Jorge Spinelli - Un veterinario argentino
martes, 15 de octubre de 2024
sábado, 15 de junio de 2024
Mi tercer libro
Ya está en la Imprenta mi tercer libro. Se llamará “Un veterinario y las mujeres Guerreras”.
Esta
vez se trata de una novela que da la estructura general al libro y, dentro de
ella, aparecen los relatos y cuentos cortos que tanto me gustan.
La
idea de la novela, surgió después de leer algunos episodios que ocurrieron
sobre el final del Imperio Inca o Tahuantinsuyo. En su período de mayor esplendor,
entre los siglos XIV y XV, este Imperio se extendió entre los actuales territorios
de Venezuela al norte y Argentina al sur. Pero como ha ocurrido
sistemáticamente con todos los Imperios, llega un momento en que estallan
guerras y divisiones que los terminan debilitando, y propician su caída.
En
este caso, entre los años 1529 y 1532, se desencadenó la llamada Guerra Civil
Inca, que enfrentó a los partidarios de dos hermanos: Atahualpa y Huascar. Fue
una guerra sangrienta, que terminó con el triunfo de Atahualpa y la matanza de
la nobleza cusqueña. Un asesinato masivo de todos los nobles y partidarios de
Huascar. Hay crónicas de que la masacre incluyó también a los niños varones de
las familias partidas de Huascar.
Este
evento generó éxodos masivos, uno de los cuales fue protagonizado prácticamente
por mujeres solas y algunos niños, que huyeron del territorio imperial, hacia
un destino desconocido. Puede ser la colonia de mujeres de nuestro libro.
Finalmente,
esta forma de incluir pequeñas historias dentro de otra mayor que las contiene,
no es nueva. Me aproximé maravillado a esto, al descubrir “Las Mil y Una Noches”.
Una de las mayores creaciones de la literatura universal, que ha inspirado
innumerables obras de arte, teatro, cine y literatura a lo largo de los siglos.
Es
lindo poder contar cosas. Ojalá les guste.
miércoles, 12 de junio de 2024
Una vaca traicionera
Esta terminando la temporada de tactos 2024. Este año me tocó revisar más de 12.000 vacas y vaquillonas de todos los pelajes y tamaños.
Trabajamos
en mangas impecables y en otras lamentables. En establecimientos donde tienen
la gente que hace falta para andar cómodo, o en otros donde apenas hay uno o
dos ayudantes y el esfuerzo es mucho mayor.
De
todas maneras, siempre es peligroso tratar con bestias de más de 400 o 500 kg
de peso.
El
último accidente lo tuve el mes pasado. Tenía que revisar unas 100 vacas, en un
campito donde la manga es bastante precaria y solo había un muchacho como
ayudante. De pronto, una de las vaquitas entró en la manga y la pasé a la
casilla de operaciones, mientras mi compañero la esperaba en el cepo.
Esta
manga tiene la puerta a la derecha, así que la abrí con intención de torcer un
poco la cola de la vaca, para hacerla avanzar, pero apenas le toqué el rabo,
sucedió lo que nunca hasta ahora: Se levantó en el aire y tiró una tremenda
patada que me dio de lleno en la panza. Volé de espaldas como cuatro metros y
aterricé sobre el balde donde tenía el agua para lavarme.
Y
ahí quedé mirando el cielo sin poder hablar. Mientras tanto, el empleado,
sintió el golpe y como estaba del otro lado de la manga, me gritaba para ver si
estaba bien. Yo no podía contestarle, así que se pegó el susto de su vida pensando
que me había matado.
Por
suerte no se me rompió nada importante y después de un rato pudimos seguir
tranquilamente con el trabajo y con una historia más para contar.
jueves, 18 de abril de 2024
El hombre y el teléfono
Cualquier empleado de campo, por más rústico que aparezca, anda con su teléfono celular en el bolsillo. La mayoría de los menores de 30 años, se manejan en las redes como campeones. Tienen Whatssap, Tiktok o Instagram, y no es raro verlos, recorriendo en medio de un potrero lleno de vacas en parición, con la vista clavada en el móvil, prestando poca atención a las hembras parturientas, o al estado de los alambrados.
Ni
hablar de los que sueñan con ser influencers y viven filmándose en las más
increíbles posturas y actividades.
No
me pasa tanto con los criadores de vacas, pero si en los que tienen caballos o animales
de compañía, que me presenten el animal enfermo, con un comentario previo de lo
que googlearon antes de consultarme ¡Como para orientarme!
No
pasará mucho tiempo antes de que los médicos y los veterinarios seamos
reemplazados en nuestra función clínica, por computadoras programadas para analizar
los antecedentes, signos y lesiones de un enfermo, elaborando un diagnóstico en
forma mucho más eficiente y segura que nosotros.
A
los veterinarios, nos quedarán solo las tareas manuales que la máquina no pueda
realizar por el momento, como quitar limpiamente un tumor mamario de una perra,
corregir los aplomos de un caballo o inmovilizar, voltear y operar una vaca de
la mejor manera.
lunes, 10 de julio de 2023
Lo que se viene
Me pasa muy seguido de querer ponerme a escribir notas, artículos técnicos o relatos, tal como hago desde hace muchos años, y encontrarme con que se me hace difícil lograr una buena concentración.
