Hace pocos días escribí unas líneas sobre la tararira de tres ojos, afirmando que este tipo de cosas es común en la naturaleza y que la trascendencia viene solo a partir de la difusión mediática y las opiniones afiebradas de los legos (y no tanto).
¡Que no dirían entonces de este pavito con cuatro patas!
Ayer fuí al campo a revisar un caballo y el muchacho me mostró este animalito. Nació con dos patitas suplementarias. Una con tres y otra con dos dedos. Tiene trece hermanitos normales y el dueño me contaba que los otros, desde los dos días de vida, lo picoteaban sin parar, así que lo tuvo que separar para que no lo maten.
Así son las cosas en el reino animal. Solo los humanos tratamos de escaparnos.
Ceo que es Cacho Buenaventura el que tiene un cuento sobre un pollo de cuatro patas, ya voy a ver si lo encuentro para mandártelo.
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