martes, 15 de enero de 2013

La yegua charlatana







Volteamos la yegua vieja y me puse a trabajar para sacarle un alambre que tenía enredado en una pata. El dueño, Hugo Ramirez, se fue hasta el molino a cargar agua en un balde para lavarla, así que en cuanto estuvimos solos con ella, me dijo:


-¡Menos mal dotor! Él bestia este no se decidía a llamarlo porque pensó que lo mío era solo una raspadura. Yo trataba de hacerle entender que algo tenía en la pata, pero hasta que no levanté fiebre y ya no pude pisar, no hizo nada-

-¡Bueno Negra!- Le dije mientras cortaba el alambre con una tenaza y lo iba retirando despacio -Lo importante es que ya estoy acá y vas a quedar como nueva-

-¡Ojala dotor! La verdad es que ando medio cansada de vivir ¡Suerte la de los matungos que se mataron ayer en el accidente cerca de Buenos Aires! ¿Se enteró?-

-¿Los que volvían de Jesús María? ¿Y vos como lo supiste?-

-¡Por la radio! Se pasaron toda la tarde charlando de ese asunto. Como el jefe estaba trabajando con unos fierros en el galpón y tenía la de transistores a los pedos, yo pude escuchar todo-

-¡Es verdad Negra! ¡Que accidente feo!-

-¡Sí! ¡Eso sí! ¿Pero escuchó dotor la cantidad de boludeces que decían los que opinaban después? Que las domas son salvajes. Que los pobres caballos sufren como locos. Que los que andan en eso son unas bestias y todas cosas así ¿Pero se puede ser tan ignorante? Ojalá yo hubiera tenido coraje para estar en las jineteadas. Me hubiera dado la gran vida-

-Lo que pasa Negra, es que hoy en día cualquiera cree que sabe de cualquier cosa y opina. Y la pobre gente de la ciudad, que no tiene ni idea de cuantas patas tiene una vaca, opina de las cosas del campo como si supiera algo-

La negra relinchó suavecito y movió la cabeza afirmando, pero ya no me habló más porque venía Ramirez con el agua para lavarla.

domingo, 13 de enero de 2013

La mujer de campo

Hace un tiempo, en este mismo lugar resalte los valores del hombre de campo, comparando las incontables habilidades que tiene y necesita para desarrollar sus tareas, con respecto a las pobrezas del de la ciudad.

Hoy me parece justo afirmar que con las mujeres pasa lo mismo.

La mujer de campo es machaza. Es tora. Es fuerte en todo sentido. Tanto físico como espiritual. Pare chicos con valentía y naturalidad, formando familias grandes, a veces con varios progenitores implicados, a las que dedica toda su energía. Es capaz de agarrar con simpleza el hacha y abrir leña para abastecer la insaciable cocina económica, puede cargar pesados baldes de agua y bolsas de semilla como si fueran envasas de galletitas, sabe soldar un fierro y mantener una huerta familiar con la misma maestría. Tanto pinta las paredes de su casa, como puede coser y bordar de maravillas, manteniendo decorosamente la ropa de toda la familia. Lava a mano en bateas descomunales, sin quejarse por hacerlo a la intemperie y muchas veces con agua fría. Es campeona en la cocina y te saca con sencillez un estofado con carne de capón exquisito o unas olorosas tortas fritas para acompañar el mate en los días de lluvia.

Es respetuosa y callada en los lugares que así lo exigen, pero guarda con hacerla calentar, porque es capaz de encarar un tren a mano, si hace falta, con tal de hacer valer sus derechos.

En las fiestas luce arregladita y aseada, aunque no esté con lo último que exige la moda. Resalta más la pulcritud en ella y toda su familia.

Es pícara porque es mujer. Y es decidida si le gusta un tipo. Se toma la vida con naturalidad y es raro que necesite ayuda sicológica para superar algún trance. No se deprime. Sigue con sus cosas a pesar de todo porque tiene la resignación del fuerte.

Que buena compañera tendrá el que sea capaz de ganarse una mujer de campo

martes, 1 de enero de 2013

Empezando el año


¡Como para empezar el año no está mal! Hoy me desperté cuando quiso el cuerpo, me preparé el mate y acá estoy en la cama leyendo y escribiendo. Hay un lindo sol, pero desde hace días, Don Viento nos está castigando mucho. Ayer me tiró casi todas las manzanas a medio madurar y mi planta quedó pelada. También cayeron ciruelas y duraznos, pero menos. Hemos suspendido algunos trabajos de manga por el barro, pero han aparecido muchos problemas con los pequeños, en los típicos vaivenes de nuestra ocupación.
Hoy Román me hizo reir. Cuando entre a la cocina de la veterinaria a preparar el mate me olvidé de saludarlo. Es que estaba en un rincón de la jaula todo quietito y además, bien feo con las plumas revueltas y desprendiéndose, por el emplume que está pasando.
-¡Buen día! ¿No? ¿O dormimos juntos?- Dijo ofendido,
-¡Hola Román! ¡Feliz año nuevo!- Le contesté mientras ponía la pava a calentar.
-¡Ojalá!- Retruco -¿Vos que vaso mirás? ¿El medio lleno o el medio vacío?-
-¡No sé! ¿Por?-
-Porque si sos optimista podrás decir que vos y los tuyos están sanitos, que tenés un montón de trabajo como siempre y que seguís lleno de proyectos…-
-¡Es verdad!- Contesté asombrado de la certeza de mi canario.
-Pero si rascás un poco, aparece todo lo que has venido hablando y viendo durante el año. Un país lleno de injusticias, con políticos que han comprado campo por la zona y que nosotros conocemos bien, más todos los que lo habrán comprado por ahí y no sabemos. Con la inflación que nos va matando de a poco, y los delincuentes que nos matan de golpe. Con la soberbia de los que mandan, y la prepotencia que les da un poder que no entienden que se termina más o menos pronto. Con la impunidad con que se mueven, sabiendo que el tiempo todo lo esconde, y que dentro de unos años nadie se acordará de ellos y disfrutaran de sus cosas sin que nadie los persiga. Con los millones que se gastan en propaganda y en someter a los medios, tratando de hacernos creer lo que ni ellos creen…-
-¡Para Román! Que tu vaso medio vacío es más que medio vaso-
-¡Mas vale Jorge! ¿Querés que siga?-
-¡No hermano! ¡Dejálo ahí! Vamos a seguir con lo nuestro de la mejor manera y confiando…-
-¿Confiando?- Preguntó desafiante mientras revoleaba el ojo negro.
-¡Feliz 2013 Román!-
-¡Feliz 2013 Jorge!-

Lo que se viene

  Me pasa muy seguido de querer ponerme a escribir notas, artículos técnicos o relatos, tal como hago desde hace muchos años, y encontrarme ...