Un artículo escrito por un colega y amigo en un diario prestigioso, me dejó pensando en el tema que allí plantéa. En un momento afirma que, sin quitar méritos al conocimiento académico, considera casi mas importante, en la construcción del saber, a la experiencia.
Y me quedé pensando. Y dí vueltas sobre este asunto que ya he abordado muchas veces y desde hace tiempo. Descreo de las afirmaciones que inducen a pensar que el esfuerzo intelectual no es tan importante como la "calle" o el "aprender lo util". Pienso que estamos en una sociedad mundial en que se ha perdido, a nivel masivo, la idea de que debe ejercitarse el intelecto tanto o mas que el cuerpo.
Proliferan masivamente los gimnasios, entrenadores personales, cursos televisivos de ejercicio, médicos que enseñan a comer para estar sanos, dietas para seguir vitales hasta los 100 años, y miles y miles de cosas así. Pero no crecen a la par los cafés verdaderamente literarios, donde se ejercite el lenguaje escrito y oral, los talleres para artistas de todas las disciplinas, las escuelas de excelencia, los maestros verdaderamente entregados a la docencia en todos los niveles o los lugares donde se haga un culto del conocimiento y el saber.
Entiendo que siempre hay riesgos en estas simplificaciones, porque habrá quien diga que conoce lugares como los que añoro, o docentes como los que reclamo, o personas con poca educación pero juicio certero, pero siento que la tendencia social vá en el rumbo que les cuento.
En mis clases de Neurofisiología, muchas veces dije a mis alumnos que trataran de aprovechar su paso por la Facultad. Que este paso implicaba que nunca mas serían personas comunes. Que el esfuerzo estatal o familiar invertido en la educación de cada uno de nosotros, nos crea el compromiso de ser personas "distintas". Que un profesional debe ser capaz de razonar, expresarse y discernir con un criterio mas elevado que el que no tuvo ese privilegio y que debe mantener entrenado su intelecto aplicando una disciplina tan plena como en el entrenamiento físico.
Hay que destinar el tiempo necesario a la lectura, la reflexión, el intercambio oral o escrito con colegas, la búsqueda de nuevas soluciones a problemas antiguos y el ejercicio en plenitud de todas las artes posibles para enriquecer tambien su espíritu.
Seguramente todos conocemos personas excepcionales en cualquier actividad y que no han tenido una instrucción formal, pero la única manera de no depender de la aparición de personas iluminadas, es tratar de subir la exigencia y en consecuencia el nivel educativo de una población.
Las habilidades manuales o físicas son otra cosa. Cualquier animal o humano practica desde niño movimientos y destrezas a traves del juego. En él se reproducen movimientos y actitudes que servirán al individuo en su vida adulta. En el humano, además, se van adquiriendo otras habilidades particulares que servirán al desempeño de su oficio o profesión. No se precisa conocimiento teórico para llegar a hacer elegantemente una cesárea en una vaca o una cirugía cardíaca en un humano. Sobradas pruebas hay de ello. ¿Entonces? ¿Para que sirven los largos años de formación de un cirujano si cualquier iletrado puede llegar a hacer el trabajo tanto o mejor que este? Ocurre que como dije mas arriba, estos casos son excepciones. Lo normal es que un individuo deba someterse a una disciplina de aprendizaje para obtener un fruto.
Además, la disciplina fortalece la voluntad y una voluntad fuerte, sumada a una buena determinación, seguramente producirá mas cantidad de individuos útiles que de parásitos sociales.
¿Que es esto de que no hay que hacer que nuestro jóvenes se esfuercen? ¿De que los protejemos cuando tratamos de evitarles horas de tareas y estudio creyendo que no sirven? ¿Por qué no enseñar que primero está el trabajo y despues la diversión? ¿Cuando pensamos que lo aprenderán si no lo enseñamos cuando lo precisan?
Hay que mostrar ejemplos de perseverancia, tesón, trabajo permanente y esfuerzo detras de un objetivo. Así construiremos una buena sociedad. Esto no quita el espacio para la diversión, pero no hace una "vida de diversión".
