martes, 28 de octubre de 2014

Un prolapso de útero




-¡Rápido doctor!- Rogó la vaquillona negra -¡No le puedo explicar lo feo que es caminar con todo el útero colgando hasta los garrones!-
-¿Pero te duele mucho Negra?- Pregunté intrigado
-¡La verdad que no! Lo único que siento es eso pesado que me golpea las patas-
-Por las dudas no te muevas mucho. La semana pasada tuve que ver una vaquita que se desesperó y terminó arrancándose el órgano a patadas-
-¿Y la pudieron salvar?-
-¡No! Se desangró muy rápido. Ahora está en el freezer de los González lista para ser consumida en un asado-
-¡Pobre!- Dijo la Negra. Y se quedó pensando. Tal vez en su destino.
Le apliqué algo de anestesia epidural, después una droga que ayuda a relajar el útero, lo reintroduje bien lavado y por fin, completé con una buena sutura vulvar y los antibióticos necesarios.
Allá se fue la buena Negra aliviada de sus padecimientos y agradecida con la atención. 

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