lunes, 25 de mayo de 2009

Volvió la Fiebre Aftosa

Uno sabe que las calamidades existen. Uno sabe que existe el SIDA pero no vive pensando en eso hasta que lo contrae. Uno sabe que es peligroso conducir pero no lo asimila hasta que sufre un accidente.
Y no es que uno, que es inteligente, no esté informado. Creo que la naturaleza humana nos hace tener tales actitudes.
Los profesionales que estamos en el medio sabemos de sobra que la Aftosa existe y mas los que la hemos visto hace mucho tiempo. Nos contaron que estaba en el país desde el año pasado, que su avance era incontrolable, superando los torpes obstaculos que se han tratado de oponer a su expansión. Sabemos que la actuación de SENASA y en general de todos los que se han visto involucrados en esto ha sido cuanto menos lamentable ¡Pero cuando a uno le toca!…

Crónica de un día triste
Hasta el 29 de mayo pasado, el Partido de Lobería (en el cual se halla la bellísima San Manuel), solo había sido rozado tangencialmente por la aftosa con unos animales que aparecieron enfermos en el límite con Balcarce. Se estaba vacunando según una estrategia local a tambos y cabañas pero hasta ahí, nada mas.
A las 10.00 de la mañana del 29, me llamaron de un establecimiento de la zona de Licenciado Matienzo por la sospecha de animales con “fiebre”.
Las alarmas se encendieron. Llegué al lugar. Paré la camioneta en la calle. Dejé un balde con agua y antiseptico en el alambrado y entré al potrero a pie con un un par de guantes en cada mano.
Jorge, mi tocayo y empleado en ese campo, me esperaba a caballo para enlazar los animales que yo quisiera revisar.
Eran 130 terneros comprados cinco dias antes en Olavarría, que según los papeles ya habían sido vacunados.
El espectaculo general era lamentable, conté no menos de 50 rengos o mancos y tal vez unos 25 con el babeo característico.
Curiosamente los dos primeros que revisé no tenían lesiones bucales, solo las podales y muy graves ¿No será? Pensaba…
Al tercero casi no fue necesario abrirle la boca. Erosiones en encías y llagas sangrantes sobre la lengua confirmaron la sospecha ¡Fiebre Aftosa!
¡Cuánto desaliento! Tanto trabajo, entusiasmo, energía y dinero empleados para terminar la enfermedad se habían ido a los caños.
El 29 de mayo de 2001 llegó la Aftosa a nuestra zona ¡Maldigo a todos los incompetentes que lo hicieron posible!

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