lunes, 25 de mayo de 2009

¡Bendita profesión!



Aunque a veces reniego si hace tanto frío que duele. Aunque a veces no aguante mas el calor y la tierra en los ojos y el cuerpo, despues de correr en la manga todo el día. Aunque a veces tenga golpes feos y cortes y quebraduras, por las estúpidas bestias. A pesar de todo, es una profesión de maravillas diarias.
Ayer fue un día así. Había helado terriblemente. Amaneció el campo blanco como si hubiera nevado. Alrededor de las 9.30 hs fuimos con Juliana hasta La Quebrada por un trabajo chico con unas vaquillonas. Había un sol espléndido y nada, pero nada de viento.
Cuando volvíamos, paramos en una callecita de tierra, junté unos cardos secos, prendí un fueguito y calenté el agua para tomar mate. De pronto nos quedamos en silencio y el silencio del mundo se hizo tan pesado que parecía que nos zumbaban los oídos.
¡Que placer! El sol, el fuego, el mate y la vida…

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