lunes, 10 de abril de 2017

Tiger y la hambruna

Como hace dos días que llueve sin parar, Tiger tiene permiso para estar en la churrasquera. De todas maneras no le gusta mucho el asunto porque se aburre, así que me pide que le prenda la tele y se pasa el día empapándose con las noticias.
Recién preparé el mate y me fui a verlo. Estaba lleno de preguntas.
-¿Por qué no me dijiste que Argentina estaba en llamas? ¿Y que la gente se está yendo a vivir a otros países porque acá hay una hambruna general?-
-¿Qué te pasa?- Le pregunté asombrado -¿Te sentís bien?-
-¡Sí! Por suerte me siento bien, pero tengo miedo de morirme de hambre. Recién vi a unas viejas que gritaban malas palabras. Aseguraban que el país está gobernado por gente muy mala, que ganó las elecciones por culpa del periodismo, que ya no hay trabajo para nadie, y que Argentina está peor que en el año 2000-
-¡No les des pelota Tiger! Por suerte tenemos un gobierno sensato después de tanto tiempo. No hay magos ni iluminados. Solo gente con ganas de hacer las cosas bien y acomodar tantas cosas desacomodadas-
-¿Pero entonces porqué decían tantas barbaridades?-
-¡Mirá! Vos sos un gato bastante capo. Todos tus conocidos te respetan y te tienen miedo, pero ¿Qué pasaría si un día aparece otro gato más duro y a vos te pierden el miedo y te sacan la comida?-
Tiger se quedó pensando. Lentamente. Como piensan los gatos. Por fin me dijo:
-¡Trataría de que el nuevo se fuera de cualquier manera! Le haría todas las maldades posibles con tal de obligarlo a dejar el lugar. Además, inventaría historias horribles para que los gatos comunes se le vuelvan en contra ¡Sí! ¡Eso haría!-
Mi miró fijo con sus grandes ojos amarillos, mientras las ideas se amontonaban en su cabeza felina. No le dije nada. La realidad se le apareció de pronto.
-¡Ah! ¡Ya entendí Jorge! ¡Gracias!-

Por las dudas agarré el control remoto y puse Disney Channel.

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