Y les contaba antes que...
En un impulso loco, Lugano se largo a correr por lo pasillos de la terminal de Córdoba, antes de que los otros dos policías pudieran reaccionar. Salió a la calle y se perdió en la marea del centro de la ciudad.
Y a partir de ahí, viajó como un fugitivo. Sin documentos, hizo un tramo a dedo hasta Santiago del Estero y luego volvió a tomar un colectivo para llegar finalmente a Corrientes. Buscó una dirección que llevaba anotada en un papelito y al tocar la puerta, lo atendió la tía de las chicas. Preguntó por Alicia y la buena mujer, desconfiando del aspecto de Lugano, sucio y barbudo, al principio no quiso hablar. Solo cuando explicó quien era y porqué estaba ahí, ella lo dejo entrar y le contó lo que había pasado en esos meses. Alicia volvió a Corrientes despues de la desaparición de Lugano en Tandil, y juró encontrar a su hermana antes de que naciera el bebé. Ya su madre se había ido siguiendo una pista hasta Asunción del Paraguay, desde donde llamó a la tía contandole que Marina había sido secuestrada por una red de tratantes de blancas y que estaba prisionera en el Bar "La cigueña" sobre uno de los accesos a la Capital. Esa misma noche pensaba ir al lugar y tratar de sacar a su hija. Desgraciadamente nunca mas se supo de ella, así que Alicia, con esos pocos datos, partió para Asunción. Pero desde hacía mas de un mes que la tía no tenía noticias de ella tampoco.
Y allá fué Lugano sin pensarlo mas. Llegó a la noche del día siguiente. Tomó una habitación en una pensión sucia y maloliente cerca del bar donde podían estar las chicas, y alrededor de las 12 de la noche, se fué caminando entre las sombras. El boliche estaba al costado de la ruta. Unos farolitos rojos indicaban las actividades del lugar. Al entrar se encontró con un gigantón de feo aspecto que lo miró con cara de vaca estúpida. En su cintura se adivinaba la culata de un revolver.
Lugano fué hasta la barra y pidió un whisky. Las chicas andaban entretenidas con otros clientes. Un camionero bailaba una cumbia, solo, en el medio de la pista improvisada, y el resto conversaba, se reía y se manosaba en el comercio de caricias. De a poco se acostumbró a la media luz. Pero ni Marina ni Alicia se veían. Estuvo casi dos horas, rechazando cada tanto los avances de las empleadas, que viendo el aspecto harapiento del muchacho no insistían demasiado. Y cuando ya estaba por irse, apareció Marina desde una de las piecitas del fondo. Venía de hacer un servicio. Estaba mucho mas flaca. Aunque toda pintada, no podía disimular las enormes ojeras y la mirada tristísima. Lugano esperó un rato y por fin la llamó. Ella fué de mala gana hasta la barra y se sentó -¿Que tomás?- Le preguntó él. -¡Servime un whisky Mario!- Dijo ella al empleado de la barra. No había reconocido a Lugano. Ambos miraban sus vasos y seguían sin hablar. De pronto Lugano se decidió
-¡No dígas nada!- Soy Lugano. Ella se dió vuelta de repente y casi grita.
-Nó! ¡Nó! ¡Que no sepan que te conozco! ¿Podés salir?-
-¡Que voy a salir! Me tienen acá encerrada en un sotano y solo salgo a la noche para trabajar-
-¿Y Alicia?-
-También está abajo. Ha estado mal desde que perdió su embarazo. Estas bestias la obligaban a trabajar, y ella no dijo nada hasta que tuvo un aborto espontáneo-
Las lágrimas empapaban la barba de Lugano pensando en Alicia y tuvo que esforzarse para no salir corriendo a buscarla.
-¡Esta bien!- Dijo -Mañana las voy a sacar. Decile a Alicia que esté preparada. Yo voy a venir como a las dos de la mañana con un auto y vamos a escaparnos de este lugar-
-¡Como vos digas Lugano! A mi no me importa morirme en el intento. No aguanto mas-
Continuará
Y a partir de ahí, viajó como un fugitivo. Sin documentos, hizo un tramo a dedo hasta Santiago del Estero y luego volvió a tomar un colectivo para llegar finalmente a Corrientes. Buscó una dirección que llevaba anotada en un papelito y al tocar la puerta, lo atendió la tía de las chicas. Preguntó por Alicia y la buena mujer, desconfiando del aspecto de Lugano, sucio y barbudo, al principio no quiso hablar. Solo cuando explicó quien era y porqué estaba ahí, ella lo dejo entrar y le contó lo que había pasado en esos meses. Alicia volvió a Corrientes despues de la desaparición de Lugano en Tandil, y juró encontrar a su hermana antes de que naciera el bebé. Ya su madre se había ido siguiendo una pista hasta Asunción del Paraguay, desde donde llamó a la tía contandole que Marina había sido secuestrada por una red de tratantes de blancas y que estaba prisionera en el Bar "La cigueña" sobre uno de los accesos a la Capital. Esa misma noche pensaba ir al lugar y tratar de sacar a su hija. Desgraciadamente nunca mas se supo de ella, así que Alicia, con esos pocos datos, partió para Asunción. Pero desde hacía mas de un mes que la tía no tenía noticias de ella tampoco.
