jueves, 7 de enero de 2010

Desenterrando un peludo


Me gusta comer animalitos silvestres. Agarrar alguna mulita. A veces cazar un pato gordo, hacer un buen guiso de arroz con perdiz colorada, o preparar algún escabeche con bagres suculentos. La naturaleza es generosa. A veces agrego una ensaladita de berro fresco o frutas recién cortadas de algún árbol del campo. La carne de los ciervos de la zona generalmente la pruebo en excelentes embutidos caseros, y cada tanto, me regalan algo de carpincho para degustar en milanesas.
Los peludos son una plaga. Se los combate de muchas maneras porque en su voracidad rompen bolsas de cereal, o hacen cuevas en todo lugar que tenga piso de tierra, tratando de llegar a los comestibles. Hace años tuve la idea de organizar la cría de estos bichos en cautiverio, para utilizarlos como alimento en lugares exclusivos que gustan de lo exotico. Pensé que si comer centollas (con lo poco comestible que tienen) origina tan buen negocio para restaurantes exclusivos, presentar un peludo o armadillo como plato novedoso no le iría en zaga ¡Pero nó! La secretaría de comercio exterior, cuando consulté, desestimó la posibilidad y me pinchó el globo.
De todas maneras, los sigo agarrando y comiendo.
Cuando ando por esos caminos de tierra de la zona y veo uno, paro enseguida la camioneta y me largo corriendo. Lo mejor es, al alcanzarlos, darles una patada que los saque del rumbo y, una vez que se paran en la carrera, apretarlos bien fuerte contra el suelo hasta poder agarrarlos de la cola. Pero a veces, los bandidos alcanzan a meterse en alguna cueva que encuentran a la pasada.
Si uno los tiene tomados de la cola y ellos meten el cuerpo dentro de la cueva, se hace casi imposible sacarlos tirando, así que hay que usar un viejo truco que no falla... ¡Se les mete el dedo en el culo para que aflojen! ¡Es bárbaro! En cuanto se hace la maniobra los tipos quedan blanditos y resbalan para afuera sin chistar.
¡En fin! Les dejo el dato para meditar y ¿Por que nó? Probarlo cuando se les dé la ocasión.

5 comentarios:

  1. Pero son muy lindos para comerlos!!!

    Yo tuve un par de veces como mascotas, no son muy demostrativos pero si simpáticos.

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  2. Y si...a quien le puede gustar que le metan el dedo en el culo JaJa. Los animales en general somos parecidos en muchas cosas. Respecto a lo de comerlos lo màs salvaje que comi fue liebre, y me gusto hasta ahì nomas, no se si por el poco entusiasmo culinario que fue preparada o que pero estaba bastante fuerte. Un saludo.

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  3. ¡Y Dayana! Todo ser viviente es lindo para alguien, pero si uno no los caza por depredador no me parece mal comerlos. Es la vida
    ¡Ah! Es cierto Hernan que la liebre, si no está bien preparada, es fuerte. Hay que dajarla toda la noche en agua con un chorro de vinagre, y al otro día, te hacés un estofado bien condimentado. Seguramente te desnucarás comiendo... Ja Ja

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  4. Me encantan las cenas exoticas, si de esto se trata yo llevo el postre ( naranjas de la plaza Independencia) es lo mas silvestre que encuentro en Tandil,,,,jaja..besos

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  5. jajajaja me mató la ultima frase

    No se ven muchos bichos de esos por la ciudad, pero quizás se pueda aplicar el consejo a seres humanos y obtener resultados jaja

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