sábado, 29 de mayo de 2010

Una tarde de sábado


El día está feo desde temprano. Muy húmedo. Llovizna todo el tiempo. Las cosas y los animales del campo están mojados. Está gris y tristón.
Me quedé solo en San Manuel y pensé aprovechar la tarde para escribir unos cuantos informes y completar planillas. Pero siempre pasa algo. Serían las cinco de la tarde cuando me llamaron de un feed lot porque había algunos animales empachados. El pueblo estaba quieto, casi muerto. La mayoría encerrados en sus casas mirando tele, durmiendo siesta, o de visitas con mate y bizcochos. Solo se sentía algún perro ladrando lejos para jorobar un poco.
Me puse el mameluco y las botas de goma antes de salir para no tener que cambiarme en el campo y partí chiflando bajito. La ruta con una humedad sucia y las calles de tierra con un barrito liviano. Solo un camión cargado con rumbo a Necochea me cruzó en todo el viaje.
El trabajo fué lindo y bastante rápido porque casi no había luz. Estos días de cerrazón son especiales porque no hay viento y todo está quietito y silencioso.
Ahora estoy de vuelta en la veterinaria, y el mate caliente me anima a seguir con mis cosas en esta buena tarde de sábado en el pueblo.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Un 25 de mayo


El 25 de mayo de 2009 estaba solo en San Manuel y con tiempo disponible. Cuando pasa esto, trato de ponerme al día con proyectos postergados. Por eso me largué a armar un blog. Ya había leí el de mi amigo Marcelo Tassara y me pareció bueno tener un lugar donde escribir y que me obligara a asumir la tarea con regularidad.
Ya saben ustedes que me gusta escribir.
Esta mañana cuando me levanté pensaba en eso y me acordé de un detalle curioso. Tendría unos 11 años y recibí una carta de María Julia, una prima tucumana que siempre venía a pasar con la familia los veranos en Necochea. Eramos buenos amigos y se le ocurrió escribirme. Esa carta me impactó. Escribía como hablaba, y yo, seguramente por mi corta edad, nunca había leído algo así. Solo montones de libros de la colección Robin Hood y otros de aventuras, pero nunca algo como esa carta. Era divertida, sin respeto por las formas gramaticales, con borrones, agregados, letra cambiante en un renglón y cosas así. Pero muy buena. Ahora que lo digo me vuelve a la cabeza la pregunta sobre si lo importante en la literatura es la forma o el fondo. Y los argumentos en este punto pueden ser interminables.
Volviendo al tema, creo que por esa carta me largué a escribir contando cosas. No sé si esto tendrá alguna importancia para un psicólogo, pero yo lo resalto.
Cuando fuí mas grande nacieron cuentos, relatos, algun poema de amor o desamor, y mas tarde obras de teatro de distintos formatos. Hasta que el sueño del primer libro surgió con fuerza y con los años llegó "Despacito y por la orilla" donde mezclé los géneros que nacían de mis desvelos.
Pero esta tarea lleva tiempo, una enorme dedicación, y por que nó, alguna inspiración que a veces se hace la tonta y no aparece, así que para poder seguir, me gustó la idea de tener este espacio del blog donde voy amontonando mis cosas. No pasan todas por acá. Algunas son personales, y como trato de mantener una línea "editorial", las voy guardando para otro momento o lugar.
De todas maneras el pasado ha sido un lindo año. Mucha gente me acompaña leyendo estas notas y uno le vá tomando la mano a la cosa. Veremos que sale en los meses que siguen.
¡Un abrazo a todos!

jueves, 20 de mayo de 2010

Embretando

Eulogio Rodriguez es chiquito, flaco, nervioso y solterón. Debe estar por cumplir sesenta y cinco años porque anda diciendo que se jubila pronto. Vive con ocho perros que hasta duermen amontonados con él en un catre bien mugriento. Usa unos lentes gruesos y una gorrita de vasco del tamaño mínimo de su cabeza, bien encasquetada hasta las orejas.
Y como no podía ser menos chupa como una esponja. Vive en una nube de pedos.
Ese día había que trabajar en la manga, así que llevé un ayudante de San Manuel porque Eulogio es como tener medio hombre nomás. Encima es porfiado y no hay manera de convencerlo de que se mantenga lejos y no estorbe. El quiere trabajar: -¡Que para eso estoy Jorge!- Me dice siempre.
Así que decidí que él embretara mientras nosotros ibamos haciendo todos los trabajitos adelante. Encerramos las primeras vacas negras. Bien gordas, grandes y pesadas, y allá fué Eulogio, obediente, a echar con un palito de eucaliptus.
Pero Eulogio es muy petiso. Entonces se subió en las tablas del huevo y parandose en una de las últimas, empezó a revolear el palo así mamado como estaba.
Me acuerdo que pensé: -¡Este loco se vá a matar!-
Y así fué nomás. De golpe Eulogio quiso tocar una vaca que estaba lejos y vimos que se iba de cabeza como en cámara lenta para abajo. Pareció como si se tirara en una pileta ¡Y desapareció!
Corrimos para atras y abrimos la tranquera para sacar las vacas y allá al fondo, pegado en el barro, vimos el cuerpito de Eulogio como muerto. Estaba todo pisoteado pero conciente.
Y aunque parezca mentira, Eulogio solo tuvo un esguince en las cervicales por el zambullón y nada mas. Ningún hueso quebrado ¡Será cierto nomás que cuando uno anda en pedo no se lastima porque el cuerpo está flojo!

