miércoles, 8 de diciembre de 2010

Salió el sol

Hoy es feriado. Recién vuelvo de atender un padrillo bayo cuarto de milla, muy golpeado, y aprovechando que la veterinaria está cerrada hice unos llamados para saber como siguen algunos pacientes.
Llamado 1: La consulta era por una vaca Holando vieja, que tuvo un desbalance mineral agudo, a la que en el día de ayer hice un tratamiento de emergencia.
-¿Hola Pedro?
-¡Sí Jorge! ¿Como estás?-
-¡Bien! Quería saber como anduvo la vaca-
-¡Ah! Se murió como dos horas después que la atendiste-
¡Chan!
Llamado 2: Se trata de otra vaca Holando, a la que la semana pasada reduje una hernia abdominal causada por un tremendo golpe en la panza. Venía bien pero...
-¿Hola Rivero?
-¡Si Jorge! ¿Como anda?-
-¡Bien! Quería saber como está la vaca-
-¡Ah! Justo lo iba a llamar. Me parece que se le abrió de nuevo la hernia porque ayer le ví un bulto otra vez-
¡Chan!
Llamado 3: Este caso es el de una ternera Angus con signos nerviosos de torneo, incoordinación y ataxia a la que traté el jueves pasado.
-¿Hola Marcelo?
-¡Si Jorge! ¿Como anda?-
-¡Bien! Quería saber como sigue la ternera-
-Igual. No mejoró nada. La largué al potrero con la madre pero no dejó de dar vueltas-
¡Chan!
Llamado 4: Ya con el ánimo por el suelo despues de la recorrida telefónica, hice el último llamado para preguntar por un ternero que según mi pronóstico a esta altura debía estar remuerto. Tenía un cuadro de embotamiento, disnea, hipertermia, postración e imposibilidad de pararse. Lo había atendido el sábado pasado.
-¿Hola Beto?
-¡Sí Jorge! ¿Como andás?-
-¡Bien! ¿Y? ¿Se murió el ternero nomás?-
-¡Que se vá a morir! Anda feliz y contento-
Y esto solo me compensó el desánimo que me iba ganando. Como decía el inolvidable Olmedo: "Siempre que llovió paró"


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