viernes, 8 de julio de 2011

Se siente en el cuerpo

Nuestro tiempo es apenas un suspiro en la historia de la humanidad. Aunque nos esforcemos, nuestro paso quedará borrado para siempre. Tal vez el de Borges o el de Disney perduren algunos años más, pero también serán suspiros.
Y en esta escala enorme, donde ya ha habido períodos de glaciaciones que casi terminan con la gente en el mundo, caída de meteoritos capaces de acabar con los dinosaurios, y otros cataclismos semejantes, no sería imposible que pase lo que pronóstico un estudioso japonés. Según el tipo, las erupciones y terremotos que vienen sucediendo en términos de meses entre unos y otros, son un período de reacomodamiento general del planeta con consecuencias imprevisibles. Los tsunamis, terremotos y temblores no son hechos aislados.
Cuando leí esto pensé en la capacidad de los animales de anticiparse a los fenómenos naturales. Los caballos se revuelcan de lomo algunas horas antes de las lluvias y las hormigas trabajan febrilmente hasta que se larga el chaparrón y ellas pueden descansar las piernas bien calentitas en sus hormigueros.
¿Y no tendremos esa capacidad los humanos? Todos estos movimientos sociales en Egipto, Medio Oriente, Europa y muchos lugares de América ¿No serán el anticipo de los grandes desastres que se vienen?
¡Mamma mía! Hubiera dicho mi abuelita Bianca ¡Que día tenemos hoy!

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