablaban muy bajo y como yo soy medio sorda, no oí bien los detalles. ¡Bueno! Este tipo ha hecho tantas, pero tantas macanas con el comercio de nosotras las vacas y de nuestros parientes, que los productores de a poco nos van queriendo cada vez menos. Calculaban que en unos años mas nos terminaremos-
A Milka se le caían las lágrimas pensando en lo que contaba Clara.
¡Ah! Encima decían que en el país van a comer carne de nuestras asquerosas hermanas brasileras, y que allá hay tres veces mas vacas que hace treinta años, y no sé cuantas otras cosas horribles.
¡Estamos jodidas! Dijo Aurora
¡Ajá! Afirmó Clara
Y Milka no dijo nada porque las lágrimas le habían inundado el morro y ya no podía hablar.

viernes, 23 de octubre de 2009

Se aprovechan de mi nobleza

¡Y sí! Es el mejor título posible para esto que me pasó hace muchos años.
Yo era bastante nuevo en la zona y Oscar, un mecánico del pueblo, me pidió que le castrara un chancho padrillo. Lo tenía en el campo de su "socio", con el que habían comprado a medias ese animal para carnearlo entre las dos familias.
Allá fuí en mi viejo Falcon. Cuando llegué, me encontré a Miguel, el socio en cuestión, terminando de dar una mano de rastra a un potrerito de unas diez hectareas. Desde el alambrado me dijo que el padrillo estaba en el chiquero.
-¡Allá!- Indicó, señalando con el dedo un lugar como a 500 metros de la casa -Pero tené cuidado porque está con un capón que es bastante malo-
-¡No hay problema!- Contesté, y salí para el chiquero pensando que él iba a venir detras mío. Llegué, me cambié, preparé las sogas y el instrumental, y ví que Miguel se acercaba a la casa en el tractor. ¡Ah! Ahora vá a venir, calculé ¡Voy a ir adelantando algo!
Cuando me asomé al chiquero, me encontré con que el padrillo pesaría unos 200 kg y el capón otro tanto, y además, tenía unos colmillos de unos 15 cm asomando peligrosamente de su trompa (en realidad la trompa de los cerdos se llama jeta, pero no me animé a poner palabra tan grosera en estos tiempos maradonianos). El centro del chiquero era un pozo con agua donde los animales se daban sus baños de barro.
Miré otra vez para atras y Miguel estaba parado en la tranquera de la casa, tal vez mirando lo que yo hacía.
¿Será posible que este bolas no venga a ayudarme? Fué lo último que pensé antes de entrar. Por las dudas llevaba el lazo en una mano y un palo grueso en la otra. El capón se me vino al humo enseguida gruñendo feo y, en cuanto estuvo a tiro, le pegué con el palo en la cabeza para hacerle entender que no tenía que jorobar mucho. Parece mentira lo inteligentes que son los chanchos, porque siguió rezongando pero ya a cierta distancia. Y empecé a tratar de enlazar al padrillo. El bandido daba vueltas por la lagunita y yo le tiraba desde el otro lado hasta que lo pude tomar "a media espalda". La bestia empezó a gritar y saltar, el capón me hizo otra atropellada, y en el esfuerzo por pegarle y tener el lazo, me metí en el charco que me llegaba hasta las rodillas.
Ahora sí, puteando decididamente contra Miguel y parte de su inocente familia, se me calentó la sangre y con muchísimo trabajo pude terminar de castrar al puerco. La hazaña me llevó como una hora, me dejó cansado y lleno de barro, pero ahora, cada vez que lo recuerdo, agradezco que todo este asunto me ayudara a conocer que hay gente inútil y estúpida aún en el medio del campo.
¡Ah! Y en venganza, cuando me fuí, pasé en el auto al lado de Miguel, todavía parado en la tranquera y ni lo saludé. ¡Nó! ¡Si cuando me caliento soy fatal!

