viernes, 13 de agosto de 2010

¡A jugar que es bueno!

Buscando saber algo más sobre los animales salvajes, y ahora interesado en su relación con el juego, pensé en alguna especie que fuera bien “juguetona”. Por fin decidí hacer una visita a los monos Tití de la Reserva Natural de Iguazú en Misiones.
Antes de viajar mandé una paloma mensajera para avisar que en unos días andaría por ahí, así que en cuanto pisé la reserva, y quedé solo a la sombra de unos enormes árboles, oí un chistido suave. Y ahí estaban medio escondidos entre las ramas. Eran tres monos adultos que con gesto alegre me indicaron que los siguiera. Me llevaron hasta un clarito de la selva donde estaba reunido el resto de la tribu.
La mayoría se había sentado en el pasto, haciendo un círculo alrededor mío y mirándome con gravedad. -¡Ajá!- Dijo el jefe que se llamaba Lucas -Ya sabemos que usté está haciendo estos reportajes y por eso nos preparamos. Fijesé como estamos de aseaditos y peinados dotor- Y todos se empezaron a reír con ese comentario tan sonso.
-¡Y sí!- Le dije contento de encontrar tan buen ambiente -Hoy quiero saber si los animales juegan y por qué-
Lucas no dijo nada y me indicó con la mirada un grupito de cinco chicos que saltaban, se abrazaban, se revolcaban y se corrían, como cualquier criatura humana en el recreo del colegio.
-Es evidente que juegan- Dije -¿Pero por qué?
-Por lo mismo que ustedes- Contestó -Todos los pichones de cualquier especie tienen que practicar los movimientos que van a precisar por el resto de su vida. Y nada mejor que imitar las conductas adultas de esa forma. El juego es una práctica de los programas motores que usará el adulto para alimentarse, para luchar, para evitar los depredadores y…¡Para amarse!-
-¡Eso me gusta!- Grito la mona Jacinta que tenía fama de trolita. Varios monos la miraron riendo y con un brillito raro en los ojos, pero Lucas cortó el avance con gesto fiero.
Yo pensaba en los humanos. Y la verdad que sonaba lógico. Los chicos en sus juegos siempre hacen cosas de adultos. Imitan al policía y al ladrón, al médico, a la mamá y al papá, a los soldados, a los vaqueros y a todo lo que ven del mundo adulto.
Y enseguida vino el resto. Me di cuenta de la enorme importancia que tiene lo que ven nuestras crías y que tratan de imitar.
¡Entonces estamos listos! Razoné. Si es por lo que ven en la tele y en la calle de las ciudades…
Lucas me miraba creo que adivinando por donde corría mi pensamiento.
-No se ve bien la cosa ¿Nó?-
-¡Y no! ¡Claro que no!- Le dije -Este poquito que me dijiste me ha hecho pensar demasiado. No veo como nuestra sociedad puede ir mejorando si lo que mostramos a nuestros hijos para que jueguen es tan malo-
-De todas maneras- Dijo Lucas -Por alguna mágica razón, las crías tienen la habilidad de hacer que el juego mejore las cosas. Es diversión, alegría y energía positiva a pesar de todo-
-¡Ojalá!- Le dije yo. Y me puse a jugar un rato con ellos antes de irme.

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