martes, 11 de febrero de 2014

Un domingo distinto

Fue una linda mañana de febrero en la Estancia Médano Blanco. Ese campo, pegado al mar, cerca de la ciudad de Necochea, tiene en las profundidades de su suelo, unas muy buenas aguas termales. Es así que la gente que compró esas tierras hace algunos años, las ha transformado en un buen lugar turístico con piletas de agua termal, que, si es por lo que indican los carteles, curan hasta la peste bubónica.
Este domingo pasado organizaron una carrera de aventuras llamada “Desafío al Médano Blanco”. Y fuimos a correr mi hijo Juan con un amigo, la prueba combinada de pedestrismo, bici y remo; y yo, los 10 km de pedestrismo. Armaron un circuito muy lindo con subidas y bajadas por médanos con arena bien caliente, y algunos tramos cruzando plantaciones costeras de pino.
Se juntó mucha gente. Los más de 200 corredores con sus familias y amigos, y otro montón con ganas solamente de meterse en las aguas termales.
Yo no estaba demasiado entrenado. Corrí durante enero lo más que pude, con la ventaja de hacerlo en un circuito de sierras con muchas lomas, lo que me acostumbró a las cargas. Pero nada más. Así que traté de no moverme mucho hasta el momento de la largada.
A las 10 de la mañana salimos en una “previa” de 2,5 km hasta la largada real, trotando a buen ritmo hasta una tranquera en medio del campo. Allí paramos un rato mientras uno de la organización explicaba los distintos recorridos, y por fin salimos a los piques, por un camino estrecho rodeado de cardos, buscando los médanos. El primero que encontramos era el mas alto. Desde la punta, donde habían colocado una banderita indicadora, se veía toda la costa y el mar. A partir de allí era subir y bajar tratando de mantener algo de ritmo, hasta que volvimos a desembocar en la famosa tranquera y de ahí, los últimos kilómetros hasta la llegada. Yo venía con poco resto y me encontré con uno que estaba peor que yo. Lo invité a recorrer la última parte en yunta y así llegamos hasta el arco final.

La verdad es que llegar es algo muy gratificante. En cualquier posición. Terminar estas carreras nos llena de energía y bienestar y lo recomiendo vivamente. Sea hombre o mujer, sin importar la edad. Esto se puede hacer a los 11 años, como el más benjamín del domingo, que terminó el recorrido fresco como una lechuga, o en la edad de jubilarse. No importa. Muchos recordarán al célebre Bedoya de Tandil, que con más de 80 años, corría este tipo de carreras calzado con unas finas alpargatas negras. 
  
 Con Juan antes de largar

 A punto de llegar con un rezagado a cuestas

Muy contento al final

No hay comentarios:

Publicar un comentario

El hombre y el teléfono

  Cualquier empleado de campo, por más rústico que aparezca, anda con su teléfono celular en el bolsillo. La mayoría de los menores de 30 añ...