sábado, 28 de marzo de 2020

La estudiante y la pandemia



Han pasado por acá legiones de estudiantes o “aprendices”, como se los llama en el pueblo.
De cada uno quedaron historias que contar. Los hubo de todos los tipos y características. Serios, locos, estudiosos, “camperos”, activos, demasiado tranquilos, argentinos o extranjeros. Pero hasta ahora, ninguno coincidió con tiempos de una pandemia.
Le tocó a Eleonore Boudet, una estudiante de veterinaria de Alfort, Francia, que llegó como parte de un programa de intercambio.
Casi al mismo tiempo que con ella, nos cayó la bomba del Coronavirus. Tanto, que a los pocos días de su llegada a San Manuel, me llamaron de la Unidad Sanitaria del pueblo por la denuncia de un vecino:
-¡Hola Jorge! ¿Es verdad que con vos empezó a trabajar una francesa? Preguntó Carolina.
-¡Si! ¡Es verdad!
-¿Y desde cuando está acá?
Ahí me dio por hacerle una broma, un poco fastidiado por la denuncia anónima.
-¡Vino desde Francia hace tres días! Pero está bien. Solo un poco de fiebre y tos…
-¿Qué? ¿En serio?
Como no aguante la risa, enseguida se dio cuenta de que no era cierto y se alivió
-Vino a principios de enero a la Argentina, y está perfectamente bien de salud Carolina. Si tenemos algún problema enseguida me comunicaré con ustedes.
Ahí empezaron unos días de trabajo intenso pero raro. De a poco fueron cerrando posibilidades. Primero el que no podemos andar más de dos personas en la camioneta cuando vamos a trabajar, después el horario tope de las 18.00 hs para estar en la calle y por fin, las enormes precauciones que tomamos para no contagiarnos y no contagiar.
De todas maneras, hemos podido hacer muchas cosas en este tiempo, tactos en vacas y vaquillonas, necropsias, vacas y caballos enfermos, algunas operaciones de pequeños y otras delicias.
Pronto podrá volver a su país en uno de los vuelos de repatriación que ha programado su gobierno. Y se sumarán sus anécdotas al historial de los residentes en San Manuel.  

miércoles, 4 de marzo de 2020

Los primeros tres meses

Después de las PASO de 2019 escribí una nota hablando solo del excelente gobierno que se iba, y de los enormes logros que tuvo, a pesar de haber soportado una oposición feroz, artera y destructiva.
Han pasado tres meses desde la asunción de las nuevas autoridades. Hubo una transición sana y ordenada, sin las locuras y extravagancias de la anterior.
Tres meses donde no aparece un solo gobernante creíble. Los discursos son vacíos. El odio y el revanchismo evidentes. Pero la falta de un proyecto esperanzador, tal vez sea lo más desconcertante. Parece que llegaron al gobierno sin más propósito que librarse de la cárcel que tanto merecen la mayoría de ellos.
En este tiempo ya quedaron libres sindicalistas mafiosos, políticos corruptos hasta el hartazgo, cínicos y mentirosos de toda laya, y hoy nos enteramos que Don Julio también fue liberado. Solo quedan Bidú y la Milagrosa. Pero es cuestión de tiempo.
Dan asco y tristeza.
Además, han puesto en marcha una colosal campaña de desprestigio del Gobierno anterior. Quieren rebajarlo a su propia fetidez para sentirse acompañados. Desde la estupidez de la “tierra arrasada”, que hasta sirvió de tema en un documental, hasta el delirio de que la “deuda sirvió para fugar divisas”. Hablan del lawfare, los presos políticos, o las campañas mediáticas. Todo vale. Todo sirve. Frases y gestos impactantes, que los seguidores adoptan sin medio análisis.
Un gran porcentaje de los que los votaron lo hicieron solo por oponerse a Cambiemos. Prefirieron condenar al país a un nuevo suplicio. Pienso en la gente informada e instruida que eligió este camino, sabiendo que le abría la puerta al regreso de los corruptos más tremendos que tuvimos en los últimos 70 años. El resto de sus votantes son fanáticos ya impermeables a cualquier argumento y evidencia.
De todas maneras, entre tantas cosas buenas del gobierno anterior, hay una que no podrán destruir, y es el haber mostrado que se pueden hacer las cosas bien, sin odios, pensando en el país grande que nos merecemos. Ese ideal quedó trazado. Con el tiempo, que siempre pone las cosas en su lugar, las cosas serán apreciadas en su real dimensión. 

El hombre y el teléfono

  Cualquier empleado de campo, por más rústico que aparezca, anda con su teléfono celular en el bolsillo. La mayoría de los menores de 30 añ...