martes, 20 de octubre de 2009

Día de lluvia y sangre

Esta foto no tiene nada que ver con el relato que sigue, pero el asado estuvo muy bueno.
Teníamos que hacer tacto a unas 400 vacas en la manga de Luro. Julio, el encargado, hombre enérgico y muy organizado, ya tenía todo encerrado para cuando llegué. Estaba también Dardo, un entrerriano voluntarioso y bonachón. Todos los años hacíamos ese trabajo entre los tres y las rutinas se cumplían. Dardo echaba vacas en los corrales y las hacía desfilar sin pausa. El solo con un perro. Yo hacía el tacto y cortaba la cola a las vacías, y Julio agarraba en el cepo, boqueaba y despuntaba la oreja a las viejas. Nunca tardábamos mas de dos horas y media.
El día estaba muy nublado, pesado, con presagios de tormenta fuerte. Me acuerdo que antes de empezar hablamos del clima y quedamos en largarnos a trabajar y despues ir viendo. Y empezamos con el ritmo acostumbrado, charlando de mil cosas, mientras las vacas pasaban en una caravana interminable. Ya habríamos hecho unas 150 cuando cayeron las primeras gotas.
-¿Que hacemos?- Le pregunté a Julio
-¡Lo que usté quiera Jorge! Me dijo -Por mí seguimos. Total no tenemos el lomo de azucar ¿Nó?- Y se rió
-¡Y bueno! ¡Ya tendremos tiempo de secarnos!- Contesté. Dardo no dijo nada.
Y las gotas suaves se hicieron mas fuertes, y en una hora estaba lloviendo a mares. Nos faltaban como 100 vacas pero ya estabamos en mitad del río y había que meterle. Casi no hablabamos, en parte por el disgusto, y en parte porque el ruido de la lluvia y los truenos eran fatales.
Julio se inclinó a boquear aquella vaca y cuando vió que casi no tenía dientes, agarró el cuchillo para despuntarle la oreja. Justo que iba a cortar, la vaca giró la cabeza arrastrando la mano de Julio, y la filosa cuchilla le corrió entre los dedos.
-¡A la puta que lo parió! Dijo rabioso, y se agarró la mano herida contra las bombachas mojadas, mientras caía el chorro de sangre.
-¡Dejamos Julio!- Le dije
-¡Nó! Espere un cachito que me acomode- Se sacó el pañuelo del cuello y se envolvió la mano apretandolo bien fuerte.
-¡Ahora sí!- Dijo contento. Yo seguí haciendo el tacto y cortando también las orejas. Al terminar el trabajo había sangre por todos lados y nosotros tres calados hasta los huesos.
Lo lindo de estos días es que despues uno se dá un baño caliente, se pone ropa seca y los mates que se toma, parecen mas ricos que nunca.

lunes, 19 de octubre de 2009

Las Barragan y Lugano

Les contaba antes de la llegada a la veterinaria de una chica aparentemente enferma y la historia iba por acá...
La visitante estuvo a punto de largarse a llorar pero se contuvo. Dijo que volvería a la tarde. Que se llamaba Alicia Barragán, y que si el chico era Lugano la esperara porque le tenía que hablar.
Despues que muriera Luciano Barragán en el accidente con Lugano, la mamá de Alicia y las dos hermanas se fueron a vivir a Corrientes capital, donde la señora tenía una prima y una tía vieja. Se instalaron en la casa de la prima y las chicas empezaron a estudiar magisterio en el Instituto Recavarren. Allí se enteraron de la aparición de Lugano despues de varios meses en la selva y el asunto fué motivo de charlas en la casa durante algunos días. Marina ya tenía novio, pero Alicia estaba enamorada del doctorcito desde el día que lo conoció en "El Totoral".
Ese 3 de abril de 2003, las chicas madrugaron, desayunaron con la familia y salieron caminando para el Instituto. Solo eran 10 cuadras, y a esa hora, andaba poca gente por la calle. El Peugeot rojo apareció de pronto detras de ellas y frenó con violencia contra el cordón. Se bajaron tres tipos y agarraron a las chicas tratando de meterlas en el auto. A Marina la tiraron del pelo y de un empujón la arrojaron en el asiento trasero. Alicia se defendió como una loba y empezó a patear, morder y gritar hasta que de repente se abrió el portón de una casa, y al salir dos hombres, los tipos del auto se subieron a la carrera y acelerando, se perdieron en la primer esquina. Alicia estaba destrozada. Nunca había vivido tanta violencia. Y menos en su infancia y adolescencia en el campo. Todo pasó demasiado rápido. Se sentía descompuesta y sin fuerzas. Solo pensaba en Marina.
Pronto la noticia se divulgó, y en unos minutos, un movil de la radio y dos patrulleros de la policia estaban en el lugar. Alicia no podía dar señas del auto ni de los hombres que las atacaron. Se descargaba en un llanto interminable.
Cuando la madre se enteró, empezó una búsqueda tenaz de Marina. La policía pensaba que había sido secuestrada por una red de tratantes de blancas que luego las llevaban a Paraguay. Creyó enloquecer.
Una mañana, Alicia se despertó y al entrar a la cocina, encontró una nota de su madre. Se había ido a Paraguay a tratar de encontrar a Marina. No sabía como, pero la iba a buscar. El golpe fué demasiado grande para Alicia. En el último año había perdido a su padre y había cambiado de vida; y ahora, tenía a su hermana desaparecida y a su madre que corría detras de ella. Solo le quedaba Lugano...
Continuará


sábado, 17 de octubre de 2009

¿Como puede ser?

