Mi camino por las sierras de San Manuel
Me gusta correr. Salgo siempre que puedo, sobre todo
en épocas de días largos, porque en invierno, entre las pocas horas de luz y
los grandes trabajos programados de tacto y revisación de toros, es más difícil
encontrar el hueco para ir, aunque sea una hora, a correr por las sierras.
Hoy es domingo de Pascuas, así que en cuanto vi que
la mañana estaba más que linda, con poco viento y una temperatura justa, me
organicé para salir.
Llegué al pie de un cerro donde tengo un buen
sendero para andar y en cuanto me bajé de la camioneta, abrí el teléfono para
hacer andar la aplicación de Nike ¡Pero la aplicación no estaba!
¡Margarita! Pensé enseguida. Mi hija menor estuvo
ayer “organizándome” el teléfono y seguramente, con sus inocentes ocho años, habrá
pensado que esa aplicación no servía para nada. Al principio lamenté la pérdida
de más de seis meses de información de carreras y lugares por los que anduve,
pero después me calmé, respiré hondo y decidí disfrutar el trote “sin marcas”
por primera vez en mucho tiempo.
La verdad que estuvo muy bueno. Hice un recorrido más
largo que lo habitual y fui mirando el paisaje que, según mis cálculos, ha de
ser el más lindo del mundo.
Tanto me gustó, que estoy pensando en alternar
algunas carreras con los registros habituales, y otras libres al azar y los
vientos, como la de hoy.
Y por si esto fuera poco, al volver a la veterinaria
instalé de nuevo la aplicación borrada, y allí aparecieron todos los datos que
creí perdidos. Un día redondo.
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