En 1995, ya con 37 años encima, salí por primera vez del país. El destino era la Ciudad de Mexico, donde haría una pasantía en la UNAM.
Los preparativos fueron minuciosos. Junté ropa, libros, filmadora y toda la documentación necesaria. Y como suelo hacerlo, antes de partir fuí chequeando la lista que había escrito. Ya estaba todo...¡O casi!
Llegué a Ezeiza con impecable saco azul y dos valijas. Era un día de mucho movimiento, así que gente a montones se movía en el viejo Aeropuerto. Busqué el mostrador de Varig y formé pacientemente la cola hasta despachar las valijas. Atras mío había otras 15 o 20 personas.
Con la abulia propia de los empleados de mostrador, el tipo me pidió los papeles. Los saqué y se los mostré.
-El pasaporte por favor!- Me dijo
... (segundos en suspenso)
-¡Me lo olvidé!- Dije recordando de pronto.
El tipo me miró con gesto de vaca que mira el tren...
-¿Como?-
-¡Y sí!- Ahora me doy cuenta que no lo traje ¿Pero no hay forma de que vaya igual? ¡Allá me están esperando!
-¿Pero como vá a viajar sin pasaporte? Y lo dijo ya cagandose de risa...
Y sobre el pucho, el bandido se dió vuelta y le gritó a uno que estaba en un mostrador como a 10 metros -¡Mario! Este hombre quiere viajar sin pasaporte...¿Que se puede hacer?
La gente de la cola se asomaba para ver mejor quien era el bolas tristes del pasaporte, y yo ahí valientemente, poniendo el pecho (de bolas tristes) a las risas tan guarangas...
Son esos momentos que uno quiere que se abra la tierra y lo trague.
Los preparativos fueron minuciosos. Junté ropa, libros, filmadora y toda la documentación necesaria. Y como suelo hacerlo, antes de partir fuí chequeando la lista que había escrito. Ya estaba todo...¡O casi!
Llegué a Ezeiza con impecable saco azul y dos valijas. Era un día de mucho movimiento, así que gente a montones se movía en el viejo Aeropuerto. Busqué el mostrador de Varig y formé pacientemente la cola hasta despachar las valijas. Atras mío había otras 15 o 20 personas.
Con la abulia propia de los empleados de mostrador, el tipo me pidió los papeles. Los saqué y se los mostré.
-El pasaporte por favor!- Me dijo
... (segundos en suspenso)
-¡Me lo olvidé!- Dije recordando de pronto.
El tipo me miró con gesto de vaca que mira el tren...
-¿Como?-
-¡Y sí!- Ahora me doy cuenta que no lo traje ¿Pero no hay forma de que vaya igual? ¡Allá me están esperando!
-¿Pero como vá a viajar sin pasaporte? Y lo dijo ya cagandose de risa...
Y sobre el pucho, el bandido se dió vuelta y le gritó a uno que estaba en un mostrador como a 10 metros -¡Mario! Este hombre quiere viajar sin pasaporte...¿Que se puede hacer?
La gente de la cola se asomaba para ver mejor quien era el bolas tristes del pasaporte, y yo ahí valientemente, poniendo el pecho (de bolas tristes) a las risas tan guarangas...
Son esos momentos que uno quiere que se abra la tierra y lo trague.
jajajajaja, como poedes ser tan ....... y el pasaje lo habías llevado jajajaja...como lo solucionaste?
ResponderEliminar¡Y sí! Fué muy penoso Panchotti.
ResponderEliminarPor suerte había un vuelo a la misma hora el día siguiente y ahí me acomodaron. El pasaporte llegó por encomienda a Retiro y yo pude volar como un campeón... Ja Ja
jajjajajjaja lo hubiera llamado a Bargas Doc,en una de esas llegaba antes de que saliera el primer vuelo.......
ResponderEliminarY quiénes mandaron la encomienda que fueron haciendo en el viaje desde San Manuel a Neco a mil en rastrojero para llegar al colectivo que salía para Retiro?????????????? ehhhh????? inolvidable! Qué bolas tristes!!!!
ResponderEliminar¡Es verdad hermanita! Debí nombrar a todos los que hicieron posible la hazaña. Pero vos sabés que siempre los tengo presentes
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