jueves, 28 de junio de 2018

El coraje de Herminio


La primera revelación de Herminio Ruiz sucedió cuando apenas tenía doce años y vivía con su familia en la Estancia “Los Nogales” de Freire. Esa mañana salieron a recorrer a caballo el bañado con su padre José y su hermano Benito. Dicen que había mucha niebla y que no alcanzaban a ver más allá de las orejas de los pingos. De pronto se aparecieron los diez o doce perros cimarrones que habían estado matando ovejas en toda la zona. Eran animales temibles, muy grandotes y fieros. Con toda desvergüenza se le fueron al humo a los tres cuzcos que los acompañaban. Aunque eran perritos trabajadores y voluntariosos, en pocos sacudones, los malevos los destrozaron. El viejo José, les gritó a los chicos que dispararan para la costa del bañado mientras él los entretenía, pero eran tan bravos los bandidos, que pronto uno se le prendió del estribo y no largaba a pesar de los azotes que José le pegaba por la cabeza. Los demás empezaron a morder el caballo por todas partes, mientras el pobre animal daba bufidos y saltos desesperados tratando de zafar, y amenazando con desmontar a José y dejarlo a merced de la jauría.
Y pasó lo que pasó. Herminio, al ver el terrible ataque, pegó la vuelta en su caballo, en una atropellada llegó hasta su padre que ya casi no aguantaba sobre el lomo del animal, desmontó de un salto, y les pegó un grito a los atacantes.
Cuentan que José, su caballo y los perros furiosos y ensangrentados, quedaron como en suspenso un instante que pareció eterno, mientras Herminio avanzaba tranquilamente y le ponía el lazo en el cuello al más grande de todos y que parecía el jefe de la banda. El perro se dejó hacer sin resistirse.
Y dijo Herminio mientras ataba el lazo en la asidera y montaba nuevamente:
-¡A este perro lo voy a matar como escarmiento por lo que le hizo a los míos, y a todos ustedes, no los quiero volver a ver por la estancia nunca más!
Dicho esto, le hundió los talones en la panza a su tostado y se largó en loca carrera por el bañado, hasta que el malevo estuvo bien ahorcado y muerto.
Los demás perros desaparecieron para siempre y el relato de la aventura empezó a rodar por la zona de La Numancia.
Para Herminio fue el inicio de una serie de hechos fantásticos que nadie pudo explicar.

Lo que se viene

  Me pasa muy seguido de querer ponerme a escribir notas, artículos técnicos o relatos, tal como hago desde hace muchos años, y encontrarme ...