Toleran el frío y el calor sin necesitar ropa o abrigo. Son capaces de correr todo el día y todos los días sin ser atletas. Su alimento natural es la carne cruda con grasa. Roer y triturar huesos les mantiene la boca y los dientes sanos toda la vida. Además, interactuar con sus congéneres desde cachorros, los ayuda a ubicarse en la sociedad perruna.
Conviven con los humanos desde hace milenios y,
lamentablemente, han sido alejados de su estado natural, tal como lo hicieron
sus amigos de dos patas.
La buena noticia es que los perros, si se los cría
como perros, pueden volver a sus fuentes fácilmente.
Por eso, para tener animales sanos, fuertes y felices,
es bueno darles espacio para correr, huesos con carne y grasa crudos como menú
principal, dejarlos que se acomoden al frío o al calor como mejor puedan y
hacer que jueguen y se reconozcan con la mayor cantidad posible de otros perros.
Así son aquellos con los que trabajo y convivo en el
campo y el pueblo.
Esto pensé después de charlar con una clienta que
acaba de comprar un perro de raza, que le llegó con una serie de
recomendaciones ridículas. Le dijeron, entre otras cosas, que no podía de
ninguna manera salir de la casa (en un pueblo de 300 habitantes) hasta tener al
menos tres dosis de la vacuna quíntuple. Que solo debe comer una marca muy cara
y difícil de conseguir de alimento premium y que, al crecer, solo deberá comer
este alimento y, ocasionalmente, carne bien cocida sin grasa, zanahoria
rallada, queso parmesano y jamón cocido.
Es increíble cómo la gente cree estas cosas, cuando
criar un perro como perro, es lo más simple y satisfactorio para ellos y para
nosotros.