Atención!!! Si es un ser especialmente sensible e impresionable pase de largo estas imágenes



-¿Como puede ser dotor?- (siempre los animales prefieren decir dotor y no doctor) Preguntaba esta vaca mientras yo la operaba.
La anestesia local hacía que luciera tranquila y relajada. En cuanto la ví, y sabiendo que se nos venía el verano, y la posibilidad de las miiasis (bicheras) en la lesión, decidí operarla.
-¿Como puede ser que me salga un cancer así si yo no hago ninguna de las cosas que ustedes dicen que provocan el cancer?-
-¿Como?- Dije yo y la miré fijamente al ojo sano. Por las dudas le hablé en voz baja para que nadie pensara que estoy loco.
-¡Y claro!- Contestó -Hace poco estaba en el corral al lado del galpón, y escuche en la radio del mensual que hay cosas bravas para esto. Decían que usar el celular es jodido, que tomar coca light es recontracancerígeno, que unos miles de tazas de café también dan cancer, que un líquido de los transformadores de luz es muy peligroso-...
-¡Aja! ¿Y que mas?- Le pregunté divertido mientras cortaba y sacaba tejidos enfermos-
-Y decían que fumar es perjudicial, que las comidas picantes son predisponentes, que montones de cosas mas terminan en un tumor y...
-¡Bueno! ¡Ya vés!- Le dije sin pensarlo mucho -También habrá que creer en eso de que: Al que le toca le toca ¿Nó?-
-Déjeme de joder dotor. Entonces yo estoy meada por los toros-
-¡No te creas! Agradecé que caíste en buenas manos- Y me empecé a reir con el chiste pavo.
-¡A sí! Usté se caga de risa pero yo tengo que quedarme sin un ojo-
-¡Y si no tenés que leer ni manejar! La conformé
-¡Es cierto! Pensándolo bien tengo bastante suerte- y se quedó callada meditando.
Terminé el trabajo. Guardé el instrumental y me volví en la camioneta para el pueblo. Despues de todo creo que es cómodo tener tan pocas entendederas, sinó, esta pobre vaca hubiera sido candidata a la terapia sicológica para superar el trauma de la pérdida del ojo.



martes, 13 de octubre de 2009

Cuerpos extraños


En la primera foto estamos buscando en el retículo y el fondo del rumen, en la segunda los ayudantes se ven felices con el hallazgo de varios alambres, y en la última, la vaca mira agradecida


Sucede a veces que las vacas se comen cosas de lo mas raras. Pueden ser alambres, huesos, palos, bolsas plásticas, hilos de eléctrico y hasta pilas Eveready (perdón por la propaganda) o llaveros enteros con varias llaves como he encontrado.
Si uno alcanza a descubrirlo a tiempo hay que abrir una ventana en el flanco del animal y meter la mano hasta encontrar el molesto objeto. Es una operación simple que las interesadas agradecen mucho.

