Aquel primer viaje a Mexico fué fatal. Ya de vuelta, obviamente también por Varig, las escalas eran Bogota y San Pablo. En este último aueropuerto había que cambiar de avión para llegar finalmente a Ezeiza. La cuestión es que esto lo supe despues.
Cuando llegamos a San Pablo, vino un tipo muy gauchito y me hablo...¡En portugues! Y no se que me pasa con ese idioma pero nunca entiendo un pomo. Seguro que me abra dicho que me tenía que bajar, pero como no le entendí, me quedé muy piola sentadito hasta que despegamos de nuevo. Yo contento, volví a desayunar, y en poco tiempo la voz del parlante anunció que estabamos por aterrizar...¡En Río de Janeiro!
Y ahí caí... ¡Porque no vayan a creer que soy tan gil! Saqué el pasaje, lo leí con cuidado y caí del todo.
El asunto es que estaba en el gigantesco Aeropuerto de Río, solo, sin un peso partido al medio, ni tarjeta, ni nada y sin saber que hacer. Anduve caminando los pasillos un rato, pensando en irme hasta el consulado o tratar de hablar con alguien que me pudiera ayudar, cuando los altavoces anunciaron un vuelo de Varig con destino a Buenos Aires en la puerta 22.
Sin pensar salí corriendo, y con cara de estúpido me apersoné en la puerta de embarque y les tendí mi pasaje a tres hermanos brasileros que allí estaban.
Y otra vez esa mirada como la del tipo de Ezeiza. Pero como son un pueblo alegre, estos se empezaron a cagar de risa al instante, mientras me preguntaban que estaba haciendo en Río. Y yo que no entendía bien lo que decían, ponía mas cara de sonso y les contaba que me había traído otro avión hasta ahí un rato antes.
La cuestión es que no quedaba mas remedio que acomodarme en ese vuelo, así que revisaron el listado y como toda la clase turista estaba completa me sentaron en primera. Les agradecí con sincera emoción y llegué a Buenos Aires leyendo los diarios y tomando un whiskicito... ¡Antes que mis valijas que venían en el otro avión!
Seré un Bolas Tristes pero tengo un culo bárbaro
Cuando llegamos a San Pablo, vino un tipo muy gauchito y me hablo...¡En portugues! Y no se que me pasa con ese idioma pero nunca entiendo un pomo. Seguro que me abra dicho que me tenía que bajar, pero como no le entendí, me quedé muy piola sentadito hasta que despegamos de nuevo. Yo contento, volví a desayunar, y en poco tiempo la voz del parlante anunció que estabamos por aterrizar...¡En Río de Janeiro!
Y ahí caí... ¡Porque no vayan a creer que soy tan gil! Saqué el pasaje, lo leí con cuidado y caí del todo.
El asunto es que estaba en el gigantesco Aeropuerto de Río, solo, sin un peso partido al medio, ni tarjeta, ni nada y sin saber que hacer. Anduve caminando los pasillos un rato, pensando en irme hasta el consulado o tratar de hablar con alguien que me pudiera ayudar, cuando los altavoces anunciaron un vuelo de Varig con destino a Buenos Aires en la puerta 22.
Sin pensar salí corriendo, y con cara de estúpido me apersoné en la puerta de embarque y les tendí mi pasaje a tres hermanos brasileros que allí estaban.
Y otra vez esa mirada como la del tipo de Ezeiza. Pero como son un pueblo alegre, estos se empezaron a cagar de risa al instante, mientras me preguntaban que estaba haciendo en Río. Y yo que no entendía bien lo que decían, ponía mas cara de sonso y les contaba que me había traído otro avión hasta ahí un rato antes.
La cuestión es que no quedaba mas remedio que acomodarme en ese vuelo, así que revisaron el listado y como toda la clase turista estaba completa me sentaron en primera. Les agradecí con sincera emoción y llegué a Buenos Aires leyendo los diarios y tomando un whiskicito... ¡Antes que mis valijas que venían en el otro avión!
Seré un Bolas Tristes pero tengo un culo bárbaro
Eso no tiene discusión
ResponderEliminarjjajajajajaja no cabe duda.......
ResponderEliminarjajajajajajajajaja QU HIJO DE PU.....
ResponderEliminarUN ABRAZO!!!!!!
Jajajaja muy bueno, al final salio bien!
ResponderEliminarY por favor, quiero saber como termina la historia de Lugano! No se haga rogar!
Saludos!