Me gusta escribir.
Me gusta contar historias y hay miles de historias por contar.
Pero hace más de un mes que cada vez que me siento frente a la máquina y abro la página en blanco de Word, me quedo tan en blanco como esa página.
Recién me pasó lo mismo. Hoy tengo tiempo y decidí escribir, pero por la ventana de este laboratorio se ve tan lindo el jardín y las plantas, que se me fue la mirada por ahí y el pensamiento atrás de la mirada.
Creo que esto me pasa por tener tiempo. Reconozco que las cosas fluyen de mí cuando estoy bajo presión. Cuando tengo que terminar de escribir una obra de teatro para empezar los ensayos y ya no queda más tiempo, cuando espero y espero la idea de un texto hasta que me aparece de repente y tengo pocas horas para escribirlo. Ahí sí. Los dedos vuelan por las teclas.
Cada uno de los que escriben tendrá su motivación y su fuerza. No hay recetas.
Me gusta contar historias y hay miles de historias por contar.
Pero hace más de un mes que cada vez que me siento frente a la máquina y abro la página en blanco de Word, me quedo tan en blanco como esa página.
Recién me pasó lo mismo. Hoy tengo tiempo y decidí escribir, pero por la ventana de este laboratorio se ve tan lindo el jardín y las plantas, que se me fue la mirada por ahí y el pensamiento atrás de la mirada.
Creo que esto me pasa por tener tiempo. Reconozco que las cosas fluyen de mí cuando estoy bajo presión. Cuando tengo que terminar de escribir una obra de teatro para empezar los ensayos y ya no queda más tiempo, cuando espero y espero la idea de un texto hasta que me aparece de repente y tengo pocas horas para escribirlo. Ahí sí. Los dedos vuelan por las teclas.
Cada uno de los que escriben tendrá su motivación y su fuerza. No hay recetas.
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