De
todas maneras, como soy bastante metódico y decidido (limado… diría mi hijo) me
obligo a sentarme frente al teclado y empezar. Una vez que lo logro, la cosa
vuelve a fluir.
Muchas
veces me pongo a pensar a que se debe. Tal vez sea la edad, se me ocurre. Pero finalmente,
vuelvo a una idea recurrente:
Creo
que el bombardeo de información, imágenes y audios de múltiples pantallas, que
tenemos los seres humanos en los últimos años, nos está haciendo perder, a la mayoría
de nosotros, la capacidad de concentración, abstracción y pensamiento creativo.
Basta
salir por calles y rutas para ver gente de todas las edades, con la vista fija
en sus móviles. Incluso los que van manejando. En las salas de espera (ya no hay
revistas), lugares para comer, paseos al aire libre y cuanto lugar se les ocurra,
hay un humano concentrado en su teléfono.
Esto
no puede ser un cambio inofensivo. Algo va a pasar.
Si
en apenas diez años llegamos a esto, y la cosa promete ir creciendo con la sonada
aparición del Chat GPT y Bing, seguramente en diez años más, habrá otra
humanidad.
O
más justa, libre y feliz; o completamente alienada, colonizada mentalmente por
los pocos operadores de estos sistemas de comunicación, para vivir en un Gran
Hermano permanente.
Como
soy un optimista empedernido, creo en la primera opción.
Los
pronósticos funestos siempre se han dado frente a los cambios en la humanidad.
Seguramente por el miedo a lo desconocido. Pero de una forma u otra, hemos
sobrevivido y evolucionado. Esta vez no será la excepción.
viernes, 26 de mayo de 2023
Residentes y amigos
Entre
1995 y 2020, pasaron por San Manuel, alrededor de 60 residentes. Alumnos de
veterinaria de la UNICEN al principio, cuando se creo el sistema de pasantías
en esa Facultad. Luego siguieron montones de estudiantes, y otros recién
egresados, que venían un tiempo a trabajar con nosotros y hacer algo de
experiencia. También llegaron algunos extranjeros. Una estudiante de
Inglaterra, tres de Francia y un muchacho recién recibido de España. Por
último, comenzaron a venir residentes de la Facultad de Veterinaria de La
Plata. Hasta que la cuarentena dejó todo detenido.
En
los primeros años era un problema conseguir algún lugar para que vivieran en el
pueblo. Después, cuando San Manuel se transformó en un sitio atractivo para
venir a trabajar, construí un rincón en el fondo de la veterinaria, donde
instalé unas camas para alojarlos cómodamente. O casi. El “sucucho” lo
llamamos.
Tengo
que contarles que me gusta mucho compartir nuestro trabajo y nuestra modesta
experiencia con aquellos que lo necesiten. Por eso diseñé un “Programa de
entrenamiento en clínica y cirugía”, por el que los estudiantes o veterinarios
nuevos, pueden venir un tiempo sin costo alguno, y acceder a nuestras prácticas
con grandes y pequeños animales, hacer cirugía y algunas tareas de Laboratorio.
Se van con un bonito certificado y un montón de recuerdos para atesorar.
Así
que ya saben que estamos esperando nuevos amigos por acá.
miércoles, 24 de mayo de 2023
Pensando en las vocaciones
El cerebro de cualquier animal, desde un pescadito hasta un ser humano, durante su desarrollo tiene las llamadas “ventanas de aprendizaje”. Son períodos en los que ese cerebro es capaz de recibir, procesar y almacenar determinados datos, que quedan impresos en esa maraña increíble de células interconectadas. Eso se descubrió estudiando el canto de los pájaros. Las crías son capaces de reproducir los gorjeos de los adultos de su especie, solo si lo oyen en determinados momentos de su crianza. Esos momentos son las “ventanas de aprendizaje. Aún no se sabe como funcionan exactamente. Si en esos mismos períodos, el pichón no puede escuchar el canto de sus mayores, al ser adulto no podrá reproducir exactamente esas notas ¡Fascinante! ¿No?
Tal
vez con el desarrollo de una vocación en el humano pasa lo mismo. Puede ser que
durante su crianza, haya un momento en el que ese niño reciba alguna
información, dato o estímulo, en el exacto período en que está mas receptivo, y
allí quede alojado en un rincón de su cerebro.
En
algún momento esa información se hará consciente y veremos al muchacho que
decide ser arqueólogo, cuando en su familia son todos abogados, o aquél otro
que opta por la carpintería, a pesar de que su padre es viajante de comercio.
En
mi caso, no se cual habrá sido el proceso, pero nunca dude en seguir los pasos
de mi padre en esta linda profesión. Desde mi primer recuerdo en el campo, tal
vez a mis cinco o seis años, en que un empleado me preguntó que iba a ser de
grande y le dije: -¡Veterinario-! Hasta el día de hoy, sesenta años después,
sigo feliz y contento con esta actividad.
Solo
a veces, pienso que también me hubiera gustado ser camionero.
Un Veterinario y las Mujeres Guerreras
¡Ahí lo tienen! Para los que vivan lejos habrá también venta electrónica
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