sábado, 15 de junio de 2013

Una broma

En general, dejamos la cirugía en pequeños, para los días de lluvia o cuando no se puede salir al campo por alguna otra razón.
Ese día decidimos castrar dos perras. La del chico que abrió un taller hace poco en el pueblo, y la de la gente del almacén. Como a las nueve de la mañana pasamos a buscarlas. Cargamos la primera, y cuando fuimos al mercado por la otra, nos dijeron si podíamos sacarla de la casa, que el portón del patio estaba abierto y que la agarráramos nomás. Una vez que estuvieron bien dormidas, las operamos sin contratiempos y mientras estábamos terminando de limpiar todo, a Juan se le ocurrió hacer una broma:
-¡Buena idea!- Le dije.
Pusimos las dos perras, aún dormidas, en la caja de la camioneta y nos fuimos hasta el almacén de los Alvarez. Paramos frente a una puerta lateral del mercado, pero bajamos la mascota del chico del taller y la dejamos acostada en la vereda. En cuanto entramos al negocio, que estaba lleno de gente, me gritaron desde atrás del mostrador:
-¿Y Jorge? ¿Cómo te fue?-
-¡Bárbaro! ¡Ahí la tengo! ¿Me abrís la puerta del costado así la entramos?-
-¡Sí! ¡Ya voy!- Dijo Andrea.
Y allá se fueron los dueños a recibir la operada, se sumo la suegra, y por la puerta del negocio salieron varios vecinos curiosos a chusmear un poco.
Nosotros nos quedamos bien serios, esperando con Juan, paraditos al lado de la perra equivocada.
En cuanto se asomaron y la vieron, ninguno habló. Me miraron. No entendían bien que pasaba hasta que Mauricio me dijo:
-¡Pero esta no es mi perra!-
Yo me reí, simulando que era él, el que me estaba haciendo un chiste, y le dije:
-¡Dale Mauricio! ¿Dónde querés que la dejemos?-
Ahí sí, las mujeres, y algunos conocedores del animal, empezaron a atropellarse para tratar de convencerme de que esa no era la perra de ellos, y yo insistiendo que la habíamos sacado del patio de su casa, y que  a ellos se la tenía que dejar.
Así estuvimos un rato. Juan y yo sin poder aguantar la risa, hasta que de pronto, la suegra descubrió el asunto cuando vio que su animalito reposaba tranquilamente en la caja de la camioneta.

Terminamos a las risas y desde hace días que la broma es el comentario en el almacén.

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