sábado, 15 de mayo de 2010

Lugano Brondi y el trágico final

Y así se terminó la historia

El plan estaba bien estudiado. Aprovecharía la visita del ex presidente a la ciudad de Azul para la gran celebración. El día amaneció lluvioso, y el helicoptero con las autoridades se demoró dos horas en Chascomús mientras la tormenta se dispersaba.
Lugano, el muchacho que partió de su Chavez natal a estudiar veterinaria lleno de sueños y proyectos se enfrentaba con su destino. Despues de los increíbles pasos que recorrió en sus últimos siete años, ya no se reconocía en este presente marcado de golpes en el alma y cicatrices en el cuerpo.
La organización le había dado todo el apoyo que precisaba para poder ejecutar la orden, pero con tal discreción que solo tuvo contacto directo con Hugo, Paco y Luis, el día que lo captaron. Despues solo vivió tormentos y humillaciones que lograron quebrarlo y transformarlo en esta máquina de matar que era hoy.
Se vistió con calma. Revisó por última vez su pistola 9 mm y se puso el sobretodo con diez bolsillos secretos cargados con sobres de combustible altamente inflamable. Repasó el funcionamiento del detonador y despues de ponerse anteojos que disimulaban la enorme cicatriz de su cara, salió del Gran Hotel Azul. En un viejo Renault 12 se dirigió al gimnasio del Club Excursionistas, donde el ex presidente daría una charla para celebrar el Bicentenario. En la radio del auto escuchó que el vuelo venía demorado, así que supo que tenía algo mas de tiempo. No estaba nervioso ni tenía miedo.
El ex presidente entró al Club a las 13.27 hs rodeado de varios custodios pero mostrando como siempre esa peligrosa predisposición para acercarse a la gente. Lugano estaba sobre un pasillo lateral, apoyado en la pared, cuando lo vió venir.
Se miraron un instante y los dos supieron que era el último. Lugano se había sacado los anteojos y su extraño rostro desfigurado impresionó al hombre. La víctima vió como se levantaba el arma frente a su cara. Y ya no sintió nada. El balazo entró sobre la nariz, justo entre los ojos, mientras Lugano accionaba el detonador. Los diez depósitos de combustible estallaron produciendo una gigantesca bola de fuego que terminó también con él y con la posibilidad de identificarlo.
Todo fué un caos interminable. Y aquél instante marcó el quiebre en la historia del país.
Nunca se supo quien fué el autor del crimen pero cada vez que veo a Esperanza creciendo feliz con mis otros hijos, siento que el pobre Lugano, a pesar de sus sufrimientos dejó algo bueno a la vida.
FIN


jueves, 13 de mayo de 2010

Solo un parto

En realidad solo quise ver si ahora podía subir una foto y me encuentro con que sí!!!!
Es una gran noticia ya que voy a poder seguir atormentandolos con imágenes campestres de todo tipo. A propósito: Vean como festeja el nacimiento el propietario del ternero. Parece que se está preparando para gritar los goles de Messi en el Mundial.

Espejitos de colores

Hace unas pocas semanas estuve en INTA Balcarce en la presentación de la Tesis de una alumna de la Universidad de Mar del Plata. El tema era "La Super Leche INTA".
Como ya habran oído casi todos los lectores, desde hace dos meses ha tenido enorme repercusión este tema a partir de que medios radiales, escritos y televisivos lo difundieron.
Y hete aquí que me toca justo asistir a la presentación del trabajo original.
¿Y saben qué? Entre el diseño experimental de ese trabajo, el desarrollo del mismo y los resultados obtenidos, hay una distancia tan grande con lo que se afirma generosamente en la prensa, como de la tierra a la luna.
El trabajo se hizo con un número muy pequeño de animales con lo que las conclusiones se relativizan, el seguimiento del ensayo en las cabras (se hizo con vacas y cabras) fué muy pobre, las variaciones en la concentración de las sustancias supuestamente benéficas en la leche no son consistentes, y por si esto fuera poco, los productos elaborados con esta leche parece que son "un poquito mas amargos" ya que se les dá de comer aceite o borra de soja. Además, el hecho de que el consumo de esta leche dé los beneficios esperados es solo una especulación y para obtenerlos, calcularon que tendríamos que tomar alrededor de 1 a 1,5 lts de leche todos los días de nuestras vidas.
Entonces ¿No son espejitos de colores? ¿Y cuantas noticias así estaremos recibiendo?
No hay "comidas sanas". Solo hay "personas o animales sanos" con el cuerpo preparado para asimilar todos los productos que la naturaleza les ofrece. Por eso, seamos cautos con las leches enriquecidas, modificadas, adicionadas o suplementadas, con las carnes y las verduras orgánicas, las mieles beatíficas, los chocolates sin azucar, los cafés descafeinados, las bebidas light, los yogures diet y tantas otras cosas que nos "sugieren" impunemente consumir para estar mas sanos y fuertes.
La mayoría son también espejitos de colores.