Y allá fué Lugano sin pensarlo mas. Llegó a la noche del día siguiente. Tomó una habitación en una pensión sucia y maloliente cerca del bar donde podían estar las chicas, y alrededor de las 12 de la noche, se fué caminando entre las sombras. El boliche estaba al costado de la ruta. Unos farolitos rojos indicaban las actividades del lugar. Al entrar se encontró con un gigantón de feo aspecto que lo miró con cara de vaca estúpida. En su cintura se adivinaba la culata de un revolver.
Lugano fué hasta la barra y pidió un whisky. Las chicas andaban entretenidas con otros clientes. Un camionero bailaba una cumbia, solo, en el medio de la pista improvisada, y el resto conversaba, se reía y se manosaba en el comercio de caricias. De a poco se acostumbró a la media luz. Pero ni Marina ni Alicia se veían. Estuvo casi dos horas, rechazando cada tanto los avances de las empleadas, que viendo el aspecto harapiento del muchacho no insistían demasiado. Y cuando ya estaba por irse, apareció Marina desde una de las piecitas del fondo. Venía de hacer un servicio. Estaba mucho mas flaca. Aunque toda pintada, no podía disimular las enormes ojeras y la mirada tristísima. Lugano esperó un rato y por fin la llamó. Ella fué de mala gana hasta la barra y se sentó -¿Que tomás?- Le preguntó él. -¡Servime un whisky Mario!- Dijo ella al empleado de la barra. No había reconocido a Lugano. Ambos miraban sus vasos y seguían sin hablar. De pronto Lugano se decidió
-¡No dígas nada!- Soy Lugano. Ella se dió vuelta de repente y casi grita.
-Nó! ¡Nó! ¡Que no sepan que te conozco! ¿Podés salir?-
-¡Que voy a salir! Me tienen acá encerrada en un sotano y solo salgo a la noche para trabajar-
-¿Y Alicia?-
-También está abajo. Ha estado mal desde que perdió su embarazo. Estas bestias la obligaban a trabajar, y ella no dijo nada hasta que tuvo un aborto espontáneo-
Las lágrimas empapaban la barba de Lugano pensando en Alicia y tuvo que esforzarse para no salir corriendo a buscarla.
-¡Esta bien!- Dijo -Mañana las voy a sacar. Decile a Alicia que esté preparada. Yo voy a venir como a las dos de la mañana con un auto y vamos a escaparnos de este lugar-
-¡Como vos digas Lugano! A mi no me importa morirme en el intento. No aguanto mas-
Continuará
Doc, me parece que en elguna parte te equivocaste de nombre ...Marina estaba en el zótano y la que aparece de las piecitas era Alicia?
ResponderEliminarMarina es la hija de Lugano , no?
Esta historia es tremenda, dejate de joder!!!
Un abrazo Grande Doqui!!!
Hola
ResponderEliminaren realidad, sólo se confundio Lugano, al preguntar por Marina, en realidad, tendría que haber preguntado por Alicia-que estaba embarazada- y perdio en bebé (!)
Acordate Francisco q también se llama Marina la hija de Lujano y Susana.
Y va tomando giros, inesperados la historia señor escritor, tocará esperar...
todo el suspenso.
Muy buena foto la de la cabecera!
saludos y gracias por continuar con la historia de Lugano ^-^
Hola
ResponderEliminaren realidad, sólo se confundio Lugano, al preguntar por Marina, en realidad, tendría que haber preguntado por Alicia-que estaba embarazada- y perdio en bebé (!)
Acordate Francisco q también se llama Marina la hija de Lujano y Susana.
Y va tomando giros, inesperados la historia señor escritor, tocará esperar...
todo el suspenso.
Muy buena foto la de la cabecera!
saludos y gracias por continuar con la historia de Lugano ^-^
¡Tienen razón! El editor tuvo un error cuando le mandé los manuscritos... Ja Ja Gracias por seguir la historia. Lo que viene ahora es tremendo
ResponderEliminarPara los que busquen el error...¡Sonaron! Ya lo correjí. Salutti a tutti
ResponderEliminarEs corregí. Venías a los tumbos hace un año. Fin de Año, llegamos como podemos.
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