domingo, 1 de agosto de 2010

Una postal


En una ruta bien llena de machucones de la Provincia, nos podemos encontrar en cualquier momento con un viejo Ford Falcon circulando a menos de 70 por hora. Los colores no siempre se ven bien porque tienen abollones y remiendos varios en la chapa, que lo han dejado overo. Esto si lo cruzamos de día, ya que de noche apenas lo podemos esquivar porque es fija que una o varias luces las lleva apagadas para siempre.
Del espejo colgando unas boleadoras chiquitas compradas en una doma, las gomas lisas como un vidrio y el escape dejando chorros de humo negro que van quedando atrás por suerte y no pasan a la cabina
Al volante un muchacho, muchachón u hombre mayor. Casi siempre con una enorme gorra de vasco de lana tejida. Las manos firmes en el indómito volante como si fuera el peor redomón y la vista estaqueada en el asfalto. El resto del pasaje se adivina. A la derecha “la señora”, casi perdida en el asiento muy vencido, con lo que solo se le alcanza a ver la curva de arriba de la cabeza y el rodete o las trenzas, y en el enorme asiento de atrás, muchachitos varios que se revuelven inquietos y curiosos, a veces saludando al resto de los automovilistas y mostrando blancas dentaduras producto de las risas.
El sueño americano de don Henry Ford.

2 comentarios:

  1. Cierto Doc, tenés razón, te faltó agregar el sonido a turismo carretera ya que casi siempre tienen el escape roto jajaja eso les debe dar mas sensación de velocidad!!!! es por eso que se hagarran fuerte al volante.
    Un abrazo!!!

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  2. Que bueno. Es cierto, pero además en la ciudad van por el medio de la calle como si nadie existiese mas que ellos, que bronca te da a veces! pero no deja de ser la moderna Postal ya casi Telúrica argentina ja ja

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