Uno escucha a muchos periodistas y comunicadores bien informados, padecer este Gobierno y trasmitirlo a diario. Allí están Jonatan Viale, Nelson Castro, Baby Etchecopar o Viviana Canosa, preguntándose cotidianamente ¿Qué más estamos esperando? ¿Cuándo vamos a reaccionar? ¿Qué pasa que no explota todo? O decir ¡Somos un pueblo manso! ¡Somos un rebaño de pelotudos! Y tantas cosas más. Nombro solo estos cuatro porque parecen los más visibles.
El
asunto es que a un Gobierno se lo saca con los votos o con las botas. Y el
asunto también es que a esta plaga ¡Ya la sacamos una vez con la fuerza de
nuestros votos!
¿Pero
que pasó? Pasó que estos delincuentes empezaron a erosionar a un Gobierno SANO,
desde el mismo día en que asumió. Un Gobierno que fue lo mejor que le pasó al
país en décadas, que trabajó milagrosamente con minoría en ambas cámaras, y se
enfrentó a mafias y corporaciones de políticos ladrones, sindicalistas
corruptos, narcos violentos y delincuentes de toda laya, teniendo siempre un
rumbo claro para el País.
Y
allí estaban casi los mismos periodistas y comunicadores, dando espacio y
cámaras a cuanto estúpido y mentiroso quisiera salir a hablar ¿O no se acuerdan
del caso Maldonado y la cobertura mediática que tuvo? ¿O el asesinato de
Nissman y las barbaridades que le inventaron después de muerto? Solo por dar
una muestra de la manera en que se movieron.
El
objetivo era desacreditar, falsear, minimizar, reducir al Gobierno de Cambiemos
a su mismo nivel de inmundicia.
Y
les salió bien, porque aún hoy, la mayor parte del periodismo, incluso los que
nombré antes (salvo Baby), sigue diciendo que son todos lo mismo.
Entonces
no me jodan más con este cuentito de que somos unos flojos y mansos, porque no
reaccionamos frente a tanta desmesura. Mírense ustedes el ombligo y llamen a
las cosas por su nombre, no critiquen a toda la clase política sin distinción y
pongan por fin las cosas en su lugar.