martes, 16 de octubre de 2012

Un resbalón


Una de las cosas que se aprende andando en el campo es a lidiar con el barro. Las lluvias dejan los potreros inundados, los arroyos crecidos y los caminos casi intransitables. Digo casi, porque cuando hay una urgencia en el campo el veterinario rural debe enfrentar los huellones valientemente. Ya les he contado lo que es manejar un vehículo en el barro cuando es imperioso llegar.
Pero también se complica el caminar cuando el suelo esta resbaloso.
Benicio Sosa es un hombre serio. Es raro oírlo reír. Será que nació amargo. Además es tremendamente grande y pesado, así que cuando aparece en la manga, con su paso grave y su gesto adusto, queda muy poquito lugar para la joda.
En estos días de inseminaciones a tiempo fijo y lluvias agregadas, nos han tocado varios trabajos con las peores condiciones climáticas. Uno de esos fue la semana pasada en “El Porvenir”, la estancia donde trabaja de mayordomo Don Benicio. Tocaba inseminar el miércoles y el agua se largo el martes a la noche. A duras penas llegamos al campo con todos los elementos y el termo de nitrógeno. Empezamos la tarea mientras una garúa persistente nos iba calando despacito hasta los huesos. Benicio estaba más hosco que de costumbre, tal vez por la lluvia, y los dos muchachones que ayudaban, se movían en silencio, deslizando apenas algún comentario jocoso, cortado por la mirada de acero del encargado.
Pero siempre pasa algo. De pronto una vaquillona saltó la tranca de adelante y Benicio, con enorme agilidad, se tiró sobre el palo del cepo que había quedado abierto, para impedirle la escapada, con tanta mala suerte que pegó tremendo resbalón en el barro, se dio con el palo en el pecho y castigo de espaldas en el charquito que había debajo del cepo, perdiendo el honor y el hermoso sombrero negro, en tan desafortunado accidente. Hubo un momento de silencio interminable. Nadie se animaba a decir nada por respeto, hasta que Julián no aguanto más y cagándose de risa le grito:
-¡Que lo tiró Don Benicio! ¡Me parece un sueño que se le haya escapado la vaquillona! Usté que es tan seguro para el cepo!-
Benicio se dio vuelta hacia el pibe y todos temimos lo peor, pero el hombre grandote y embarrado se rió con ganas, tal vez por primera vez en mucho tiempo. 

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