sábado, 6 de agosto de 2011

¡Es lo mesmo Roberto!

Las condiciones de vida en el campo no siempre son las mejores, pero los que andamos en estas cosas, lo sabemos y lo aceptamos como viene. Por eso ni Benicio Legarreta, ni sus compañeros, se quejaban de tener que ir hasta la letrina para hacer sus necesidades. Eso sí, en invierno, con las heladas machazas que se caían, a la noche se arreglaban descargando sus interiores en una lata que dejaban a los pies de la cama.
Y llegó el día que hicieron un buen cordero para festejar el cumpleaños de Benicio. Regaron la cena con generoso vino tinto del bueno. Noche de invierno. Y los amigos y compañeros a las risas como hasta las doce, entre copas, guitarra, y partidos de truco. Se acostaron bien adobados.
Ni se acuerdan a que hora fue que Benicio se despertó con ganas de descargar las aguas. Se enderezó trabajosamente, y camino hasta el lugar donde ponían la lata. Sacó el instrumental y empezó a regar tranquilamente sin abrir los ojos.
La macana fue que el chorro cayó directamente en la otra cama, a los pies de Roberto, que al darse cuenta de lo que pasaba, gritó en la oscuridad…
-¡Que hacen ché! ¡Me están meando las patas!-
Entonces Benicio, sobresaltado con el grito, y todavía mamado, dicen que le contestó: -¡Es lo mesmo Roberto! ¡Todavía que te lavo los pieces te quejas!-

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