domingo, 11 de octubre de 2009

Las vacas mas famosas

Y como lo único que no se junta son las montañas, ocurrió un día que se encontraron en el mismo campo las tres vacas mas famosas de la Argentina.
Un conocido ganadero, bastante cholulo él, removió cielo y tierra para poder tenerlas en su campo. Las tres estaban paridas, así que eso, sumado a su fama, hizo que las tuviera que pagar una fortuna. Pero como los gustos hay que dárselos en vida, el tipo le metió.
Llegó primero la vaca Aurora, una vieja lechera con toda la energía y la fuerza de una luchadora de mil batallas. Con años y descendencia a cuestas, supe ahí que una de sus hijas fué la que empezó con los caramelos Mu-Mu.
A los dos días, de un moderno chasis blanco, descargaron a la vaca estudiosa, que se llama Clara, cosa que no sabía, y a la bonachona vaca de la propaganda de Milka.
Yo ese mismo día tenía que castrar unos terneros que estaban encerrados en otro corral de esa manga, así que mientras trabajaba, paré la oreja y las sentí conversar de lo mas animadas de...¡Bueyes perdidos! (ja ja... es una broma). La estudiosa Clara, la mas charlatana quizá por su formación, les contó a las otras que después de terminar el primario en Humahuaca, se fué a hacer la secundaria a Córdoba, y que después, por una cuestión de no sé que reglamentos no pudo cursar Agronomía en la Facultad. De todas maneras, nunca dejó de leer, aunque ahora le cuesta un poco porque no vé bien, y no consigue anteojos bovinos para corregir su astigmatismo senil.
Milka, una overa violeta con un corazón dulce y bondadoso como el chocolate, la miraba con cara bobalicona. De golpe le dijo: -¿Y por qué quisiste estudiar? Si es sabido que cuanto mas sabés más sufrís ¿No es mejor ser como yo, que lo único que me preocupa es estar linda para las fotos, y mi querido ternero hasta que me lo desteten? A propósito ¿Vieron que lindo és? Igualito al papá, el gran campeón de Palermo-
A la pobre Aurora, ver vacas tan estúpidas le hacía hervir la sangre, y aunque no pudo estudiar, se daba cuenta que lo de Clara tenía mucho mas mérito que lo de la pobre modelo Milka. Yo notaba de lejos que se mordía la lengua para no insultarla, porque miraba para otro lado haciéndose la distraída.
Y Milka dale que dale destacando las bondades de la estupidez, hasta que de pronto las otras dos no aguantaron mas y la agarraron a topazos y empujones mientras le gritaban que era una inútil, que con vacas como ella, que no entendían nada, lo mas probable era que nunca pudieran librarse de la tiranía de los humanos.
Tanto me gustó esa charla que le pedí permiso al dueño para irme un día hasta el campo solo para oírlas discutir. El tipo, complacido por ser el dueño de las tres damas, me contestó que fuera nomás y que si quería escribir algo sobre ellas, él no tendría problemas en que lo publique... ¡Cosas de la fama y el cholulismo!

viernes, 9 de octubre de 2009

Ley K de Medios

Vean que prepotencia
(en el cartel dice... ojo viscacha envenena)

Hoy se vota la ley K de medios en el Senado, y como ya está todo acomodadito, seguramente vá a salir. No he leído los 200 artículos de la misma, pero tal vez haya alguno que termine con el infame monopolio informativo de alambrado que se vé en la foto.
¿Que se cree el señor que escribió el cartel, para abusar de este espacio, y ser el único que se expresa en todo el campo?
¿No se dá cuenta que la democracia exige que todos participemos?
Seguro que ahora, en el término de un año, vá a tener que vender parte de ese espacio alámbrico, y entonces sí, las ONG defensoras de las vizcachas podrán protestar libremente contra los envenenadores.
Que se prepare este monopolizador de espacios audiovisuales. El peso de la ley le caerá encima con todo su rigor.
¡Tomá!

jueves, 8 de octubre de 2009

La culebrilla y yo

Acá se los vé a Juliana y al sapo haciendo su trabajo

Todos hemos oído hablar de la famosa culebrilla. De lo brava que es esa enfermedad, que si se toca la cabeza con la cola te morís, y un montón de cosas parecidas.
Yo la tuve hace poco.
Salí un día temprano para hacer la necropsia a una enorme vaca careta. Lloviznaba y me puse a trabajar en eso. Estaba solo porque los dos mensuales andaban recorriendo en otra punta del campo. De golpe me dió un mareo fortísimo y me tuve que apoyar sobre la occisa, porque sinó, me caía de cabeza dentro de su panza. Así empezó. Los dos días siguientes me los pasé en cama con un dolor enorme en todo el cuerpo. En eso estaba, cuando me llamó un cliente, pastor evangélico y con aires de curador, para que le viera un ternero. Le dije que estaba enfermo y que en cuanto me recuperara iba.
Al tercer día me fuí a Tandil para consultar un médico. En cuanto me saqué la camisa el galeno, un hombre grande y muy buen clínico, dijo: -¡Pero esto es un herpes zooster! ¡La famosa culebrilla! ¿No viste esta lesión?- Y me mostraba algunos granitos amontonados en parte del torax y la espalda. -¡La verdad es que no la conocía!- Contesté
Enseguida me recetó un montón de eficaces medicinas para eliminar a la bandida y me tranquilizó diciendo que en 8 o 10 días estaría dominada. Volví a San Manuel acordándome de la famosa cura campera, frotando las lesiones con la panza de un sapo y pensé en probarla ¿Por qué no?
Al día siguiente, y con la ayuda de Juli, la panza del batracio fué prolijamente aplicada a mi persona. Milagrosamente, aunque piensen que no puede ser... ¡A las 8 horas estaba curado! Se los juro haciendo una cruz con los dedos. Esa misma tarde me fuí a trabajar al campo de lo mas contento.
Lo grande es que al día siguiente llegué a lo del del pastor a revisar su ternero. En cuanto me vió, sin darme tiempo a contarle de mi recuperación, dijo: -¿Vos tenés la culebrilla, Nó?-
-¡Sí!-
¿Crees en Dios?-
-¡Y sí!- Contesté sumiso.
Y ahí nomás se paró a mi costado, me puso una mano en el pecho y otra en la espalda, y mirando al cielo comenzó una especie de charla con el Altísimo. Casi largo la risa cuando en un momento lo apretó un poquito al Barba diciendo... -¡Y te pido también Señor que este hombre esté curado para las siete de la mañana!-
-¡Listo!- Terminó -Decí Amén-
¡Amén! Le contesté temiendo que se enojara alguno. Y no me animé a contarle todo lo del sapo para no herir su orgullo.