Y me quedé pensando. Y dí vueltas sobre este asunto que ya he abordado muchas veces y desde hace tiempo. Descreo de las afirmaciones que inducen a pensar que el esfuerzo intelectual no es tan importante como la "calle" o el "aprender lo util". Pienso que estamos en una sociedad mundial en que se ha perdido, a nivel masivo, la idea de que debe ejercitarse el intelecto tanto o mas que el cuerpo.
Proliferan masivamente los gimnasios, entrenadores personales, cursos televisivos de ejercicio, médicos que enseñan a comer para estar sanos, dietas para seguir vitales hasta los 100 años, y miles y miles de cosas así. Pero no crecen a la par los cafés verdaderamente literarios, donde se ejercite el lenguaje escrito y oral, los talleres para artistas de todas las disciplinas, las escuelas de excelencia, los maestros verdaderamente entregados a la docencia en todos los niveles o los lugares donde se haga un culto del conocimiento y el saber.
Entiendo que siempre hay riesgos en estas simplificaciones, porque habrá quien diga que conoce lugares como los que añoro, o docentes como los que reclamo, o personas con poca educación pero juicio certero, pero siento que la tendencia social vá en el rumbo que les cuento.
En mis clases de Neurofisiología, muchas veces dije a mis alumnos que trataran de aprovechar su paso por la Facultad. Que este paso implicaba que nunca mas serían personas comunes. Que el esfuerzo estatal o familiar invertido en la educación de cada uno de nosotros, nos crea el compromiso de ser personas "distintas". Que un profesional debe ser capaz de razonar, expresarse y discernir con un criterio mas elevado que el que no tuvo ese privilegio y que debe mantener entrenado su intelecto aplicando una disciplina tan plena como en el entrenamiento físico.
Hay que destinar el tiempo necesario a la lectura, la reflexión, el intercambio oral o escrito con colegas, la búsqueda de nuevas soluciones a problemas antiguos y el ejercicio en plenitud de todas las artes posibles para enriquecer tambien su espíritu.
Seguramente todos conocemos personas excepcionales en cualquier actividad y que no han tenido una instrucción formal, pero la única manera de no depender de la aparición de personas iluminadas, es tratar de subir la exigencia y en consecuencia el nivel educativo de una población.
Las habilidades manuales o físicas son otra cosa. Cualquier animal o humano practica desde niño movimientos y destrezas a traves del juego. En él se reproducen movimientos y actitudes que servirán al individuo en su vida adulta. En el humano, además, se van adquiriendo otras habilidades particulares que servirán al desempeño de su oficio o profesión. No se precisa conocimiento teórico para llegar a hacer elegantemente una cesárea en una vaca o una cirugía cardíaca en un humano. Sobradas pruebas hay de ello. ¿Entonces? ¿Para que sirven los largos años de formación de un cirujano si cualquier iletrado puede llegar a hacer el trabajo tanto o mejor que este? Ocurre que como dije mas arriba, estos casos son excepciones. Lo normal es que un individuo deba someterse a una disciplina de aprendizaje para obtener un fruto.
Además, la disciplina fortalece la voluntad y una voluntad fuerte, sumada a una buena determinación, seguramente producirá mas cantidad de individuos útiles que de parásitos sociales.
¿Que es esto de que no hay que hacer que nuestro jóvenes se esfuercen? ¿De que los protejemos cuando tratamos de evitarles horas de tareas y estudio creyendo que no sirven? ¿Por qué no enseñar que primero está el trabajo y despues la diversión? ¿Cuando pensamos que lo aprenderán si no lo enseñamos cuando lo precisan?
Hay que mostrar ejemplos de perseverancia, tesón, trabajo permanente y esfuerzo detras de un objetivo. Así construiremos una buena sociedad. Esto no quita el espacio para la diversión, pero no hace una "vida de diversión".
Buena reflexión, yo siempre pensé que es importante aprovechar al máximo y tratar de dar lo mejor de uno en los exámenes y no "zafarlos" como muchos dicen, ya que con esos conocimientos las experiencias que vamos a vivir quizás nos resultan mejores, igualmente siempre pensé que los mejores profesores que tuve en estos 4 años son los que me enseñaron antes que nada a pensar.
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