martes, 26 de enero de 2016

Lucio y el TOC

-¡Para mí que Lucio tiene un TOC!- Me dijo Carolina preocupada.
Estábamos los dos parados al pie de la cama en la Unidad Sanitaria de San Manuel. Lucio estaba inconsciente, con una sonda que goteaba suero en su gruesa vena. Lo habíamos encontrado caído debajo de los árboles de ciruelas, en el potrero de la sierra, en la Estancia “Los Cerros”, cerca de Licenciado Matienzo.
-¿Por qué pensás que tiene un TOC?- Le pregunté.
-¡Porque no se puede creer lo que hace! Todas las mañanas que sale a recorrer, se va al potrero del monte de frutales, estaciona el overo al pie de los árboles, y se pone a comer hasta que le queda la panza como un globo ¡Se sabía que un día le iba a pasar algo así! Menos mal que Martínez lo vio cuando se desplomaba desde arriba del caballo, completamente pasado de ciruelas-
-¡Yo creo que vos tenés mucho psicoanálisis Carolina! Esto no es un TOC. El problema de Lucio es su tremenda afición a las ciruelas y nada más. En cuanto se termine la temporada vas a ver que se le pasa todo-

Pero me equivoqué. Cuando terminó la época de las ciruelas, el bueno de Lucio atacó los duraznos y los pelones, y después siguió con las manzanas. Hasta que Carolina lo despidió, cansada de traerlo a San Manuel a que lo curaran, cuando los atracones eran demasiado fuertes ¡Capaz que era un TOC nomás que lo hacía comer fruta hasta reventar!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

El hombre y el teléfono

  Cualquier empleado de campo, por más rústico que aparezca, anda con su teléfono celular en el bolsillo. La mayoría de los menores de 30 añ...