viernes, 16 de marzo de 2012

Accidente nocturno

Pleno verano. Nos habíamos acostado como a las 11 de la noche. Dejamos la ventana abierta para que entrara el fresco, y por ahí se colaba el canto de algunos grillos.
Sería la una de la mañana cuando me despertó el motor de un vehículo que se detenía frente a la casa. Mi mujer y los chicos dormían placidamente. Después de algunas corridas y golpes fuertes sobre la puerta, se oyó una voz desesperada que gritaba: -¡Spinelli! ¡Spinelli!-
Me levanté sobresaltado, y en calzoncillos nomás, arrimé mi cara a la persiana entreabierta y dije: -¿Qué pasó? ¿Quién es?-
-¡Somos los Cabrera, Spinelli! ¡Por favor atiéndanos el perrito que lo piso una camioneta!-
Miré el reloj. La una de la mañana. Me vestí a medias, mientras pensaba que corno estaría haciendo el perrito a esa hora para que lo pisara una camioneta.
Cuando salí. Solo con un pantalón y los zapatos puestos, me encontré con un cuadro tremendo. La mamá Cabrera se paseaba hecha un manojo de nervios por el frente de mi casa, mientras las dos hijas Cabrera, una chicas cuartudas de 19 y 20 años, lloraban a moco tendido, sentadas en el borde de la ventana. Me llamó la atención que papá Cabrera estaba al volante del auto, fumando tranquilamente.
En cuanto me vio, mamá Cabrera pegó el grito: -¡Acá está Spinelli che! ¡Bajá al Cuchu para que lo revise! Y las chicas redoblaron el llanto haciendo coro.
Por un instante pensé que lo que papá Cabrera iba a bajar del auto eran los flecos del Cuchu ¡Pero no! El hombre bajó, rodeó el auto, abrió la puerta del acompañante y con un elegante saltito, el Cuchu se vino moviendo la cola a saludarme.
Dudando les pregunté: -¿Este es el Cuchu?-
-¡Sí Spinelli! ¿Se va a morir?- Grito la madre.
-¿Pero como se va a morir si está mejor que yo?- Contesté un poco amoscado por todo el asunto, mientras acariciaba al animalito que me lamía las manos.
-¿Viste que no tenía nada? ¡Yo te dije!- Largó papá Cabrera.
-¿Y vos que sabés? ¿Acaso sos veterinario? Lo atacó la madre. Y se pusieron a discutir como locos, mientras las lloronas abrazaban felices a su mascota.
Al final tuve que cortar la escena diciéndoles que si no les molestaba, me iba a la cama de nuevo. Que cualquier cosa, volvíamos a ver al Cuchu al día siguiente.
Papá Cabrera no sabía como disculparse pero la rama femenina, ofendida con el jefe de familia, se subió al auto muy enojada y ni siquiera me saludo.
¡Cosas que pasan a los vivos! Diría Cacho Souto.

1 comentario:

  1. El miedo. Emoción necesaria como mecanismo de defensa, pero cuando aparece exacerbado, se vuelve en contra nuestro y puede ser peligroso para nosotros o los demás. Siempre recuerdo el video del asesinato del presidente de EEUU Kennedy, cuando la esposa que iba al lado de él, al escuchar el disparo, en el mismo momento que el conductor acelera el auto, ella comienza a "gatear" hacia atrás, poniendo en riesgo su vida. El miedo.....a veces nos vuelve un poquitín impensantes

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