martes, 6 de octubre de 2009

Trabajando de carpintero

Despues de muchos años volví al oficio haciendo varias cunas.
Esta es la de mi hijo Lorenzo.

Promediaba tercer año de la Facultad y decidimos casarnos con Lily. Ganas de salir adelante sobraban, pero eso quedaba para el futuro. En ese momento era urgente conseguir algún trabajo estable como para mantener la nueva familia.
Había hecho varios tareas. Desde tractorista a cobrador de cuotas de la biblioteca de Necochea, pasando por vendedor de publicidad, empleado en una caso de juegos electrónicos y cosas de lo mas diversas.
Con toda decisión fuí a hablar con el Decano de veterinaria, y sin dudarlo, le pedí trabajo.
-¿Que sabe hacer?- Me preguntó
-¡Y! Un poco de todo- Le dije y empecé a enumerar mis habilidades.
-¿Y de carpintería sabe algo?-
-¡Sí! ¡También!-Aseguré en un ataque de temeridad, ya que aunque era un tipo capaz con las manos, nunca había trabajado de carpintero. Solo manualidades en el secundario.
-¡Que bien!- Me dijo -Nos hace falta un carpintero para hacer varias cosas en los pabellones nuevos de la chacra ¿Que le parece si nos encontramos mañana y vemos por donde empezar?-
-¡Barbaro! Mañana estoy ahí-
Salí de la Facultad muy contento. Siempre fuí muy optimista y lo sigo siendo. No me acuerdo de haber estado preocupado por lo que me esperaba. Tal vez sea un estado de inconciencia fatal. Antes de avisarle a Lily de mi nuevo trabajo pasé por la librería Tupac Amarú y me compré un librito que se llamaba "Como hacer carpintería". Esa noche me lo devoré y al día siguiente, lleno de conocimientos sobre el oficio, pasé por la ferretería, me armé de un metro y un lapiz de carpintero, y enfilé en mi bicicleta para la chacra.
Esa misma mañana nos arreglamos. Lo primero que hice fué una cajonera con seis cajones, que estuvo allí mas de 15 años hasta que reemplazaron todo por mobiliario nuevo. Cada vez que la veía me parecía un símbolo de aquellos años.
Aunque parezca mentira, de a poco fuí aprendiendo el oficio, y terminé la Facultad con un pequeño taller instalado, y trabajando bastante con la madera.
Ya saben que también me gusta mucho la cirugía, así que imaginen mi emoción cuando un día cualquiera, el querido Dr. René Favaloro, hablando en una entrevista, aseguró que lo mejor que le puede pasar a un cirujano es haber sido antes carpintero, porque trabajar la madera le dá la fuerza y la destreza justa en las manos para ser bueno en la cirugía.
Me miré las manos y me quedé pensando en los caminitos de la vida.

