domingo, 30 de diciembre de 2012

El pino


Ayer fui a Necochea y en algún momento me senté a tomar mate debajo de un pino. En cuanto me puse a mirarlo pensé: Seguro que este gaucho me ha visto pasar corriendo hace tantísimos años cuando mis primos, hermanos y yo eramos chicos y veníamos a jugar al parque ¡Pobre! Yo he tenido una vida tremendamente movida, viajé mucho, trabajé mucho, quise mucho y tuve muchos hijos. Mientras tanto, este tipo ahí plantado, solo, creciendo hasta el día que le toque caer de viejo ¡Que vida triste!
Y en eso estaba cuando sentí que el gran árbol me miraba. No supe bien si las dos piñas mas grandotas que colgaban de una rama eran los  ojos, o si me veía desde algún misterioso lugar del tronco retorcido. Y me habló. Con la voz asmática de los pinos, que les sale así, en un susurro como de viento que se filtra entre sus hojas puntudas.
-¡Mira vos!- Oí de pronto. Miré para todos lados pero no había gente cerca -¡Sí! ¡Sí! A vos te digo. Ya me di cuenta lo que estabas pensando. Pero no creas que en todos estos años no me pasaron cosas. De una de mis ramas, se colgó del cuello un tipo cansado de vivir así que, al otro día, con él balanceándose, salí en la tapa del Ecos Diarios. Ahí nomás donde estás vos tomando mate, se tumbaron montones de parejas a hacer la cosa acostumbrada mientras yo miraba ¡Vieras que entretenido! También aguanté el año de los tornados que golpearon toda la costa. Una lástima, porque esa vez cayeron muchos compañeros. Soporté tremendas lluvias y días de sol increíbles. Estuve a punto de morir cuando un turista desgraciado prendió fuego al lado de mi tronco para hacer la parrillada ¡Tendría tantas cosas para contarte!
Yo estaba mudo de la impresión y me había quedado como un pavo con la bombilla en la boca y el mate a medio tomar.
-Lo que pasa es que me dio bronca que me tuvieras lástima. Que los árboles somos bien orgullosos. Tendrías que saber que la diferencia con ustedes es que somos firmes y fuertes, y por eso la vida da vueltas a nuestro alrededor, mientras que ustedes son como barriletes que vuelan cerca nuestro, de un lado para otro, siempre a merced de los caprichos del viento-
Ahí sí. Fue demasiado. Respetuosamente junte mis cosas y me fui despacio para otro lado saludando al gran pino con palabras cordiales. Y dijo al despedirme: -¡Volvé dentro de unos cuantos años más y me contás como te fue! Vos estarás viejito, y tal vez yo sea más alto y vistoso que ahora-
  

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Cosas bonitas



La verdad es que cuando vi el caballo pensé que lo mejor sería dejarlo así nomás. Pero pudo mas la curiosidad. El animal había enfermado algunas semanas atrás, presentando diarrea recurrente que no cedió a los tratamientos de un colega, y se me llamó para intervenir "in extremis". Solo que cuando llegué al lugar, el animalito se había ido al cielo de los equinos, dejando sus despojos en la costa de una laguna. Para empeorar la situación, ayer llovieron 90 mm en San Manuel, con lo que no había posibilidad de entrar al potrero con ningún vehículo y así sacarlo del pantano.
Decidí trabajar en el agua. Esto resultó novedoso, ya que la masa intestinal llena de gas, flotó en forma muy agradable a mi alrededor, tal como se ve en la primera fotografía. Y el esfuerzo sirvió. Terminé encontrando una enterítis necrótica que afectaba un tramo grande del íleon. 
Cosas que pasan. 

martes, 25 de diciembre de 2012

Las tablas


En este mes de diciembre anduve trenzando la veterinaria con el teatro. Y pasó de todo. Como siempre. Desde el chambón que tiró la escenografía completa al enredarse con un fierro justo en medio de una obra, hasta la “actuación” de una víbora y un sapo en una representación bien cómica.
Uno de esos días de ensayo, estábamos con la gente de la escuela 27 trabajando la obra “La maestra nueva”. En un momento, la docente más vieja le tenía que preguntar a uno de los alumnos cuanto es 6 x 3. Como el muy bruto tardaría en contestar, la “inteligente” del grupo tenía que levantar la mano insistente diciendo: -¡Yo! ¡Yo lo sé señorita!-
Arrancamos con la escena y al llegar a ese punto, noté que la estudiosa se quedaba quietita y no levantaba la mano. Yo le hacía señas porque creí que se había olvidado cómo seguir. Hasta que la cosa no dio para más y tuvimos que parar.
-¿Qué te pasó María?- Le dije entonces.
-¡Es que 6 x 3 es muy difícil Jorge! ¿Por qué no le decís que pregunte algo más fácil?-

