jueves, 29 de abril de 2010

¡Chau Tato!

Hoy se murió un gran tipo.
Fué un luchador. Trabajó incansablemente y logró que su gente lo reconociera y apreciara. Tenía un carácter hosco que lo hacía parecer malo al principio, pero una vez que se lo trataba, se descubría en él un corazón generoso para el esfuerzo y la amistad.
Trabajó solo en dos campos en toda su vida, lo que indica que era muy buen empleado y que los patrones apreciaron su valía.
No se quejó en las jornadas interminables con calores aplastantes, ni en las mañanas de helada cuando duelen los dedos y el aliento se desparrama en nubes de vapor.
Lo ví por última vez hace un mes. Estaba paradito bajó el enorme roble frente al galpón, tomando fresco a la sombra. No charlamos mucho porque siempre ando apurado. Lo malo de esto es que me pierdo buenos momentos corriendo no sé hacia donde.
Le costaba caminar y le dolía mucho una rodilla, pero conmigo siempre fué cordial. Estuvimos recordando algunos encuentros memorables.
¡Chau Tato! Fuiste un gran caballo.

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