lunes, 6 de julio de 2009

Huesos flojos



¡Nó! ¡Nó!... ¡Y sí! ¡Se voleó nomás!
El enorme novillo de alrededor de 450 kilos se dió vuelta completamente dentro de la manga y quedó con sus pezuñas apuntando al cielo, imposibilitado de levantarse. Este es un accidente bastante común, y cuando pasa con animales muy pesados, cuesta mucho acomodarlos nuevamente y seguir con la tarea. La cuestión es que ese día estabamos implantando con anabólicos un rodeo, y la cosa sucedió en la mitad del trabajo .
Despues de los rezongos de todos los presentes, me fuí al trote hasta el auto y volví con un montón de sogas a cuestas. Me metí en la manga, até prolijamente las manos de la bestia con una de las sogas y con la otra improvisé un bozal que le rodeó la cabeza. Les pasé las dos piolas a los que ayudaban y yo me quedé detras del animal empujándolo.
¡Vamos! ¡Meta! ¡Fuerza!... Y la mole empezó a levantarse hasta quedar sentada como un perro. De pronto, y contra lo que pasa siempre, cuando los bichos se largan hacia adelante y se paran, este pegó un violento cabezaso hacia atras. La mala suerte quiso que yo, creyendo que ya el trabajo estaba hecho, apoyara el brazo en el filo de las tablas de la manga. Y hacia allí fué la punta de la cabezota, quebrando en un lindo golpe mis huesos radio y cúbito derechos.
Cuando uno se quiebra un hueso se produce un cortocircuito en la cabeza y se ennegrece la vista, apareciendo las famosas estrellas de los dibujitos animados. Eso me pasó durante un rato. Me senté en las tablas de la manga y cuando me recuperé, me enderecé el brazo torcido, lo puse en el bolsillo del mameluco para no estropearlo mas y seguimos implantando hasta terminar. Despues manejé el viejo Falcon hasta un campo en el que estaba inseminando. Cuando llegué le pregunté a Cacho, el encargado
-¿Y Cacho? ¿Salió alguna?-
-¡Sí! Tenemos dos.-
-¡Uh! Vamos a hacerlas rápido porque ando con el brazo recién quebrado-
-¿En serio? ¿Y si las dejamos?-
-¡Nó! ¡No hay problemas!- Dije haciendome el campeón
La primera vaca la pude hacer bien aunque el brazo me estaba doliendo un poco. Trabajé con la mano del lado fracturado pegada al cuerpo, para manejar el pistolete de inseminar. Pero algo tenía que pasar. Cuando estaba haciendo la segunda del mismo modo, la vaca se tiró al suelo y en el envión, me golpeó y me volvió a desacomodar los huesos. El pobre Cacho, que estaba bastante molesto con que estuviera haciendo ese trabajo, se calentó y abriendo el cepo de golpe me dijo
-¡Dejese de joder Spinelli! Vaya a hacerse atender ¿Como vá a andar así?-
La cuestión es que me subí en el auto, y manejando y haciendo los cambios con la mano izquierda llegué por fin a San Manuel, donde Manolo me hizo la primera atención y en unas pocas semanas estaba otra vez sano y fuerte para seguir en la lucha.


1 comentario:

  1. Ja doc, cuando escucho esas historias se me pone la piel de gallina, no poeruq sean actos de heroísmo, sino que uno se toma muy enserio los trabajos y uno hace lo imposible para que ese trabajo salga bien y esa enjunda nos lleva a hacer este tipo de cosas, que mientras uno pueda sea como sea se hace igual, creo que algunos no nos van a entender pero los que queremos la profesión y la vivimos a pleno, SI!
    Un abrazo grande DOC!!

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