domingo, 23 de diciembre de 2012

Un galán despreciado


Se juntaron varios paisanos de la zona y decidieron armar una excursión a la Fiesta Gaucha en Jesús María, Córdoba. Buena gente. Hombres de trabajo. Con familias más o menos grandes, y montones de vida sobre el lomo. Eran cinco, así que se acomodaron en la Ranger de Gustavo, el encargado de “La Concepción” y salieron un miércoles a las 3 de la mañana para Córdoba. El viaje se les pasó bien rápido con mates, charla y varias paradas “técnicas” para ir al baño y, de paso, tomar alguna cerveza fresca en algún boliche.
Cuando llegaron a Jesús María, preguntando a unos y otros, encontraron la pensión que les habían recomendado y, como siempre pasa en estos casos, se apuraron en cambiarse y salir a “dar una vuelta” sintiéndose retozones y frescos como potrillos.
Rodearon la plaza mientras se divertían mirando las chicas que en la tardecita cordobesa, se meneaban con sus minifaldas microscópicas.
Hasta que pasó. En un momento fatal, Luciano Gaona, un tipo grandote y chistoso de unos cincuenta años, al cruzarse con tres palomitas que no tendrían más de veinte, les largó:
-¡Che chiquitas! ¿Dónde podemos ir a bailar? ¡Si quieren las invitamos!-
Pero la más linda de las tres, con ese instinto salvaje que tiene la mujer para saber donde puede lastimar, le contestó bien fuerte para que oyera media plaza de Jesús María:
-¿Y a dónde vas a ir a bailar vos? ¡Viejo arruinado! ¿No te viste las patas de gallo?-
Las tres largaron la risa y se fueron de lo más campantes, contentas con el golpe.
Y Luciano quedó como deprimido hasta el domingo. Solo tomó cerveza a rabiar y se dedicó a mirar las jinetedas casi sin hablar. Los demás respetaron su silencio.
  

jueves, 13 de diciembre de 2012

El libro nuevo



Me gustaría presentar a los que suelen frecuentar este blog, el libro que les mencioné en la entrada anterior. Nació el mes pasado y espero que tenga una buena vida. Eso sería que mucha gente pueda leerlo, que lo conozcan en distintos lugares y de ser posible, también que disfruten sus historias.
En la contratapa se lee esto:
    "En Animales que hablan, que vuelan y que caminan, Jorge Spinelli, veterinario rural, nos brinda una mirada personal y cercana de los hombres y las bestias que habitan nuestros campos y nos pinta sus paisajes a través del humor y la reflexión. Hay grandes pájaros que mueren de amor, nobles caballos que conversan amablemente con el autor, y vacas curiosas que critican los humanos procederes.
Los cuentos, relatos y anécdotas que conforman este libro nos toman sutilmente de la mano y nos muestran la hombría y el valor del peón de campo, los amores contrariados de algún paisanito, o el accidente impensado en el trabajo, que agrega varias gotas de sangre a la lectura.
Anécdotas que con humor y ternura, pueden versar sobre lo más duro, o lo cotidiano; pero siempre invitándonos a pasar un buen momento. Abrir este libro, nos lleva a descubrir lo maravillosamente ordinario del mundo rural, a veces desapercibido  para el ojo o el oído no entrenados."

Antes que alguno piense que se me subió la soberbia a la cabeza, quiero aclarar que lo escribió mi hermana Andrea, correctora del texto, y elogiosa por demás en sus conceptos.
Lo publique con Editorial Dunken. En la página www.dunken.com.ar, podrán encontrar más datos del libro y en caso de quererlo, pueden comprarlo allí mismo.
Otra posibilidad es que me escriban a cocospin1@yahoo.com.ar para hacérselo llegar al que lo quiera. También veremos cómo hacer para revenderlo en veterinarias, librerías y negocios relacionados, así que si hay interés nos pondremos en contacto. 

lunes, 10 de diciembre de 2012

Tiempos movidos


Y un domingo volví al rincón del blog. En estos días han pasado montones de cosas que me tuvieron ocupado. Solo falta un tirón hasta la Navidad, y creo que después volveré a caminar más tranquilo y a tener más tiempo para escribir y seguir contando historias.
El trabajo en el campo parece haberse multiplicado. Nos llaman por urgencias de todo tipo. Ayer terminamos amputando la pata de un ternero con una fea fractura de metatarso, pero hemos asistido casos de meteorismo espumoso, muertes por enfermedades varias, heridas y problemas de casco en caballos, algunos partos distócicos, prolapsos, traumas de pene en toros y otras muchas delicias.
Además, están los trabajos programados de reproducción. Tanto los rodeos de Inseminación a tiempo fijo, como los trabajos de Transferencia de embriones que ya les he contado en otras notas.
En noviembre apareció “Animales que hablan, que vuelan y que caminan”, mi segundo libro. Es una selección de relatos del estilo de los que ustedes acostumbran encontrar en este espacio. Voy a ver si cuando pasen estas semanas locas puedo armar una linda presentación. Con este libro la emoción no fue tan intensa como con el primero, pero de todas maneras, el primer vistazo, aspirar el aroma encerrado entre sus páginas y poder sostenerlo en las manos, son sensaciones incomparables.
Y llegaron los trabajos teatrales de fin de año. Esta vez estoy preparando una obra para la Escuela 27 que se llama “La maestra nueva”, otra con los egresados del secundario, “Amor imposible”; la tercera con los bailarines de la Peña folklórica, llamada “Un marido celoso” y me pusieron a actuar de Príncipe Felipe en la presentación del colegio primario. Por si fuera poco, el domingo 23 haremos el Pesebre viviente. Una linda representación en la que hasta se ve el parto de la Virgen María, de una manera tan sutil y delicada, que muchos de los presentes se llenan de emoción hasta las lágrimas. Todo esto ocupa horas y horas, muchas veces de noche, de ensayos y preparativos.
Y queda la redacción de las Gacetillas mensuales que enviamos desde la Veterinaria, las actas de las reuniones de Intervet, nuestro Grupo de Intercambio Veterinario, y el tiempo dedicado a la familia, el más gratificante y delicioso.
En fin. Son tiempos movidos tal como dije al principio. Pero “Sarna con gusto, no pica”
  

Lo que se viene

  Me pasa muy seguido de querer ponerme a escribir notas, artículos técnicos o relatos, tal como hago desde hace muchos años, y encontrarme ...