martes, 16 de noviembre de 2010

¡Va a ser para macana!

Caminó al tranquito desde el corral hasta la casa. Se sacó el sombrero y se tomó un trago de agua en la bomba antes de entrar.
-¡Que calor viejo!- Le dijo Aurora mientras revolvía un estofado bien caldudo como le gustaba a Nicanor -¿Ya se fue el patrón?-
-¡Sí! ¡Salió hace un rato! Se iba para el otro campo y después a Mar del Plata ¿Sabés qué? Me dijo que va a poner equipos de radio en los dos campos y encima, desde “Los Eucaliptus lo van a poder llamar a él a Mar del Plata ¿Qué bárbaro no?-
-¿Bárbaro?- Contestó enojada Aurora -¿No te das cuenta que eso es para tenerlos más controlados? ¡Acordate que eso va a ser para macana!-
Eran épocas en que la radio era lo más moderno para comunicarse. No había teléfonos celulares y la telefonía fija no andaba muy disponible por la zona de San Manuel.
Y así fue. A los pocos días cayó gente de Tandil a instalar las torres para las antenas y casi sin notarlo, los dos campos quedaron a tiro de micrófono.
Al principio Aurora no quería hablar, pero de a poco le perdió el miedo a la cosa y empezó a tener algunas charlas con Martita, la mujer del puestero de “Los Eucaliptus”. Y pronto fueron las mujeres las encargadas de los equipos y de pasar todas las noticias y novedades, mientras los maridos tomaban mate y las dejaban hacer.
Un día llegó temprano Don Alberto a “La Concepción”. Venía enojado vaya uno a saber por que cosas, y en cuanto entró le pegó un reto grande a Nicanor porque había dejado unas varillas del alambre desarmado sin juntar. Y enseguida nomás le preguntó a Aurora porqué no ponía algunas flores para arreglar un poco la casa que parecía un chiquero. Nicanor siempre se tomaba estas cosas con calma, pero Aurora se calentaba mucho, así que en cuanto Don Alberto salió para “Los Eucaliptus”, agarró la radio y dijo mas o menos así:
-¡Atento! ¡Atento Los Eucaliptus! ¿Martita? Allá va el viejo hijo de remilp… Guarda que anda alunado ¡Me quedé con ganas de mandarlo a la mierda!
Lo que no sabía Aurora era que Don Alberto también tenía una radio en la camioneta y oyó clarito toda la charla.
Al otro día apareció Nicanor por San Manuel buscando trabajo.

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