sábado, 11 de diciembre de 2010

El último pial

Llegaron a la final los Bocasucia de Energía y los Invencibles de Orense. Los dos equipos tenían méritos de sobra para quedarse con el premio en el concurso de pialada de potros por equipos. Pero los Bocasucia tenían a Egidio Maritorena.
Egidio Maritorena era correntino. Muy petiso, flaco y oscuro. El cuerpo fibroso y ágil, y montones de años encima. Trabajó en la estancia Los Alamos desde que llegó de su provincia. Manejaba el lazo como ninguno.
Ese domingo se habían juntado mas de seiscientas personas en la fiesta criolla de San Cayetano y solo faltaba largar el último potro para los Bocasucia. Los dos equipos venían empatados en puntos y todo dependía de aquél último animal. Era un picazo grandote y arisco el que metieron en la gatera.
Cuando se abrió la puerta, el potro pegó un salto y se largó a la carrera entre los hombres que revoleaban. A la izquierda y tirando de reves, primero Luis Molina y despues Egidio y a la derecha, de volcado, Marcelo Pereira y "Cococho" Alvarez.
Todo fué muy rápido. Molina y Pereira erraron, y casi al mismo tiempo tiraron Cococho y Egidio. Los lazos se abrieron en el aire como banderas gigantes. El de Cococho toco el suelo y antes de cerrarse vió pasar el potro por su hueco como un rayo. Se lo había tragado. Y un instante despues, la cuerda brillosa de Egidio, se posó apenas sobre el pasto y levantandose como una víbora, quedó esperando las manos del bruto, para tomarlo y subirsele hasta el pecho.
Y despues lo de siempre, el lazo que se cierra como un milagro, cae hasta las cañas y Egidio, así chiquito y flaco, que se recuesta apenas y con baquía incomparable pega el tirón justo, para hacer que el animal se desparrame en el aire y caiga limpiamente de costado.
Siguió la ovación, el concurso para los Bocasucia, y Egidio que subió al escenario a recibir el premio con el infaltable cigarrito colgando de sus labios.

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