Estando todavía en Gonzalez Chavez, Lugano recibió una llamada telefónica muy corta donde un tal Paco le ordenó que dejara a su hija en un lugar seguro lejos de su propia familia, y viajara en forma urgente a Mar del Plata. Dejó a la pequeña Esperanza al cuidado de una amiga y colega de Tres Arroyos, y al día siguiente llegó a la dirección indicada por Paco. Era una casa de ropa femenina y siguiendo las instrucciones, dijo a la única empleada, que quería ver algo distinto porque viajaba a Madrid. La chica lo miró con curiosidad un instante y le indicó que lo siguiera. Pasaron a un pequeño depósito. Allí en un rincón, corrió sin esfuerzo una estantería llena de cajas que disimulaba una puerta. Le dijo que avanzara por el oscuro pasillo y se despidió. En cuanto Lugano quedó solo y se cerró la puerta escondida, estuvo quieto un momento hasta acostumbrarse a la penumbra y caminó vacilando los diez metros hasta una nueva habitación iluminada, donde se encontró con tres personas que no conocía. Uno se levantó y dijo que era Paco, y presentó a los otros como Hugo y Luis. Sonaba divertido que fanáticos guerrilleros se llamaran a si mismos como los sobrinos del pato Donald, pero Lugano se limitó a saludarlos brevemente.
Pertenecían a la célula terrorista donde militaba Susana y le dijeron que estaba destinado a salvar a la patria. Susana les había hablado de él y sabían que no estaba fichado por los servicios de inteligencia. Lugano no pudo reaccionar. Lo redujeron y lo llevaron maniatado hasta una mazmorra donde fué salvajemente torturado durante días. Se lo sometió a un lavado de cabeza tan feroz, que terminó aceptando la idea de lo que tenía que hacer.
Se lo programó para matar al marido de la presidente.
Los terroristas estaban seguros de que muerto el hombre fuerte del gobierno, el resto sería cuestión de días para que todo cayera definitivamente. Y entonces "El Jefe" podría llegar a la presidencia.
Y por eso volvió Lugano a San Manuel. Quería dejar conmigo a la pequeña Esperanza porque yo era casi el único en quien confiaba fuera de su familia, y no quería comprometerlos a ellos.
Le dió un abrazo interminable a su hija y partió. Nunca mas lo vería.
Pertenecían a la célula terrorista donde militaba Susana y le dijeron que estaba destinado a salvar a la patria. Susana les había hablado de él y sabían que no estaba fichado por los servicios de inteligencia. Lugano no pudo reaccionar. Lo redujeron y lo llevaron maniatado hasta una mazmorra donde fué salvajemente torturado durante días. Se lo sometió a un lavado de cabeza tan feroz, que terminó aceptando la idea de lo que tenía que hacer.
Se lo programó para matar al marido de la presidente.
Los terroristas estaban seguros de que muerto el hombre fuerte del gobierno, el resto sería cuestión de días para que todo cayera definitivamente. Y entonces "El Jefe" podría llegar a la presidencia.
Y por eso volvió Lugano a San Manuel. Quería dejar conmigo a la pequeña Esperanza porque yo era casi el único en quien confiaba fuera de su familia, y no quería comprometerlos a ellos.
Le dió un abrazo interminable a su hija y partió. Nunca mas lo vería.
Continuará con el último capítulo
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