Herida "agusanada"
Para el veterinario de grandes animales, enero es un
mes distinto. Son pocos los trabajos programados y muchas las urgencias. Se
atienden bestias con heridas de todo tipo, generalmente agusanadas; algunos partos
distócicos, que por los grandes calores suelen terminar en cesáreas, ya que los
fetos muertos se ponen enfisematosos o “hinchados”; hay mortandades por golpe
de calor, cuando a alguien se le ocurre trabajar todo el día en la manga y suele
haber problemas por la falta de agua al romperse algún molino, que terminan
también con muchos animales con las patas para arriba.
En enero hace mucho calor. En el hemisferio sur es
verano y no es raro que, cerca de mediodía, el termómetro roce los 40ºC. Por
eso salimos al campo bien temprano, a eso de las 6 de la mañana, tratando de
estar de vuelta antes de las 10, cuando el sol empieza a golpear fuerte.
Es la época de las carreras pedestres de aventura.
Se hacen en los médanos y playa de cualquier ciudad costera, o en caminos de
sierra. Son muy buenos desafíos. Como me dijo un amigo, cuando estábamos a
punto de largar una corrida de 10 km, en estas cosas “terminar es ganar”. Así
me lo tomo.
En los arroyos salen muchos dientudos cuando el sol
está todavía alto, y lindos bagres a la tarde-noche. Sobre todo en los días
tormentosos.
Los chicos están de vacaciones y disfrutan la
libertad del pueblo. Pedalean por todos los rincones y juegan a la “paleta
callejera”.
La piletita de lona esta buena para refrescarse, pero
el agua se ensucia muy rápido; además, la armamos muy cerca del árbol grande
donde está la casita, y con los vientos de la época, también se llena de hojas.
En nuestro país estamos con zonas de sequía e
incendios, y otras de inundaciones. Todo al mismo tiempo. A nosotros nos tocó
la sequía. Malo para el campo pero bueno para mí, ya que me libra de cortar el
pasto del jardín tan seguido.
Las calles de la zona tienen colchones de tierra de
más de 30 cm de espesor y pozos tremebundos. Ni les cuento lo que es un viaje
al campo cuando uno queda detrás de la nube de tierra que levanta un camión
cargado.
Otra vez se nos vino la plaga del bicho moro.
Aterriza en las huertas en enormes bandadas y en una noche puede terminar con
una plantación de morrones o de lechuga.
¡Cosas de enero!
No hay comentarios:
Publicar un comentario