El jueves pasado fue el cierre de campaña. Algunos muchachos
cerraron su actividad proselitista para las elecciones del domingo 22, y
nosotros terminamos la campaña 2015 de Inseminación a Tiempo Fijo. Justo ese
día, uno de los candidatos habló frente a una multitud en Humahuaca y el otro
dio dos discursos. Uno en Mar del Plata y otro en La Matanza
Mientras esto pasaba, Juan y yo íbamos en camino
hacia el establecimiento El Jaguel, ubicado entre Matienzo y El Lenguaraz, a 35
kilómetros por tierra desde San Manuel.
Teníamos que hacer una inseminación grande en un
rodeo sincronizado. Esto quiere decir que les habíamos hecho un tratamiento
para que ovularan todas juntas, y nuestro trabajo, era hacer el servicio a
partir del mediodía de ese jueves. Ni antes ni después.
El problema fue que desde las 10 de la mañana empezó
a llover. Primero suavecito y al rato a baldes.
El viaje de ida no fue tan malo, porque la calle
estaba livianita y pudimos llegar bien, pero las casi tres horas de tarea que
siguieron, nos dieron una paliza. Cuando uno trabaja en la manga mientras
llueve, pasa por varios estados. Al principio, el agüita es refrescante y la
inquietud por lo que se viene, hace que la gente hable fuerte y se ría por
cualquier pavada. Al rato, ya la humedad pasa la ropa y llega al cuerpo. Uno
siente algún hilo de agua que corre por el medio de la espalda, siempre
buscando hacia abajo y se pierde en ciertos canales. La charla se va apagando.
Después viene la etapa del embrutecimiento. Está todo perdido. La gente mojada
hasta los huesos, pero ya insensible al frío, se mueve casi sin pensar; y por
fin, el barro y el agua que levantan las vacas al zapatear en cualquier charco,
hacen que la mayoría termine a las puteadas. Así le metimos hasta las 3 de la
tarde. Todavía nos quedaba el viaje de vuelta al pueblo. Desinflamos las ruedas
traseras, para que la camioneta se afirme un poco más, y nos largamos. Todavía
no habían abierto huella en esa calle repleta de barro, pero entre aceleradas,
barquinazos y patinadas, llegamos a la veterinaria casi a las cuatro, en muy
malas condiciones.
No sé cómo habrán terminado el día de cierre los
candidatos. Nosotros llegamos molidos a la noche, y el vino y la picada con
queso y salame, acariciaron más que nunca.