viernes, 14 de agosto de 2009

En las ciudades no se consigue

Se me ocurrió esta mañana cuando salí para el campo.
Recorrí cuatro cuadras y estaba fuera del pueblo. Y nó porque viva en la periferia, estoy en el "centro", sinó porque el pueblo tiene siete cuadras de largo por cuatro de ancho.
Estamos libres de semáforos y solo hay uno o dos roces sin consecuencias por año, dentro de la planta urbana.
Al cruzarse, todos se saludan con la mano, con la cabeza o con un grito parecido a ¡Uueeppp!!! Esto lo hacen grandes y chicos. Un adulto saluda con la mano a un niño en bicicleta, y en la otra cuadra, una nena hace un gesto con la cabeza a una señora que vá con la red (¿Se acuerdan?) a hacer los mandados. Es la cultura del saludo y el ¡Buen día! al entrar a un negocio. Tanto que a la mayoría nos pasa que sin pensar, repetimos estos gestos en la ciudad y nos miran como marcianos.
No se pierde tiempo en trámites. No se hacen colas, salvo en el Banco, o casi Banco Provincia, porque abre solo dos días por semana, despues de la fundición del Comercial del Tandil que trabajaba a destajo. Ya les conté cuanto es lo máximo que hay que caminar para ir a cualquier lado en el pueblo.
En los negocios se hacen las compras y se charla un rato sobre las novedades, que pueden ser el clima, un accidente en la ruta, alguna elección, cosas familiares como nacimientos, operaciones o enfermedades y, por que nó, si es entre hombres se hablará de mujeres y viceversa.
Los chicos van y vuelven solos del colegio, pateando piedras por la calle y, cosa que me da bronca, tirando papelitos de golosinas. Se cambian y salen a jugar por donde se les antoja. Todo el pueblo es de ellos y así lo usan.
Mi hijo Juancito, cuando tenía tres años, se montó en su triciclo y recorrió las tres cuadras hasta el escritorio donde yo trabajaba, por el medio de la calle, solo para "visitar a papá". Los autos se corrían prolijamente, y el tipo meta pedal, hasta que un vecino lo hizo desistir del intento cuando solo estaba a cincuenta metros de su destino. El reto duró poco y el recuerdo con una sonrisa dura hasta hoy.
Continuará

2 comentarios:

  1. si nos habremos mandado macanas con juancito en san manuel, que lindo la pasabamos, hasta una ves hicimos pinceles y los vendiamos, tambien revistas viejas...jaja

    ResponderEliminar
  2. JUANCITO ERA UN MISIL, QUE PERSONAJE, Y SE CRUZABA A PROPOSITO DELANTYE DE LOS AUTOS PARA HACER UNA AZAÑA, VAGASO ESE LOCO, YO FUI EL QUE LO RETO Y LE CONTO A JORGE, VOS SABES QUIEN FUE JUANCITO!!!!!

    ResponderEliminar

Un Veterinario y las Mujeres Guerreras

¡Ahí lo tienen! Para los que vivan lejos habrá también venta electrónica