martes, 12 de enero de 2010

Se enloqueció el nutrión

Si no entendí mal, esta nutria que se va piola, caminando por la lagunita escarchada, era prima hermana del protagonista de la historia que sigue

A pesar de haber pasado fracturas, cortes, lastimaduras y golpes, creo que he tenido suerte. Esto pensaba ayer acordándome de una barbaridad que hice siendo "tractorista" en un campo cerca de Necochea.
Veníamos un día con Alfredo, un compañero y amigo, por una calle de tierra desierta a la hora de la siesta, cuando vimos cruzar un nutrión enorme que bajó entre unos matorrales y se metió dentro de una alcantarilla, en la entrada de una estancia grande.
-¿Y si la agarramos?- Le dije a Alfredo -¡Vamos!- Contestó.
Paramos el tractor y nos acercamos a la alcantarilla. Estaba hecha con tubos chicos y tendría unos ocho metros de largo. Nos asomamos, y allí nos miraba el soberbio animal, quietito, como esperando. Estaba bien gordo y dos largos incisivos anaranjados le sobresalían de la boca -¡Ya sé!- Le dije, vos esperá acá y asustalo. Yo me meto del otro lado y lo envuelvo en la campera.
La campera era una antigua "Lee" muy gastada. Hice un bollo con ella y sin dudar me metí de cabeza en el caño. Era realmente chico. Me tuve que deslizar con las manos hacia adelante, y espiando al bicho por un costadito de la campera. Cuando ya había hecho unos 2 o 3 metros arrastrándome, probé de cambiar de posición pero estaba atrapado. Sin embargo, muy bestia, no me dí cuenta de lo peligroso del asunto.
De pronto le grité -¡Dale Alfredo! Empujalo así se viene y lo puedo agarrar-
Alfredo metió una vara de cardo seco y cuando lo asustó se me vino...¡Pero se vino a comerme! De pronto se había vuelto loco y me encaró las manos, apenas defendidas por la escasa pilcha. El tipo bramaba, mordía y desgarraba lleno de furia, y yo quietito apenas gritaba -¡No lo asustés más Alfredo! ¡Dejalo!- Al rato el bicharraco se calmó, y yo pude retroceder muy despacio hasta salir del caño.
-¡Que cagada hermano! ¡Como quedó!- Le dije mirando las hilachas de mi antigua campera Lee. -¡Mejor lo dejamos! ¿Para qué lo queremos?- Y seguimos viaje como si nada hubiera pasado.

1 comentario:

  1. JaJa Muy buena historia...cuando leì lo del tunel creì que se iba a quedar atrapado adentro y lo tenìan que sacar con pala y pico JAJA...bueno gracias por el consejo de la liebre y la vinagre. Saludos.

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