Ayer bien temprano, sonó el teléfono en la
veterinaria. Era Reinaldo. Después de los saludos de rigor, me preguntó si
podía ir a ver la chancha que tiene en la quinta detrás del pueblo.
-¿Qué es lo que tiene la chancha Reinaldo?- Le
pregunté como para ir pensando en las posibilidades.
-¡Es medio raro!- Me contestó.
-¿Cómo que es medio raro? ¿Qué le pasa?-
-¡Es que la usó un torito como de 400 kg y la dejó
toda descuajeringada!-
Enseguida cargué todo los instrumentos y me fui hasta
la quinta.
Era verdad. De a poco fuimos desenrollando la
historia. La famosa chancha entró en celo y parece que se puso tan atractiva,
que el torito Holando argentino que Reinaldo tenía en una parcela contigua,
no aguantó la emoción, saltó el alambrado y se fue derecho a la hermosa y
redondeada hembra.
Reinaldo estaba viendo todo, pero no se imaginó lo
que iba a pasar. El toro empezó a lamer a la dama y esta, como toda chancha en
celo, se quedó quietita. De pronto, lo inevitable. El toro se puso donde se
tenía que poner, sacó lo que tenía que sacar, se subió donde se tenía que subir
y perforó lo que no le correspondía.
Dice Reinaldo que la tipa pegó un terrible alarido
mientras el galán terminaba su faena.
Mientras comentábamos el suceso, fui aplicando el coagulante
y el analgésico correspondientes. Además tuve que tranquilizar a Reinaldo. Le
aseguré que la chancha no puede quedar preñada en este caso, y menos tener
algún cachorro cruza entre cerdo y vaca como él pensaba.
Ja! Ja! Muy bueno!!!
ResponderEliminarY por sierto, que buena foto la del blog...
Un abrazo Jorge.