viernes, 7 de mayo de 2010

Hay vaca encerrada


Alberto y Matías son contratistas rurales y además, arriendan un campo muy pintoresco cerca de La Numancia, que tiene una lomada serrana con muchas piedras, arbustos y lotes de animalitos silvestres. Desde lo alto de la sierra se descarga un manantial hasta el fondo del potrero, en un arroyo saltarín. Ya nadie vive ahí, así que el rancho de adobe que está en medio del monte quedó abandonado.
Hace casi un año, Alberto y Matías estaban cosechando uno de los potreros y cuando pararon un rato la máquina al costado del arroyo, oyeron claramente un balido debil. No se daban cuenta de donde venía. Quince días antes habían sacado las vacas de la sierra, así que ya no quedaba hacienda en ese campo.
¡Y otra vez el balido! Buscaron en el arroyito pero no encontraron nada, hasta que de pronto, al acercarse al rancho, se dieron cuenta de que los gritos venían de ahí. Se metieron con cuidado en la casa fresca y oscura con piso de tierra, y en una de las habitaciones, con la puerta y la ventana que solo filtraba un fino chorro de luz bien cerradas, encontraron una ternera tristona.
El animal estaba muy debil y desorientado, y cuando la sacaron a la luz del sol corrió unos metros y se cayó. Calcularon que se había metido en esa cárcel hacía mas de quince días, y al cerrarse la puerta, quedó atrapada sin que nadie se diera cuenta. Estaba tan flaca y deshidratada, que la cargaron fácil en la camioneta y la llevaron hasta su campo.
De a poco se fué recuperando fisicamente, pero algo pasó en su cerebro que ya no volvió a funcionar bien. Vivía cortada del resto del rodeo. Cada vez que se la quería encerrar en la manga saltaba los alambrados lastimándose manos y patas, y siempre temblaba de miedo cuando veía algún perro cerca. Tal vez en sus días de encierro tuvo que defenderse de los zorros que andan en malón por estos lugares.
La cosa es que por fin decidieron carnearla porque era inmanejable, pero la historia todavía tendría otra pequeña vueltita ya que con enorme sorpresa, cuando quisieron probar el asado bien doradito, descubrieron que la carne era mas dura que la de la mas vieja de las vacas. Era imposible de masticar. Los del campo opinaron que era por los nervios del encierro, y yo no opiné nada porque no tengo ni idea que pasó, pero así fué.
¡Y digo yo! Si una miserable ternera, tan corta de entendederas, tuvo este cambio enorme con un encierro de quince días ¿Qué pasará con la gente que pasa años en peores condiciones?

¿Que pasó?

Habrán notado que hace unos cuantos días que no publico entradas con fotos. Además la del título tiene un tamaño que no quise ponerle. Tengo problemas para cargar imágenes en el blog. Aparecen leyendas terroríficas que me lo impiden. ¿Alguno sabe que ha pasado? ¿O como lo puedo arreglar?

jueves, 6 de mayo de 2010

El atleta veterinario

El veterinario rural es un atleta.
Su cuerpo es una enorme maravilla que empieza en una mente precisa llena de razonamiento, y termina en unas piernas ágiles y fuertes. Sus manos son ásperas por el rigor del trabajo y suaves como para tratar a los pequeños enfermos. Sus brazos poderosos para soportar horas y horas de pesado trajín en la manga. Su pecho una enorme bolsa de aire para mantener la respiración a buen ritmo mientras corre detras de un paciente. Su vista y sus movimientos mas exactos que los de un bailarín cuando maneja el lazo en un pial inolvidable, o despliega sogas con rigor científico. Su piel es una manta casi inviolable que lo proteje de las peores heladas o de los rigores del sol implacable. Su finísimo oído y sus reflejos felinos le evitan el topazo de alguna vaca enfurecida, y sus pies incansables trotan sin parar cuando hay que ayudar a encerrar en un corral grande. Su cintura parece tallada en madera cuando trabaja a caballo, a veces en redomones no muy santos, y su espalda no se queja cuando pasa largos ratos agachado en una necropsia o una cesárea. Su estómago parece de acero porque digiere toda clase de carnes mas o menos cocidas, frutas robadas al pasar cerca de la planta, o vinos de cualquier calaña.
Por eso...
Desconfíen cuando vean un veterinario gordo, con anteojos gruesos, que camina con dificultad o que sale tristón de la consulta médica como cualquier otro ser humano.
¡Seguro que está disimulando!

Lo que se viene

  Me pasa muy seguido de querer ponerme a escribir notas, artículos técnicos o relatos, tal como hago desde hace muchos años, y encontrarme ...