Y así se terminó la historia
El plan estaba bien estudiado. Aprovecharía la visita del ex presidente a la ciudad de Azul para la gran celebración. El día amaneció lluvioso, y el helicoptero con las autoridades se demoró dos horas en Chascomús mientras la tormenta se dispersaba.
Lugano, el muchacho que partió de su Chavez natal a estudiar veterinaria lleno de sueños y proyectos se enfrentaba con su destino. Despues de los increíbles pasos que recorrió en sus últimos siete años, ya no se reconocía en este presente marcado de golpes en el alma y cicatrices en el cuerpo.
La organización le había dado todo el apoyo que precisaba para poder ejecutar la orden, pero con tal discreción que solo tuvo contacto directo con Hugo, Paco y Luis, el día que lo captaron. Despues solo vivió tormentos y humillaciones que lograron quebrarlo y transformarlo en esta máquina de matar que era hoy.
Se vistió con calma. Revisó por última vez su pistola 9 mm y se puso el sobretodo con diez bolsillos secretos cargados con sobres de combustible altamente inflamable. Repasó el funcionamiento del detonador y despues de ponerse anteojos que disimulaban la enorme cicatriz de su cara, salió del Gran Hotel Azul. En un viejo Renault 12 se dirigió al gimnasio del Club Excursionistas, donde el ex presidente daría una charla para celebrar el Bicentenario. En la radio del auto escuchó que el vuelo venía demorado, así que supo que tenía algo mas de tiempo. No estaba nervioso ni tenía miedo.
El ex presidente entró al Club a las 13.27 hs rodeado de varios custodios pero mostrando como siempre esa peligrosa predisposición para acercarse a la gente. Lugano estaba sobre un pasillo lateral, apoyado en la pared, cuando lo vió venir.
Se miraron un instante y los dos supieron que era el último. Lugano se había sacado los anteojos y su extraño rostro desfigurado impresionó al hombre. La víctima vió como se levantaba el arma frente a su cara. Y ya no sintió nada. El balazo entró sobre la nariz, justo entre los ojos, mientras Lugano accionaba el detonador. Los diez depósitos de combustible estallaron produciendo una gigantesca bola de fuego que terminó también con él y con la posibilidad de identificarlo.
Todo fué un caos interminable. Y aquél instante marcó el quiebre en la historia del país.
Nunca se supo quien fué el autor del crimen pero cada vez que veo a Esperanza creciendo feliz con mis otros hijos, siento que el pobre Lugano, a pesar de sus sufrimientos dejó algo bueno a la vida.
Lugano, el muchacho que partió de su Chavez natal a estudiar veterinaria lleno de sueños y proyectos se enfrentaba con su destino. Despues de los increíbles pasos que recorrió en sus últimos siete años, ya no se reconocía en este presente marcado de golpes en el alma y cicatrices en el cuerpo.
La organización le había dado todo el apoyo que precisaba para poder ejecutar la orden, pero con tal discreción que solo tuvo contacto directo con Hugo, Paco y Luis, el día que lo captaron. Despues solo vivió tormentos y humillaciones que lograron quebrarlo y transformarlo en esta máquina de matar que era hoy.
Se vistió con calma. Revisó por última vez su pistola 9 mm y se puso el sobretodo con diez bolsillos secretos cargados con sobres de combustible altamente inflamable. Repasó el funcionamiento del detonador y despues de ponerse anteojos que disimulaban la enorme cicatriz de su cara, salió del Gran Hotel Azul. En un viejo Renault 12 se dirigió al gimnasio del Club Excursionistas, donde el ex presidente daría una charla para celebrar el Bicentenario. En la radio del auto escuchó que el vuelo venía demorado, así que supo que tenía algo mas de tiempo. No estaba nervioso ni tenía miedo.
El ex presidente entró al Club a las 13.27 hs rodeado de varios custodios pero mostrando como siempre esa peligrosa predisposición para acercarse a la gente. Lugano estaba sobre un pasillo lateral, apoyado en la pared, cuando lo vió venir.
Se miraron un instante y los dos supieron que era el último. Lugano se había sacado los anteojos y su extraño rostro desfigurado impresionó al hombre. La víctima vió como se levantaba el arma frente a su cara. Y ya no sintió nada. El balazo entró sobre la nariz, justo entre los ojos, mientras Lugano accionaba el detonador. Los diez depósitos de combustible estallaron produciendo una gigantesca bola de fuego que terminó también con él y con la posibilidad de identificarlo.
Todo fué un caos interminable. Y aquél instante marcó el quiebre en la historia del país.
Nunca se supo quien fué el autor del crimen pero cada vez que veo a Esperanza creciendo feliz con mis otros hijos, siento que el pobre Lugano, a pesar de sus sufrimientos dejó algo bueno a la vida.
FIN
una una duda,.. hugo paco y luis eran los sobrinos del pato donald?
ResponderEliminarg.m.
Hola,
ResponderEliminarjaja sep, eran los sobrinos del pato donald pero no creo q, justamente, él sea quien quiera eliminar al ex presidente...el escritor habrá mezclado sentimientos?jaja
Habia dejando la historia unos capitulos atras, así q me tomó por sorpresa todo este giro q dio, bah! la historia de Lugano da saltos inesperados, pense q el personaje de Susana haria un daño más directo pucha,
Y, realmente, no queria q muera Alicia, hubiese matado a Marina...je.
Por cierto en la entrada del martes 24 de noviembre de 2009, Lugano dice 'es mi hija Marina' en vez de Esperanza.
Y el pobre de Lugano murió nomás, cosas q pasan...y todo por una vaquillona.
Disfrute leyendo la historia de Lugano, espero más cuentos =)
saludos!