Llegué a casa a mediodía muerto de hambre y bien
cansado después de una mañana de trabajo fuerte en la manga. Comí apuradito,
mientras veía algunas imágenes de la concentración de gente en Buenos Aires y
después las noticias de los docentes en huelga.
La tarde fue casi tan dura como la mañana, así que en
cuanto volví, me fui derecho a darme una ducha y preparé unos mates espumosos y
reparadores.
Tiger me miraba hacer. Prendí un rato la tele para
enterarme como había terminado la movida del día y me encontré con que todo el
asunto había sido un gran despelote.
-¿Qué te parece Tiger? ¡Semejante cantidad de gente
al pedo! ¿Quién les paga el día? ¿Qué es lo que quieren?-
Tiger, tranquilito como todo gato capón, me
contestó:
-¡Será gente que se está muriendo de hambre y lucha
por un poco de comida y un buen sueldo para vivir mejor! ¿O no?-
-¿Me estas cargando Tiger?-
-¡No! ¿Por qué? Yo tengo tres años y nunca vi algo
así-
-¡Claro! ¡Vos decís eso porque solo tenés tres años!
Yo tengo 59 y ¿Sabés que pienso? Que no hay caso. Que estamos jodidos. Estos
días son muy tristes. Parece que no hubiera salida para Argentina con tanta
gente enardecida como se está viendo. No entiendo si es poca memoria o boludez
nomás, lo que tienen los que andan a los gritos haciendo el coro a los
supuestos representantes de los trabajadores. Después de doce años de aguantar
a la banda más perversa que saqueó el país y destruyó las instituciones, vemos
montones de tipos diciendo que esta gente que gobierna es más de lo mismo. Que
están en contra de los pobres. Que no hacen las cosas “bien”.
No soy un iluminado. Soy solo un trabajador
incansable. En más de 35 años de profesión fui progresando con esfuerzo y
sacrificio y, por suerte, sin precisar nunca que el Estado me regalara nada.
Por eso creo que tengo autoridad para poder dar mi opinión.
Y veo que por fin llegó al gobierno gente con
preparación y vocación de hacer las cosas bien por el país. Que todos los días
van dando un pasito hacia adelante a pesar de todo. A pesar de los insultos, de
la porción de justicia “legítima” que sigue con la injusticia, de la falta de
mayoría en el Congreso, de los sindicalistas traidores que reciben lo que piden
pero traban cualquier medida, de los supuestos periodistas que ahora hacen
oposición queriendo ensuciar y emparejar al gobierno con los delincuentes
anteriores, y a pesar también de los
simpatizantes del anterior gobierno, que siguen tan bocones como siempre y creyendo
que su jefa es solo una víctima inocente-
-¡Tiger! ¿Me escuchas?-
El tipo se dio vuelta y me dijo: -La verdad es que
me perdí cuando dijiste que estábamos jodidos ¡Perdón!-
-¡No hay problema! ¡Al final termino siempre en lo
mismo!-
Apagué la tele y seguí tomando mate tranquilamente.