Largamos
bien temprano con la aplicación de las inyecciones a una vaca que estamos
preparando para hacer un lavaje uterino y recolectar embriones. Estaba fresco y
con lloviznas intermitentes. El camino con algunos huellones pero firme, así
que llegar no fue gran problema. De ahí nos fuimos hasta el campo de Carlos,
para arreglar varios animales con desperfectos. Atendimos primero una vaca
Angus con un trauma lumbo-sacro, que le provocaron los toros en sus afanes
amorosos. Después un toro con una lesión grave en una pezuña, que lo hacía
caminar con una mano en el aire, y para terminar, nos presentaron otro toro con
un tremendo golpe en su pata trasera derecha. Seguramente estuvo peleando con
otro por alguna vaquita en celo.
Dejamos
ese campo y en el viaje hacia lo de Luis, nos tomamos unos buenos mates con el
infaltable equipo que siempre habita en la camioneta, mientras escuchábamos
Radio 10. Ahí tuvimos que curar un toro que, en su empeño por llegar hasta una
señorita ardiente, saltó un alambrado y quedó enganchado con las dos patas
durante los días del fin de semana. Cuando lo encontraron, cortaron los
alambres, pero ya no podía caminar. Ahora está parado e intenta golpear a todo
el que se acerca. Incluso a nosotros. Fue una hazaña con lazo y sogas, agarrarlo
para poder hacer el tratamiento.
Al
llegar de vuelta a San Manuel nos esperaban con un perro Border Collie con las
glándulas perianales obstruídas. Feo problema. Hay que evacuarlas manualmente y
el olor es fatal. Cuando terminamos, el animal se retiró tranquilamente con
algún ardor en las partes y nos saludo con un revoleo de cola. Espero que ande
bien.
A
la tarde nos tocó atender un perro con el ojo en compota. Un gato resabiado le
clavó una uña en la conjuntiva así que nos esmeramos en la reparación. Después
operamos otras dos perras haciendo unas elegantes ovariectomías, lavamos todo
el quirófano con cuidado hasta que quedó bien coqueto, renovamos el mate y
volvimos a salir al campo para tratar la vaca que ya les conté al principio.
Cuando
volvimos ya estaba anocheciendo. El sol se escondió entre los colores rosados y
naranjas que ven en la foto de arriba. Lindo día
Jorge:
ResponderEliminarHace mucho que no pasaba a comentar por el blog, pero sigo siendo una fiel lectora.
Quería contarte que desde hace dos meses tengo una nueva mascota en mi casa citadina (pueblo grande o ciudad chica, para ser precisa).
Una hermosa ternera colorada habita el patio porque su mamá no la podía alimentar y no logramos que ninguna de las otras vacas la adopte.
Debo decir que ha sido una hermosa experiencia criar a este bichito que parece una mascota más por como se comporta (travesuras incluídas).
Me sorprendió ver que podía ser como cualquier perro y venir cuando la llamo o estirar la cabeza cuando le rasco el cuello como hacen mis gatos.
La vamos a extrañaar cuando vuelva al campo, pero la señorita va a ser grandota como sus parientes y va a estar complicado que se siga quedando en mi casa :D
Saludos!
Hola Dayana!!! Es increíble lo que aprenden los animales criados con la gente. Hay terneros que se acostumbran a que los chicos los monten y son como caballos mansos, otros descubren como abrir la puerta del galpón donde se guarda el alimento y hasta vi uno que intentaba usar la bomba de mano para sacar agua apoyando la pezuña, pero no concretaba la maniobra por falta de dedos... ¡Increíble! Como te decía antes. Un saludo desde acá para allá
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