domingo, 21 de agosto de 2016

Paciente en apuros


Llegué al campo muy rápido. Roberto me había llamado al amanecer para decirme que una vaquillona no podía parir y que me la dejaba encerrada en la manga. Él se tenía que ir a dar de comer a los corrales.
-¿Te arreglás solo?- Preguntó
-¡Voy a tratar! ¡Cualquier cosa te llamo!-
Cuando la pequeña futura mamá me vio llegar sin Juan, mi hijo y colega, se alarmó:.
-¡Buen día dotor! ¿Le parece que va a poder sacarme al nene de adentro? Vea que estoy así desde anoche y este es hijo del toro Beto que es una bestia...-
-¡Vos quedate tranquila y pasá nomás por la manga que te reviso y vemos!-



Antes de que la pobre tuviera tiempo de asustarse mas, le hice unas elegantes maniobras y en un rato le ayudé a tener un hermoso ternero macho.
Mientras me lavaba y desinfectaba, el tipito se puso trabajosamente de pie y empezó a olfatear la ubre calentita para darse el primer festín.

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