lunes, 5 de octubre de 2009

Mi primera cesárea


Y me vine al pueblo, recién recibido, en enero de 1982. Lleno de energía y sueños. Con una pequeña y linda familia al lado. La historia de como caí en San Manuel bien merece ser contada otro día, porque muestra como los caminos de la vida nos llevan a veces por lugares insospechados.
Ya llevaba dos semanas acá. Conociendo gente y habiendo hecho algunos trabajos mínimos. Una tarde calurosa de ese mismo enero llegó a verme el empleado de la otra veterinaria del pueblo. Venía a avisarme que fuera al campo "La María" por un parto de... ¡Una yegua!
Yo solo había visto hacer cesáreas a mi padre y alguna en la Facultad, pero jamas había hecho una solo. Y encima me tocaba en una yegua con las dificultades enormes que implica. Emocionado hasta la médula cargué todo en el viejo Citroen y acompañado por Jorge salimos para el campo. En el camino repasé mentalmente unas cuantas veces las cosas que podría llegar a encontrar.
Era una hermosa yegua alazana tostada. El potrillo solo presentaba las manos en el canal vaginal y apenas se alcanzaba a palpar el principio del cuello completamente desviado hacia la parte delantera de la yegua. Además, las furiosas contracciones de la madre no dejaban mucho por hacer. Mientras tocaba pensaba en como hacer para sacar esa cría. Por fin me resigné y les dije a los presentes: -¡No hay caso! Vamos a tener que hacer una cesárea-
¡Que trabajo! Corté, separé tejidos, saqué el potrillo ya muerto y suturé todas las capas hasta el último punto en piel. Mucho me ayudó la práctica de cirugía que había tenido como ayudante de fisiología en la Facultad, porque la verdad es que el trabajo salió bastante bien.
Cuando terminamos y la yegua se paró toda sudada, Jorge se reía contento y me decía que seguro que se salvaba. Volvimos al pueblo con el ánimo por las nubes.
Al otro día llamé a primera hora al campo. Ansioso. Deseando lo mejor. Pero me dijeron que la yegua se había muerto hacía un rato.
¡La pelota! Cuantas emociones juntas. Apenas tenía experiencia en esos trabajos y ya me topaba con la muerte. De todas maneras, esa gente quedó muy contenta con lo que había hecho, y desde entonces tuve trabajo en esa estancia.

domingo, 4 de octubre de 2009

El potaje de Pirincho


Esa tarde tenía que hacer tacto a unas 400 vacas en el campo de Ayacucho y Bernardo, el encargado, quedó en pasarme a buscar después de almorzar.
Cayó cerca de la una. Cargué el mameluco, botas de goma, balde, cuchillo, guantes, algo mínimo de instrumental por cualquier emergencia, y salimos charlando de lo mas campantes. Era un día de calor y con bastante viento. Cuando tomamos la ruta 29 empezó el baile. El primer desarreglo fué en el momento en que el viejo Bernardo, se mando tremendo y nauseabundo eructo mientras se acariciaba la panza. Por suerte, él mismo abrió la ventanilla, ya que a mí me daba un poco de verguenza ajena.
-¡Que lo tiró!- Me dijo -El potaje de Pirincho no me cayó muy bien-
Pirincho es un buen cocinero de la localidad, que por aquellos días, había abierto un pequeño restaurant que trabajaba bastante, sobre todo con los viajantes de comercio que llegaban al pueblo en días de semana.
Habríamos hecho otros 10 km, y de pronto Bernardo paró la camioneta y se bajó corriendo hasta unas plantitas. Como soy medio despierto, me dí cuenta enseguida que iba al baño. Al rato volvió también corriendo y arreglandose la faja.
-¡Ahora sí! ¡Se conoce que comí mucho!-
Llegamos al campo. La hacienda estaba encerrada, así que despues de los saludos y preparativos, empezamos el trabajo. El viejo Bernardo al cepo. Al agacharse haciendo fuerza para agarrar una de las primeras vacas, se tiró un pedo tan fuerte que lo oyó hasta el hombre que ayudaba echando animales, allá atras en el huevo de la manga. Yo me dí vuelta y nos miramos con ganas de reirnos, pero nos quedamos quietitos como para no molestar al doliente. Se vé que el viento venía con premio porque Bernardo dijo: -¡Ya vengo!- Y salió corriendo otra vez..
Y así se fué pasando la tarde, amenizada con seis corridas mas del afectado, bien contadas por todos los presentes.
La cosa fué que al terminar el trabajo, fuí hasta la camioneta para cambiarme y ahí el tipo me gritó: -¡Guarda dotor con lo que pisa!- Y entonces lo ví. Atras de la camioneta había siete churretes como de ternero guacho, coronados con un pedazo de papel higiénico cada uno.
¡Se vé que el potaje venía bien fuerte!

El hombre y el teléfono

  Cualquier empleado de campo, por más rústico que aparezca, anda con su teléfono celular en el bolsillo. La mayoría de los menores de 30 añ...