viernes, 26 de diciembre de 2014

Dos de Garavelli

José Garavelli fue un vecino muy conocido de San Manuel. Hijo de inmigrantes italianos, hablaba un cocoliche muy gracioso, lleno de palabras mezcladas del español y el italiano de sus padres. Trabajó mucho en la bolsa, en épocas en que la producción de granos se movía en carretas hasta el pueblo, y después se trasladaba en tren hasta el puerto de Quequén.
Garavelli, además, era pituquito y mujeriego. Una de sus hazañas más recordadas fue con la Porota, una enfermera muy vistosa de Tandil, que trabajó varios meses en la Sala de Primeros Auxilios. El tipo aseguraba que tenía un romance con la chica y que ella moría por él. Una tardecita de verano, estaba la barra de amigos tomando fresco en la vereda del club Atlético. Allí estaba Garavelli, enredado en charlas y cuentos. De pronto la vieron venir muy oronda a la Porota. Cuando pasó al lado del grupo de hombres que la descuartizaban con la mirada, Garavelli se adelantó galantemente y le dijo:
-¡Porotita! ¿Nos vemos esta noche?-
La morocha se dio vuelta y sin dudarlo le contesto:
-¡Garavelli! ¡Por que no te vas a la rep… madre que te recontrapa…!-
Todos quedaron pasmados con el maltrato de la linda, hasta que Garavelli, tipo canchero, dijo:
-¡Como disimula la chiquita! ¿Vieron?-

Ya de grande, y medio maltrecho por los trabajos brutos, Garavelli consiguió un laburito bien liviano. Todas las mañanas esperaba el colectivo en la estación de servicio, y se encargaba de llevar dos maestras que venían desde Lobería, hasta la escuelita de La Bodega. El viaje lo hacía en una jardinera, tirada por un caballito blanco muy trotador. Un día, ya casi llegando a la calle donde doblaban para recorrer los últimos mil metros hasta la escuela, Garavelli vio que en el campo de los Almaraz, el padrillo estaba en trámite de servir a una yegua. Toda la función estaba por suceder al lado del alambrado, así que el cochero se entusiasmó con el excitante espectáculo. Y tanto se entusiasmó, que en lugar de doblar donde tenía que doblar, siguió de largo. Entonces, una de las maestras le pegó el grito:
-¡Le erró Garavelli!
Y el pobre hombre, aturdido por la bestial escena de sexo, se dio vuelta y dijo:
-¡Que le va a errar señorita, si se lo mandó hasta el tronco!-

  

domingo, 14 de diciembre de 2014

Ausencia con motivos


Operando la rótula de un caballo


Con dos de los residentes


Un grupo de artistas antes de salir a escena. Puros nervios

Hace mucho tiempo que no escribo y tal vez los seguidores de este blog estén pensando que mis días han quedado en calma y ya nada digno de comentario sucede en ellos. Pero no. Al contrario. Los dos últimos meses han sido de puro vértigo. En realidad todo este año.
El trabajo profesional demanda la mayoría de las horas. Ahí andamos entre vacas, caballos, ovejas, cerdos y perros, curando, suturando heridas, operando montones de cosas y ayudándolos a reproducirse. Hemos hecho mucho con Juan, pero también nos han acompañado diez residentes. Algunos de la Facultad de La Plata, otros de la Escuela veterinaria de Nantes en Francia y dos escoceses de los que ya les conté en otras entradas.
En estas últimas semanas hice varias cosas de mi antiguo oficio de carpintero. Arreglé muebles, hice ventanas y ahora andamos junto con los chicos en la construcción de una balsa para ir a pescar a las lagunas.
También estoy en un proyecto familiar en un campito algo alejado de San Manuel pero que me ha hecho viajar bastante. Para el año próximo tal vez podamos tener las primeras vacas. Veremos si todo va bien.
Este año me tocó colaborar con la Revista Visión Rural, de INTA Balcarce, en una sección que llamamos Rincón Ganadero. Idear, escribir, corregir e ilustrar los artículos me demanda bastante tiempo.
Como de costumbre, en estos últimos meses tuvimos bastante actividad teatral. Volvimos a dar “La herencia de los Pérez”, con la novedad de que uno de los actores no pudo trabajar y entonces, además de dirigir, tuve que actuar. La semana pasada dimos “El mago y la bella” con los egresados de 5° año del colegio. Es el 14° año que hacemos estos trabajos y realmente salen obras muy divertidas. Todavía nos queda, para el viernes 19, presentar la obra “Año nuevo, vida nueva” con gente de la Escuela 27, donde también tendré que dirigir y actuar.
Lo mejor de todo fue la vida familiar, con mis siete hijos, nueve nietos, madre, hermanos y sobrinos, que hacen que se repitan las reuniones, fiestas, egresos y mil cosas más.

Por esto, y otras muchas cosas que me han tocado en estos tiempos, es que me alejé un poco de estas páginas. Lo bueno es que hay un montón de cosas nuevas para contar así que aquí estaré. Como dice el slogan de Cronica TV… ¡Firme junto al pueblo! 

Lo que se viene

  Me pasa muy seguido de querer ponerme a escribir notas, artículos técnicos o relatos, tal como hago desde hace muchos años, y encontrarme ...