martes, 7 de junio de 2011

El frío y el mosquito

Hace un frío bárbaro. Me vine hasta la veterinaria pisando una helada que da miedo. Apenas prendí la luz de la cocina lo vi estacionado en la pared, sobre la mesada. Un mosquito gordo.
-¿Cómo puede ser que con estos climas ande un mosquito tan piolón?- Pensé, mientras ponía la pava a calentar para los primeros mates de la mañana.
Y entonces me di cuenta. El tipo debió quedar duro por la caída del termómetro, sin poder volar hasta su cueva. Lo miré más de cerca y era eso. El pobre apenas alcanzaba a revolear el ojo negro. Estaba engarrotado de frío y seguro que le dolían todas las coyunturas ¡Que porque sean chiquitas sus patas, no serán chiquitos sus dolores!
En cuanto la cocina se empezó a calentar con el fuego, le volvieron los colores. Movió un poco las alas ¡Como probando! Y al ratito despegó con un zumbido, dio una vuelta sobre mi cabeza, agradecido, y se fue para su casa.
Yo terminé de preparar el mate y me acomodé en mi oficinita.

2 comentarios:

  1. Muchos cuidos con los mosquitos, son pesados en su volar cuando revolotean por nuestras cabezas y si nos pican son desagradables sus picores.
    A estos animalitos en vez de abrirle la puerta, hay que darles puerta, que es un significado más drástico.
    Espero Jorge que no te piquen los mosquitos.
    Saludos de Gabriel.

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  2. En el departamento me acompaña uno, acaba de pasar volando frente al monitor, ante mi mirada atónita. Como ya no es verano considero que estamos en tregua, así que lo dejo aprovechar el calor de la estufa. Saludos!

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