lunes, 8 de noviembre de 2010

El novillo operado

Este domingo estuvo muy bravo por los campos de la zona. Mucho gris, viento, lluvia, azotes de agua, y yo sentado un rato largo frente a una tranquera, esperando que abrieran para entrar a atender un caballo empachado.
Apenas paré el motor se me vinieron al humo unos cuantos novillos curiosos. Lindos novillos careta, que se me quedaron mirando desde el otro lado del alambre. Por fin uno me hizo señas con el morro de que bajara la ventanilla y me saludo cortésmente:
-¿Cómo anda dotor? ¿No se acuerda de mí?-
Lo miré con cuidado pero no le encontraba ninguna señal que lo diferenciara del resto.
-¡La verdad que no! ¿De dónde nos conocemos?-
Los compañeros se rieron con estúpida risa bovina y se burlaron…-¡Viste que no se iba a acordar! ¡Y vos que siempre te agrandás diciendo que sos amigo del dotor!-
Ya interesado en el tema y sospechando por donde venía la cosa, le pregunté si no sería el operado de la vejiga. Los demás enmudecieron y el candidato infló su pecho gordo lleno de orgullo -¡Sí! ¡Soy yo!- Afirmó el soberbio animal que ahora debe pesar unos 490 kilos –Mire que lindo me quedó el trabajo de atrás- Y dándose vuelta me hizo ver la uretrostomía debajo del ano, por donde orinaba sin dificultad.
Pronto estábamos conversando animadamente acordándonos de aquel día.
Me llamaron porque el pobre estaba, como “inflado”, y al correr se oía claramente un sonido de chapoteo. Al revisarlo comprobé que tenía una obstrucción completa de la uretra, que hizo que fuera reteniendo orina hasta que su vejiga literalmente estalló. La operación consistió en hacer una sutura a ciegas de la vejiga metiendo ambas manos en una incisión en el abdomen, luego vaciar de orina toda la cavidad, y finalmente abocar la salida de la uretra hacia una herida en el periné.
Y allí estaba el candidato, casi un año después, vivito y coleando y muy contento de estar vivo.
Lo que no sabía es que la próxima semana lo cargarán en un viaje hacia la comunidad europea, pero que no será de placer precisamente, ya que lo hará en forma de dos bonitas medias reses.
¡Cosas que pasan a los vivos! Decía Cacho, un encargado de una estancia cercana.

2 comentarios:

  1. Jorge, que groso, me encanta leerlo la verdad y aunque no lo tuve de profesor en la facu me pase dos dias de lluvia en San Manuel, disfrutando de la lluvia y de muchas enseñanzas.
    Marcos Seleiman

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Un Veterinario y las Mujeres Guerreras

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