domingo, 28 de febrero de 2016

Petiso vengativo


-¡Y si Benito! El pobre gaucho tiene fracturada la tibia derecha


Le hicimos un bonito yeso que contuvo la lesión


Así quedó el pobre gaucho. Muy apurado por recuperarse como podrán leer a continuación

-¡Buen día! ¿Cómo anda doctor? ¿Podrá venir de una disparada al campo? ¿Me parece que el pobre gaucho se quebró?-
-¡Que tal Benito! ¡Tanto tiempo! Voy para allá pero ¿Quién es el pobre gaucho?-
-Es el petiso de los hijos del jefe. Le puse así de nombre, porque siempre tuvo pinta de destartalado. Ahora me parece que lo pateó una de las yeguas con cría-
-¡No hay problema! ¡En un rato estoy por allá!-
-¿Cómo andas pobre gaucho?- Le pregunté en cuanto lo vi. Estaba quietito en un rincón del inmenso monte.
-¿Y cómo quiere que ande dotor? ¡El dolor me hace recagar!-
-¡Epa petiso! ¡Que boquita!-
-¡Ma que boquita!- Contestó áspero el pequeño –Usté no siga conversando y metalé con el yeso que en cuanto me cure, esa yegua podrida no se salva-
Preparé las vendas enyesadas en silencio para no seguir oyendo el rosario del pobre gaucho, pero el tipo, haciendo honor al dicho de que todos los chiquitos son malos siguió:
-¡Que yegua hija de mil! ¡Siempre buscando mierda!-
-¡Cual es la yegua que te estropeó!-
-¡La overa! ¡Es una basura! Ahora anda con el cuento de que la zaina me quiere más a mí que a su potrillo, que viene siendo su sobrino por parte de padre. Hoy se me vino de atrás, la muy desgraciada, y de puro loca y arrebatada me cagó justo en la pata ¡Pero ya va a ver dotor! Cuando este curado, el primer día que la encuentre durmiendo, le arranco la ubre de un mordiscón-
-¿Te parece pobre gaucho?-
-¡Ya va a ver!-
Veremos entonces


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