lunes, 25 de enero de 2016

Deportistas camperos

Se ha puesto muy de moda en los últimos años esto de caminar o correr. Es divertido y bueno para la salud. Además, gracias a la super-comunicación en las redes sociales, todo se comparte, y hay enormes comunidades de atletas, tanto de elite como amateurs.
San Manuel, para no ser menos, tiene un montón de caminantes y corredores. Algunos muy buenos y otros bien camperos. Y esto sí es algo raro, ya que la mayoría de los que practican estas actividades se envuelve en ropajes caros y especiales. Zapatillas con aire y colores terribles, calzas, remeras y medias que absorben sudores, cinturones con cositas colgando para usar durante la carrera, relojes y teléfonos con programas que miden todo y muchas cosas más.
Para demostrar que tanta sofisticación no hace falta, acá los tenemos a Juan Ramírez y Tomás Gandoy. Juan es un caminante empedernido, sale entre las cinco y las seis de la mañana en verano y no más tarde de las siete en invierno. Arranca en el campo “La Marta”, donde vive, y camina 5 o 6 kilómetros diarios por la ruta. Sale de bombachas, camisa, faja, rastra de botones, gorra visera y botas de goma cuando hay rocío o botas de suela cuando está seco.
Al otro, Tomás, le gusta trotar, pero el tipo, dedicado a la chacra y tractorista consumado, corre por las calles de tierra de los alrededores del pueblo en las horas de más calor, vestido con pantalón y camisa grafa, botines de cuero y suela de goma, y así nomás en cabeza.

En San Manuel estamos acostumbrados a verlos, y cada vez que aparece alguno con atuendo o accesorios estrambóticos para el “running” o el “trekking”, no falta quien le recuerde que es todo al pedo, viendo lo bien que andan Juan y Tomás con sus pilchas camperas.      

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